Pensar la libertad

Presentación y programa

Pensar la libertad

Una de las evidencias más notables que nos ofrece la historia humana, frente al curso vital de las demás especies animales, es su fecundidad cultural. En la historia, en el transcurso de los acontecimientos humanos, se observa una capacidad de innovación singular, acumulativa y original. La historia humana es una aportación de novedades.

Nuestra especie no se ha limitado a una adaptación forzosa al medio. Ha sabido contar con una realidad objetiva -la naturaleza de las cosas-, medirse con ella y asumirla hasta transformarla.
El ser humano manifiesta que la naturaleza se trasciende precisamente cuando no se la traiciona. La especie humana no marca a sus miembros pautas fijas e innatas de conducta, sino que ofrece un amplio margen para la autodeterminación de cada individuo. Esa capacidad es lo que conocemos con el nombre de libertad.

La libertad es la propiedad más
característica y esencial de la naturaleza humana, de su apertura a la realidad. Consiste en poder elegir, en poder disponer de uno mismo por medio de las propias acciones. En ella se pone de manifiesto el protagonismo y la responsabilidad del ser humano en la configuración de su biografía, de su vida personal, en el contenido y la orientación de su vida. En la libertad se manifiesta precisamente, de modo muy nítido, lo que significa ser persona, ser alguien.

Pero que la humana sea una naturaleza “abierta” no implica que el hombre pueda ejercer su libertad y autodeterminarse de forma ilimitada, como si fuera el creador de sí mismo. La libertad forma parte de la naturaleza humana, de la verdad del hombre, y ha de contar con ella. Lo contrario lleva al desequilibrio e incluso a la destrucción.

Al ser adecuadamente orientada desde la verdad y cultivada por medio de la virtud, la libertad se convierte en don de sí, en creatividad, en amor que confiere novedad todas las cosas porque es fuente de sentido. La verdad, se ha dicho, nos hará libres. No se trata solamente de buscar la verdad sino de realizarse a partir de ella. La verdad conmueve nuestra vida y se convierte en una fuente de inspiración capaz de impulsar a la persona hasta la autodonación. Y esto es el amor. Lo contrario es la avaricia, el egoísmo estéril, vivir en la trivialidad, en la existencia gris de una vida encerrada en sí misma, intrascendente.

Georges Bernanos, en su libro Libertad, ¿para qué?, habla de ciertas formas de “anemia espiritual” que asfixian la libertad de raíz, bajo la presión de sutiles y contundentes formas de totalitarismo. Para él la mayor amenaza contra la libertad no está en la opresión directa del poder, sino en la indiferencia, en que no se lleguen a estimar la verdad y la libertad, y se prefieran, por ejemplo, la comodidad, el lujo, el dinero o la tranquilidad. Es el miedo a la responsabilidad.

Y así, la idea de libertad se aplica cada vez más a banalidades intrascendentes, mientras que el ejercicio de la verdadera libertad, que es la responsable orientación al bien y la verdad, agoniza. Salustio escribía ya que la mayoría de los hombres no quieren en realidad ser libres; prefieren tener buenos amos.

Estamos sin duda ante uno de los temas nucleares sobre los que merece la pena reflexionar para comprendernos a nosotros mismos y, sencillamente, para vivir.

PROGRAMA



SÁBADO 8 de febrero

Mañana:

Ponencia y coloquio
“LA LIBERTAD Y SUS DIMENSIONES”

Prof. Iñaki Ilundáin
Centro Superior de Estudios Teológicos “San Miguel Arcángel” de Pamplona.

Tarde:

Videoforum:
EL SHOW DE TRUMAN (Peter Weir, 1998)
(Reparto: Jim Carrey, Laura Linney, Ed Harris, Natasha McElhone)

DOMINGO 9 de febrero

Mañana:

Coloquio (Conclusiones, experiencias, proyectos...)

Visita a Guadalajara

Visita a Guadalajara

Comida y regreso