Tema 3: Metodología y Epistemología

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Tema 3: Metodología y Epistemología

La Metodología (o Epistemología) es el estudio filosófico de los métodos que sigue la razón humana en los ámbitos científicos. Entendemos aquí la ciencia en sentido amplio, es decir, todo estudio racional riguroso que intenta averiguar las causas de las cosas.

1.- LA DEFINICIÓN

La definición es el modo, riguroso en lo posible, de expresar brevemente la esencia o naturaleza de una cosa, o la significación de un término.

Definir es lo mismo que delimitar. Con la definición establecemos la frontera que diferencia a una cosa de todas las demás. Esta delimitación supone establecer las cualidades por las que algo es lo que es, y no es otra cosa distinta. (Aquello por lo que una cosa es lo que es y no es otra cosa, es lo que comúnmente se llama su esencia o naturaleza)

Clases de definiciones:

Nominal (etimológica, sinonímica) y real (descriptiva, causal, esencial)

  1. Definición nominal: Intenta averiguar el significado de un término. Es de dos tipos:

    a.1) Etimológica: indica el origen de una palabra. (Sintonía, mismo tono, mismo sonido; teléfono, hablar a distancia; geología, estudio de la tierra…)

    a.2) Sinonímica: Remite al significado de otra palabra más conocida (sutil: imperceptible; negligente: descuidado; paradigma: modelo)
  2. Definición real: Manifiesta la naturaleza o esencia de una cosa. Es de tres tipos (descriptiva, causal, esencial):

    b.1) Descriptiva: Definición que manifiesta las propiedades y características accidentales de una cosa, pero de forma que pueda reconocerse sin error.

    Las descripciones son usuales en el método inductivo y en toda investigación en general: a partir de datos singulares o particulares se busca una conclusión o caracterización de mayor alcance. Primero se describe el hecho o el dato, luego se estudia, por medio de comparaciones o analogías, y luego se saca una conclusión: una ley, un modo característico de reconocerse…

    b.2) Causal: Definición que manifiesta las causas de la cosa.

    Una causa es aquello que se requiere de modo necesario y suficiente en la producción de algo, que se llama efecto. La causa interviene positivamente en la producción.

    (Ha de distinguirse la causa de la mera condición y de la ocasión. La condición es un factor o requisito necesario que permite a la causa la producción del efecto, pero que no basta por sí mismo para dicha producción. Por otra parte, la ocasión sólo es una circunstancia favorable para la producción del efecto)

    Hay dos tipos de causas: intrínsecas y extrínsecas.

    • Causa intrínseca es la que forma parte constitutiva de la cosa misma. Son dos:

      - la materia de la cosa (aquello de lo que está hecho, y que responde a la pregunta “¿de qué…?”)
      - la forma o estructura (el modo específico en que está constituido algo, y que responde a la pregunta “¿Qué es, en qué consiste, cómo es…?”)
    • Causas extrínsecas: son aquellas que no forma parte constitutiva de la cosa misma y que persisten con independencia del efecto. Son dos:

      - Causa eficiente: el sujeto agente, el que hace o produce el efecto. Responde a las preguntas: “¿quién lo ha hecho, por qué esto es así?”
      - Causa final: es la meta o propósito que se persigue con la producción o realización de algo. Responde a la pregunta: “¿para qué…?”
    De acuerdo con lo anterior, podemos distinguir varios tipos de definiciones causales: material (Ejemplo: El aire es un compuesto de oxígeno y nitrógeno), formal o esencial (Ejemplo: El triángulo es un polígono de tres lados), eficiente (ej.: La bilis es un jugo segregado por la vesícula hepática), y final (Ej.: El cuchillo es un instrumento o herramienta que sirve para cortar.)

    b.3) Pero por su especial importancia, la definición formal o esencial se considera una modalidad aparte, incluso la modalidad de definición por excelencia. Es la que expresa lo que de modo específico es una cosa, su esencia. Toda buena definición tenderá a expresar la esencia de lo definido.

Condiciones de una buena definición.-

  1. Lo definido no debe entrar en la definición. De lo contrario, no se aclara su significado.
  2. La definición debe ser más clara que lo definido. De este modo ayuda a profundizar y a ampliar realmente nuestro conocimiento.
  3. La definición debe convenir a todo lo definido y sólo a lo definido. De lo contrario resulta confusa o insuficiente.
  4. A ser posible, no ha de ser negativa (aunque a veces no hay más remedio: Por ejemplo, la “nada” es “lo que no existe”).
  5. A ser posible, ha de ser breve.

No es una forma adecuada de definición empezar diciendo: “Es cuando…” En lo posible, una buena definición ha de ofrecer el género y la especie a los que pertenece lo definido.

Se llama género a una cualidad que conviene a un tipo de seres u objetos, de manera amplia, a la vez que a otros distintos. Por ejemplo: un triángulo es un polígono. El género sitúa al objeto, pero no lo diferencia plenamente. Nos dice a qué tipo de ser corresponde, pero sin marcar sus peculiaridades. Una definición “demasiado general” suele ser insuficiente, por imprecisa.

Especie es lo nuclear en el modo de ser de una cosa, y afecta solamente al tipo de objeto que estamos definiendo. Así, triángulo es un polígono de tres lados. Es una concreción dentro de la “comprensión” o significado del género. La especie incluye “dentro de su comprensión” al género. (Ser triángulo supone ser un polígono). Normalmente, la especie es lo que mejor define a la cosa. Suele hablarse también de la diferencia específica, para referirse al rasgo exclusivo que determina la especie. Así, una cuchara es un “utensilio doméstico que sirve para llevar alimentos a la boca” (género), “con una concavidad en un extremo en la que puede recoger líquidos y llevarlos a la boca” (diferencia específica).

Además de las cualidades específicas, que normalmente constituyen la esencia, hay otras propiedades que pueden entrar en una definición, pero que no son tan importantes. Una propiedad puede ser incluso necesaria, pero no suficiente, para expresar la esencia o naturaleza de algo. Por ejemplo, sólo el ser humano puede reír, pero esta peculiaridad no define lo esencial de él. Un lapicero puede ser un instrumento alargado, pero no es eso lo que lo define más propia y específicamente. Esas propiedades no bastan para definir al objeto. Además es posible que haya otras características, llamadas accidentes, que son aquellas que pueden darse o no, de hecho. P. ej.: que un lápiz sea de un color u otro, que tenga o no tenga mina, que sea cilíndrico o estriado, no hace a un lápiz “más” o “menos” lápiz. Las dimensiones de un triángulo no le hacen “más” o “menos” triángulo, etc.


La especie da concreción y precisión al género. Le añade significación y reduce su extensión para ceñirse sólo a lo definido.

La diferencia específica es lo que tiene de exclusivo una especie, respecto de otras especies del mismo género.

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2.- LA DIVISIÓN Y LA CLASIFICACIÓN

Se trata de dos operaciones científicas complementarias. La clasificación va de los individuos a la agrupación. La división distribuye un todo en las partes que lo integran, de acuerdo con algún criterio.

Condiciones para una buena división.-

  1. Ha de hacerse en todo caso desde un mismo criterio o punto de vista.
  2. Debe ser completa, es decir, la suma o unión de las partes ha de equivaler a la totalidad.
  3. Debe hacerse por miembros que se excluyan unos a otros (como consecuencia de la condición nº 1)
  4. Ha de ser ordenada, es decir, ha de ir desde las partes más generales a las menos generales.
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La clasificación agrupa objetos individuales en especies y en géneros de mayor extensión hasta llegar a un conjunto total. Las clasificaciones suelen ser de dos tipos:

  1. Artificial o convencional: Se basa en criterios o aspectos accidentales o se establece por medio de una convención o acuerdo. (Clasificación de libros por tamaños o colores; de colores en “fríos” o “cálidos”; de actividades profesionales por orden alfabético, etc.)
  2. Natural: Se funda en la misma naturaleza de las cosas: notas o cualidades específicas de los objetos clasificados. (Clasificación de las figuras geométricas por el número de lados, de animales por su forma de reproducción, de países o regiones por su clima, etc.)

Las condiciones para una buena clasificación son las mismas que las de la división.

Clasificación y división son empleadas por todas las ciencias, si bien la clasificación suele ser más propia de procesos de investigación y de tipo inductivo, y la división lo es más de procesos deductivos y de explicación.

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3.- LA DEMOSTRACIÓN

La demostración es un tipo de razonamiento que pone de manifiesto la verdad de una proposición o juicio (al que se llama tesis) mediante otras proposiciones o enunciados reconocidos como verdaderos (a los que se llama principios), de los cuales necesariamente se deriva.

Toda demostración ha de ser a la vez correcta (desde el punto de vista lógico, rigurosa, respeta las leyes lógicas, no incurre en contradicción) y además verdadera (ha de ser conforme con la realidad). Es un proceso de la mayor importancia metodológica en todos los ámbitos del saber.

Los elementos de la demostración son la tesis (el enunciado cuya verdad ha de ser probada), los principios (los enunciados en los que se funda la tesis, verdades evidentes o ya demostradas, que respaldan la verdad de la tesis), y el razonamiento mismo, es decir el proceso lógico mediante el que se ponen en relación la tesis y los principios.

Los principios de la demostración pueden ser de dos tipos.

  1. Principios inmediatos: son los propios de una demostración concreta.
  2. Principios mediatos: son de orden superior a los inmediatos y los respaldan. Estos, a su vez, remiten a los llamados primeros principios, comunes a toda demostración, ya que son en realidad los que respaldan el razonamiento humano. Siempre que razonamos de manera correcta nos basamos en los primeros principios.

Los primeros principios tienen tres características:

  • Son originarios, es decir, son el fundamento último de toda demostración.
  • Son evidentes en sí mismos. Evidente significa que salta a la vista. Evidencia es sinónimo de claridad intelectual o sensible. (Por ejemplo, es evidente para la razón que el todo es mayor que las partes, o que dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí).
    [La presencia de una realidad que se muestra inequívoca y claramente a la inteligencia, es lo que se conoce con el nombre de evidencia. Todos experimentamos alguna vez que lo conocido se nos muestra con tal nitidez y claridad que no podemos dudar aunque quisiéramos hacerlo; y aunque de hecho podamos dudar ante lo evidente si nuestra voluntad se empeña, o por la obcecación del apasionamiento (“no hay peor ciego que el que no quiere ver”, como suele decirse), eso es contra la inclinación natural del entendimiento.
    El asentimiento de nuestra inteligencia ante lo evidente lo lleva ésta a cabo por la claridad con la que aparece el dato real que constituye el contenido del juicio o la proposición. Dicho contenido objetivo provoca la adhesión de nuestra mente.
    La evidencia, naturalmente, admite grados: Hay datos más evidentes que otros, y muchos no son igualmente evidentes para todos (un sabio matemático puede hallar muy evidentes ciertos teoremas que a otras personas no se lo resultarán tanto).
    Hay verdades que resultan directa e inmediatamente evidentes, por medio de una intuición sensible (la constatación de una cualidad sensible: un color, un dolor, o un sonido, por ejemplo) o intelectual (“una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto”, “dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí”, “si A es mayor o igual que B, entonces B es igual o menor que A”, etc.) Hablamos entonces de una evidencia inmediata.
    Otras, en cambio, se obtienen por medio de un razonamiento, a partir de verdades ya conocidas con anterioridad. Por ejemplo: “Si todos los planetas de nuestro sistema giran alrededor del Sol, entonces los satélites de cada uno de ellos, y por lo tanto la luna, también.” En este caso nos hallamos ante una evidencia mediata.
    Las leyes lógicas nos aseguran que si partimos de una afirmación verdadera, y razonamos correctamente, las conclusiones que de ella se sigan también serán verdaderas. Cuando esto se comprueba, dichas conclusiones nos ofrecen una evidencia real, aunque derivada. Las demostraciones gozan de evidencia mediata. Y en última instancia, si reconocemos la verdad de nuestros juicios y enunciados es porque, de modo directo o indirecto, pueden apoyarse en alguna evidencia.
    ]
  • Son indemostrables, no se pueden demostrar. Como los primeros principios sirven de respaldo a los demás, no nos pueden remitir a otros principios más claros, porque ellos son los más claros.

Afirmar que “todo es demostrable”, o que “hay que demostrarlo todo” es caer en una contradicción, porque en el proceso de la demostración tendríamos que remontarnos a otros principios más fundamentales, pero eso abre un proceso al infinito, de manera que nunca llegaríamos a demostrar nada: Paradójicamente, en efecto, afirmar que “todo es demostrable” implica que “nada es demostrable”, ya que los principios que respaldan a los demás no pueden apoyarse a su vez en otros principios, porque éstos a su vez deberían apoyarse en otros más claros, éstos a su vez en otros, y así sucesivamente. Los principios que respaldan a los demás tienen que ser evidentes, patentes por sí mismos al entendimiento.

Puede, no obstante, hablarse de unos “primeros principios comunes a todas las ciencias” (serían los principios primeros, propiamente dichos, en los que se apoya todo razonamiento) y de otros “primeros principios propios de determinadas ciencias”.

a) Principios comunes a todas las ciencias (son el fundamento de todo razonamiento válido):

  • PRINCIPIO DE NO CONTRADICCIÓN:

“Ninguna cosa puede ser y no ser a la vez”
(al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto)

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Si una cosa es esto, no puede ser su negación. Podrá serlo bajo otro aspecto, pero no en el mismo aspecto y al mismo tiempo. La razón de esto es que las cosas son lo que son. El fundamento de este principio es que el pensamiento se adecua a la realidad. Si este principio no existiera, todo se confundiría (lo mismo daría afirmar que negar algo: ser amigo y enemigo; ser verdadero y falso; decir una cosa y negarla a la vez) y, en rigor, no sería posible el saber. Si una cosa fuera contradictoria consigo misma carecería de consistencia, toda distinción sería imposible; nada se distinguiría o diferenciaría de nada.

  • PRINCIPIO DE IDENTIDAD. Es consecuente y correlativo del principio de no contradicción (como la otra cara de la misma moneda):

“El ser es el ser”
(una cosa es lo que es, es idéntica a sí misma)

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Toda cosa es idéntica a sí misma, bajo el mismo aspecto y a la vez, y así lo comprendemos y juzgamos. Para algunos, no habría propiamente hablando una distinción real entre el principio de identidad y el de contradicción, puesto que en el fondo se implican mutuamente y vienen a decir lo mismo.

También se suelen añadir otros dos principios primeros más, correlativos con los anteriores:

  • PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE:

“Una cosa, si ocurre, tiene que haber alguna razón por la que ocurre, por la cual es así y no otra cosa”
(porque de la nada, nada sale o se sigue)

Si algo es como es, ha de haber algún motivo que le hace ser como es, bien en su naturaleza, bien por alguna causa.

  • PRINCIPIO DE TERCIO EXCLUSO:

“Entre el ser y el no ser no hay término medio”:
o se es o no se es.

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Para una consideración atenta, estos principios resultan evidentes. En ellos se basa la estructura lógica del pensamiento, y permiten pasar de un juicio o enunciado a otro con verdad; y, por supuesto, distinguir entre sí la verdad de la falsedad. Gracias a que una cosa no puede “contradecirse consigo misma”, podemos reconocer lo que es verdad (lo que se adecua a lo que la cosa es) y lo que no lo es.

b) Principios propios de determinadas ciencias.

Son principios mediatos, aunque dentro del estricto ámbito de cada ciencia suelen considerarse “primeros principios” de ésta. Pueden ser de dos tipos:

  • AXIOMAS: Se trata de enunciados verdaderos, indemostrables y evidentes. (Por ejemplo, en geometría, “la línea más corta entre dos puntos es la recta”). En muchos casos, simplemente, se muestran y resultan claros. En otros casos –por ejemplo en modelos geométricos no intuitivos- se admiten de forma convencional como verdaderos, con lo que se acercan al concepto de postulados.
  • POSTULADOS: Son principios no plenamente evidentes, pero que se muestran como “exigencias ineludibles” (del tipo: “esto tiene que ser así”). Un postulado es una proposición, un enunciado que se propone como principio y que explica adecuadamente determinados fenómenos o propiedades.

Es el caso, por ejemplo, de la teoría de la relatividad. Si no fuera por ella, habría una serie de fenómenos físicos inexplicables. En el ámbito de la ética, por ejemplo, la existencia del deber moral exige ( = postula) la existencia de la libertad en la persona: no tendría sentido que alguien deba hacer algo en lugar de lo contrario, si no tuviera la capacidad de hacer ambas cosas.

Algunos postulados nacieron como simples hipótesis de trabajo o suposiciones con cierto fundamento, pero se han visto indirectamente confirmadas por determinadas experiencias, si bien su claridad no es total. En este caso, estos postulados son supuestos con un carácter más bien provisional, pendiente de demostración.

Tipos o clases de demostración

Una primera división sería la que distingue entre demostración directa e indirecta.

La demostración indirecta, también llamada “por reducción al absurdo”, prueba una cosa mostrando el absurdo que se seguiría si no fuera verdad. Por ejemplo, el principio de conveniencia (“dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí”) se demuestra indirectamente cuando se advierte que negarlo sería absurdo. Algo semejante puede hacerse con las afirmaciones evidentes.

La demostración directa es la que expresa cómo una tesis se sigue de determinados principios verdaderos. Aquí podemos distinguir varios tipos de demostración, según el criterio que apliquemos:

a) Atendiendo a qué es lo que se demuestra (lo demostrado):

  • Demostración “quía”: muestra simplemente el hecho, sin decir el porqué. Por ejemplo, el diagnóstico de una enfermedad, sin saber cómo o por qué se ha adquirido.
  • Demostración “propter quid”: Se muestra el porqué del hecho. Por ejemplo, en el caso anterior, el diagnóstico incluye una “etiología”, estableciendo cuál es la causa de la adquisición de la enfermedad.

b) Atendiendo al modo como se demuestra:

  • Demostración “a priori” (de antemano): Prueba los efectos por sus causas, va de la causa al efecto. Por ejemplo, se calcula la trayectoria de un planeta y se sabe que en un momento determinado se va a producir un eclipse de sol (conociendo la causa, sabemos el efecto que se va a producir). Es un tipo de demostración propter quid.
  • Demostración “a posteriori”: Prueba las causa por los efectos. Va de los efectos a su causa. Es el caso de quien descubre una enfermedad a partir de los síntomas (es un tipo de demostración quia)
  • Demostración “a simultáneo”: Se prueban las propiedades de una cosa en virtud de la naturaleza de dicha cosa, o de aspectos correlativos de ella. Son, entre otras, las demostraciones propias de la matemática y de la geometría: de la naturaleza de un triángulo se sigue que sus ángulos suman 180º, y de la de los cuadriláteros el que sumen 360º.

¿Qué tipo de demostraciones son las siguientes?:

  • Un meteorólogo anuncia lluvias.
  • El teorema de Pitágoras.
  • La demostración policíaca de que una persona fue el asesino, a través de las huellas dactilares.
  • A partir de los restos arqueológicos, la datación de una batalla.

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4. LOS MÉTODOS CIENTÍFICOS. EL MÉTODO EXPERIMENTAL. CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS.

4.1.- LOS MÉTODOS CIENTÍFICOS

Etimológicamente, “método”, del griego, significa camino recto. Es el conjunto de procedimientos racionales que se siguen en la investigación científica y en la demostración de la verdad.

La ciencia es un saber metódico, su rigor se apoya en el uso sistemático de determinados métodos. Algunos de ellos son comunes a todas las ciencias y otros son más específicos de determinadas ciencias. De los métodos comunes cabe destacar la inducción, la deducción, el análisis y la síntesis. En ellos se trabaja implícita y explícitamente con definiciones, clasificaciones, demostraciones...

La inducción es una forma de razonamiento que consiste en partir de unos datos particulares para remontarse a conclusiones de mayor extensión. Normalmente se emplea en las ciencias experimentales.

La deducción es una forma de razonamiento que parte de afirmaciones generales o universales para llegar a conclusiones de alcance más restringido, o al menos de no mayor extensión. Es habitual en ciencias de tipo formal, en las matemáticas, etc.

El análisis es una forma de conocer que procede de lo más complejo a lo más simple. Analizar es descomponer un principio o un fenómeno complejo en sus elementos constitutivos, con el fin de conocerlo mejor. Es muy habitual en las ciencias naturales, aunque no es exclusiva de ellas.

La síntesis es un procedimiento que va de lo más simple a lo más complejo. Recompone los elementos para establecer una visión integrada e integral de todos ellos, en una unidad. Se llama síntesis, también al resultado de este proceso, a la visión integradora final. Ha de evitarse siempre el peligro de la simplificación. Las buenas síntesis integran de manera coherente los datos esenciales de un fenómeno o de una teoría.

4.2.- EL MÉTODO EXPERIMENTAL

También se denomina método “hipotético deductivo” o empírico. Es un procedimiento que, con distintas variantes, viene empleando la ciencia moderna (del siglo XVII en adelante) de manera sistemática y con notable éxito.

1) En primer lugar se parte de la observación de hechos o datos de la experiencia sensible. En un primer momento la observación era directa, más tarde se realiza de manera muy significativa por medio de aparatos.

2) La observación de un fenómeno suele plantear unos interrogantes, ante los cuales se lanza una hipótesis, una explicación provisional o suposición.

3) Formulación matemática. Se intenta formular matemáticamente la hipótesis, cuantificándola en la medida de lo posible, por medio de una matematización de los elementos del fenómeno.

4) Verificación. Se lleva a cabo por medio de experimentos, que son experiencias provocadas bajo control. El experimento intenta ser expresión, en condiciones favorables para la verificación (situaciones de laboratorio), de fenómenos que no se dan habitualmente de ese modo en la naturaleza.

5) Si la hipótesis es verificada, es decir, si el experimento crucial (= representativo) correspondiente confirma lo previsto en la hipótesis formulada, se llega a una conclusión firme, que se denomina “ley científica”. Una ley científica es un enunciado o principio comprobado, una afirmación contrastada en la experiencia. Un experimento válido, para ser reconocido como tal, ha de poder ser reproducido en las mismas condiciones. Ha de ser objetivo. Si no se verifica una hipótesis, se desecha, o bien se modifica si ello parece conveniente, y en este caso se vuelve a llevar a la experimentación.

6) Una serie de leyes relacionadas sistemáticamente entre sí, que vienen a explicar coherentemente un tipo de fenómenos, constituyen lo que se llama una teoría científica, que constituye un modelo explicativo del aspecto de la realidad estudiado.

A veces -por desgracia muy habitualmente-, se denomina a determinadas hipótesis no comprobadas con el término teorías (que se supone tienen cierto fundamento demostrativo), lo cual lleva a serias confusiones, especialmente en el ámbito no especializado de la divulgación. En otros casos, dentro de una “teoría” se incluyen aspectos comprobados y otros que no lo están, de manera que a veces éstos pasan por verdades demostradas.


En determinados campos de la ciencia, sometidos a frecuentes cambios, los conceptos suelen estar indefinidos, y las leyes y teorías presentan una gran provisionalidad. Al mismo tiempo, nuevas hipótesis, a veces muy audaces y extrañas, irrumpen de forma espectacular, creando grandes expectativas, a veces no fundadas. [MOHR, M. (1979): “The ethics of science”, International Science Reviews, 4: 45.]

No hay que olvidar que detrás de determinadas líneas de investigación existen serios intereses económicos. Por eso no es de extrañar que se insista en la honestidad ética de los científicos: “Sé honrado; nunca manipules los datos; sé preciso; sé imparcial con respecto a las prioridades; no tengas prejuicios frente a los datos y las ideas de tu rival; no hagas componendas (trampas) al tratar de resolver un problema.”

[CHARLES BABBAGE (1871+), matemático inglés, definió varios tipos de adulteración en la ciencia: “Falsificación”: se registran observaciones que nunca se han realizado, mintiendo sobre los datos experimentales, se inventan datos y experimentos no realizados. También se incluye aquí el plagio, en el que se utilizan datos e ideas de otros investigadores sin mencionar la fuente. “Adorno”, “maquillaje”, “apaño”: Se manipulan los datos para hacerlos lucir mejor, o se exagera el número de ensayos realizados. “Cocinado”: Se escogen sólo los datos que mejor se ajustan a la hipótesis, y se descartan los que no, o se omiten las verdaderas condiciones del experimento. También se denomina este fraude “decantación”. (Cfr. KOHN, A.: Falsos profetas. Fraudes y errores en la ciencia. Ed. Pirámide, Madrid,1988, pp. 18-19)]

Se llama cientificismo o positivismo a una visión o línea de pensamiento reduccionista que atribuye exclusivamente fiabilidad al conocimiento propio de las ciencias experimentales, y que sostiene que sólo lo experimentado puede aceptarse como verdadero. Es un reduccionismo, una simplificación injustificada en la que se reduce una realidad rica y compleja a sólo alguna de sus dimensiones o aspectos.

Esta concepción de la ciencia y del conocimiento se ha extendido en determinados ambientes, pero es falsa. No todo en la realidad es experimentable. La ciencia experimental es ciertamente una forma válida y fecunda de conocimiento, pero no agota las formas de conocer. Hay aspectos en la realidad que no se dejan verificar y no por ello son menos reales, y el modo de estudiarlos, sin recurrir al método experimental, permite alcanzar datos verdaderos. Por otra parte, la afirmación “sólo lo experimentado es verdadero” no se puede experimentar..., con lo cual se descalifica a sí misma.

4.3.- CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS

Históricamente, todas las ciencias o saberes racionales se incluían en un mismo ámbito, la sabiduría o filosofía, que después pasó a ser denominado “Artes liberales” (frente a las artes serviles o aplicadas, las técnicas y artesanías, y más tarde, también, a las “bellas artes”). A lo largo de la historia, se fueron especializando y separando de la Filosofía las diferentes ciencias que conocemos.

Normalmente, los aspectos teóricos del saber son los propiamente llamados “filosóficos”.

1) Ciencias de la naturaleza:

  • Ciencias que se aplican sobre fenómenos y cuerpos inertes, físicos o químicos: Ciencias de la materia (Física, en todas sus ramas, Química, Geología...) (Últimamente suele utilizarse el impropio término de “ciencia dura”; el resto serían “ciencias blandas”)
  • Ciencias que se aplican al ámbito de los seres vivos u organismos: Ciencias de la vida y ciencias de la salud (Biología, Medicina...)

Se suelen llamar también ciencias experimentales, por el método que emplean. Pero este método también se utiliza en otros campos del conocimiento científico.

2) Ciencias del espíritu:

Tienen que ver directamente con el ser humano y sus realizaciones: Ciencias sociales (Eco­no­mía, Sociología, Historia, Geografía, Ciencias Jurídicas...), Ciencias del lenguaje (Filología) Ciencias de la comunicación, Filosofía (Ética, Metafísica, Filosofía aplicada...), Ciencia teológica (estudio racional de la revelación y del hecho religioso)

3) Ciencias formales:

Las Matemáticas y la lógica. También suele incluirse aquí la Informática.

4) Ciencias aplicadas:

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Ingenierías, Arquitectura... En general, el ámbito de la Tecnología (también se incluyen a veces la medicina, la veterinaria, la dietética, etc., que podrían ser incluidas por otros motivos en apartados anteriores)

EJERCICIOS:

1.- ¿Qué es una definición? ¿Qué condiciones ha de reunir una buena definición?

2.- ¿Qué es una demostración? Defínela e indica sus elementos.

3.- ¿Se puede afirmar que todo es demostrable? ¿Por qué? ¿Y que nada es demostrable?

4.- El método experimental: ¿cuáles son sus fases? Explícalas.

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APÉNDICE

1) DOS EJEMPLOS DE APLICACIÓN DEL MÉTODO CIENTÍFICO: NEPTIUNO Y LA VACUNA DE LA VIRUELA

SUGERENCIA
Identificar dentro de ambas narraciones los pasos o fases del método científico experimental.

I. URBAIN LEVERRIER Y EL DESCUBRIMIENTO DE NEPTUNO
(O EL TRIUNFO DEL LÁPIZ Y EL PAPEL)

En 1781 William Herschel se convirtió en el primer hombre en descubrir un planeta en tiempos históricos. Este descubrimiento fue un tanto sorpresivo, ya que no se esperaba que hubiera un planeta más allá de Saturno. De hecho Urano iba contra el esquema de los sólidos platónicos propuesto por Kepler, que nada más tenía cabida para seis planetas alrededor del Sol. Sin embargo, ya en 1779 Herschel había estudiado todas las estrellas hasta la cuarta magnitud accesibles desde Inglaterra con los telescopios más potentes de su época. Herschel se había dado a la tarea de observar los cielos, con tal dedicación que era sólo cuestión de tiempo se topara con Urano.

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En contraste, el descubrimiento de Neptuno no fue fortuito, ya que se produjo como desenlace de una secuencia, en cierta manera lógica, de eventos. Desde el momento de su descubrimiento, los astrónomos empezaron a estudiar el movimiento de Urano, en buena parte debido a que, al encontrar cuánto tiempo tarda en dar una vuelta alrededor del Sol, las leyes de Kepler les dirían cuál es su distancia al astro rey. En tan sólo siete años, los científicos, produjeron tablas que indicaban donde debería encontrarse Urano en una fecha dada. Sin embargo, al paso de los años se encontró que Urano no seguía exactamente la órbita calculada y que alguna causa alteraba su movimiento. Varias explicaciones surgieron: ¿Habría sido golpeado por un cometa desde su descubrimiento? ¿Acaso tendría Urano algún satélite muy masivo, pero invisible? ¿No sería que las leyes de Newton fallaban a grandes distancias? O, porqué no: ¿Existía algún planeta invisible que perturbaba el movimiento de Urano?

En 1842 la Academia de Ciencias de Göttingen ofreció un premio a quien encontrara la solución del problema del movimiento de Urano. Tomando en cuenta esta circunstancia, no es tan casual como a veces se pretende que dos científicos hallaran la respuesta en forma independiente casi al mismo tiempo. Urban Leverrier había estudiado matemáticamente el problema del movimiento de los cometas, y sabía bien cómo tratar el problema de la órbita de Urano. El 18 de septiembre de 1846 completó sus cálculos y escribió a J. G. Galle, del observatorio de Berlín, pidiéndole realizar observaciones en un lugar del cielo donde predecía que el nuevo planeta debería estar. Cinco días después el planeta fue encontrado muy cerca de la posición predicha. El descubrimiento del nuevo planeta, que pronto llevaría el nombre de Neptuno, fue motivo de orgullo nacional en Francia, patria de Leverrier, orgullo que sufrió un pequeño golpe cuando se supo que los cálculos de Leverrier habían sido realizados un año antes por un matemático inglés.

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Después de graduarse de la universidad de Cambridge con los honores más altos de su generación, John Couch Adams aprovechó unas largas vacaciones para atacar el problema de Urano. En octubre de 1843 Adams encontró una solución, y en febrero de 1844 solicitó al Astrónomo Real datos más precisos sobre el movimiento de Urano. En septiembre de 1845 Adams hizo llegar a Airy, el entonces Astrónomo Real, los resultados de sus cálculos, muy similares a los que encontraría Leverrier un año después. Tanto Airy como Challis, astrónomo que ostentaba la prestigiosa Cátedra Plumiana en la Universidad de Cambridge, no prestaron la debida atención a Adams y el asunto pronto se convirtió en poco menos que una riña. Para frustración de Adams, poco tardó Galle en descubrir Neptuno usando los cálculos de Leverrier. Para colmo, en 1847 la Royal Astronomical Society de Inglaterra condecoró a Leverrier por los cálculos que llevaron al descubrimiento de Neptuno.

Finalmente, en un año la suerte empezó a hacer justicia a Adams, quien recibió el mismo premio que Leverrier el año anterior. Mas tarde, en 1861, Adams se convertiría en director del Observatorio de Cambridge.

Mientras que Urano fue encontrado de manera puramente observacional, Neptuno fue descu­bierto mediante el poder de las matemáticas, empleando lápiz y papel antes que telescopios. Los científicos adquirieron una enorme confianza y pronto quisieron repetir la hazaña. Sin embargo, el caso de Neptuno no volvió a ocurrir y el siguiente, y último, descu­brimiento de un planeta alrededor del Sol, el de Plutón, se produjo como resultado de innumerables observaciones siste­máticas del cielo.

El descubrimiento de Neptuno ha quedado como un triunfo único para la mecánica celeste. Por lo menos desde el punto de vista de la herramienta, ya que en esta era de las computadoras, ningún astrónomo llevaría a cabo los cálculos de Adams y Leverrier armado tan sólo de lápiz y papel.

II. EL DESCUBRIMIENTO DE LA VACUNA DE LA VIRUELA


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Edward Jenner (Berkeley, Inglaterra, 1749-1823) es llamado "el padre de la inmunología" y se dice que su trabajo "ha salvado más vidas que el trabajo de cualquier otro hombre".

En esa época la viruela era una peligrosa enfermedad para los humanos, produciendo la muerte a un 30% de los infectados y dejando cicatrices en los sobrevivientes o causándoles ceguera.

En 1768, el médico inglés John Fewster sospechó que la infección previa con la viruela vacuna hacía que una persona fuera inmune a la viruela, pero no consolidó experimentalmente su acertada intuición.

Edward Jenner observó también, algunos años más tarde, que muchos trabajadores de las lecherías padecían la enfermedad de manera leve y por muy poco tiempo, quedando al parecer inmunizados de caer nuevamente en ella.

Pensó entonces que tal vez el contagio de la viruela en el ganado era leve, que se podía contagiar a los lecheros a partir de las llagas ubicadas en las ubres de la vaca -por lo tanto en cantidades pequeñas, Jenner estimó la cantidad en unos unos 20 miligramos- y que se generaba una inmunidad en los humanos contagiados de este modo.

El 14 de mayo de 1796 Jenner tomó una cantidad pequeña -20 mgr.- de material infectado de llagas de viruela vacuna y la aplicó al brazo de un niño de 8 años, James Philipps, hijo de su jardinero. El niño enfermó durante varias días pero luego se recuperó totalmente. Al año siguiente, Jenner tomó material de una llaga de viruela humana y la aplicó al brazo del mismo niño. Y el niño no contrajo la enfermedad. Luego de esta primera prueba, Jenner repitió el experimento con otros 23 pacientes humanos, ajustando las dosis de material infectado y confirmándose los resultados; más tarde publicó sus descubrimientos. La contribución principal de Jenner no fue que inoculó a algunas personas con la vacuna sino, obviamente, que demostró que quedaron inmunes a la viruela -los experimentos que realizó Jenner, por cierto, no serían permitidos hoy en día ya que fueron realizados inicialmente en humanos-. Además, demostró que el suero de la viruela vacuna podría inocularse eficazmente de persona a persona, tomando pequeñas cantidades de las heridas ocasionadas por la reacción, y no solo directamente del ganado.

Así pues, la hipótesis fue confirmada satisfactoriamente: infectar a una persona con viruela vacuna inmuniza contra una infección de viruela humana.

Posteriormente, la comunidad científica pudo repetir los experimentos de Jenner y se obtuvieron los mismos resultados a gran escala, concretamente, en España. En efecto, en 1803, el rey de España Carlos IV, que había perdido a una de sus hijas por esta enfermedad, aconsejado por su médico de corte Francisco Javier Balmis, mandó organizar una expedición para extender la vacuna a todos los dominios de Ultramar (América y Filipinas). Además, en 1805 se promulgaba una Real cédula mandando que en todos los hospitales se destinase una sala para conservar el fluido vacuno.

Balmis partió de La Coruña en 1803 con 22 niños que iban a llevar el fluido vacuno en sus brazos hasta América y 2000 ejemplares de un tratado sobre la vacuna, para establecer Juntas de vacunación en las ciudades visitadas que garantizaran la conservación del fluido y la vacunación a las generaciones futuras. Era la primera vez en la historia que se preparaba lo que ahora llamaríamos una misión humanitaria de medicina preventiva, que dio el primer paso para la erradicación de la enfermedad en el futuro.

De esta manera se inventaron las primeras “vacunas”: aplicar una cepa más débil de un virus para inmunizar a la persona contra el virus más fuerte y dañino. Actualmente el mismo principio se utiliza para diversas enfermedades. El término “vacuna” proviene de esta primera forma de inmunización con un virus vacuno.

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2) LA ÉTICA DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

Nuestra época es una época de grandes avances científicos, lo que hace que esta forma de saber haya adquirido un gran prestigio. Sin embargo no hay que olvidar que la ciencia es en el fondo un “instrumento” en manos del ser humano y que, como tantos otros, se puede utilizar para bien o para mal.

Al mismo tiempo, la “buena prensa” de la investigación científica como actividad humana de singular repercusión da lugar a que se tomen como seguras todas las informaciones que sobre ella se ofrecen, sin la suficiente crítica. No faltan tampoco ejemplos de importantes fraudes en este ámbito.

Conviene no olvidar que por encima de la ciencia está el mismo ser humano y su dignidad de persona, lo cual exige que toda actividad científica se lleve a cabo respetando el orden moral. No todo lo que “se puede” hacer “se debe” hacer.

LA “OTRA CARA” DE LA CIENCIA ACTUAL
Hwang Woo-suk Inculpado
por Fraude en Investigaciones de Clonación


Mayo 22, 2006

Tema 3: Metodología y Epistemología

Cinco meses después de haber sido desterrado de la comunidad científica por haber cometido fraude en sus investigaciones, el antiguo héroe surcoreano de la clonación Hwang Woo-suk fue condenado esta vez por la justicia de su país. El que otrora fuera presentado como pionero de la clonación por haber supuestamente producido el primer embrión humano por clonación, fue inculpado el pasado 12 de mayo por fraude, malversación de fondos y violación de leyes bioéticas, enfrentando una posible condena de 5 años de prisión. Cinco otros miembros de su equipo han sido inculpados, tres por fraude, uno por violación de leyes bioéticas y otro por obstrucción y destrucción de evidencia. Según Geon Haeng Lee, uno de los siete abogados defensores, Hwang alega que ha sido falsamente acusado en algunos cargos que se le han imputado.

Según un representante de la fiscalía de Seúl, Lee In-Kyu, el antiguo profesor destituido de la Universidad Nacional de Seúl habría desviado 2,3 millones de euros de fondos públicos y privados destinados a sus estudios. En efecto, una parte de este dinero fue utilizado para retribuir a donadoras de óvulos, violando las leyes de la bioética. Adicionalmente, tres budistas surcoreanos le habían ofrecido la semana pasada más de 60 millones de dólares para continuar sus trabajos.

Despojado de todos sus títulos universitarios y científicos, y con la prohibición de efectuar trabajos de investigación, el ambicioso doctor Hwang, de 52 años de edad, ha sido declarado culpable a principios de año por haber falsificado dos hallazgos innovadores: la extracción de un linaje de células madre a partir de blastocistos humanos obtenidos por clonación (publicado el 12 de marzo en la revista Science) y la producción de once colonias de células madre derivadas de pacientes con lesiones de la médula espinal, diabetes o trastornos inmunológicos (publicado el 17 de junio de 2005 en la misma revista). Estos nuevos métodos tenían como fin el tratamiento de enfermedades degenerativas hoy en día incurables, tales como la enfermedad de Alzheimer y el Parkinson, con la creación de células y tejidos de reemplazo genéticamente compatibles a cada uno de los pacientes.

De hecho, según la fiscalía surcoreana, Hwang pidió a miembros de su equipo que falsificaran datos, incluyendo fotos, la cantidad de células progenitoras y los resultados de los análisis de ADN, que aparecieron en los artículos publicados en 2004 y 2005 en la revista estadounidense Science, la cual los retiró más adelante. Este caso pone en duda tanto la factibilidad misma de la clonación en humanos como las condiciones de validación de artículos científicos.

Según Kye Seong Kim, un investigador de la escuela de medicina de la Universidad de Hanyang, la comunidad científica de Corea del Sur parece estar tomando conciencia a partir de esta tragedia. A su parecer, las universidades surcoreanas comenzarán a inaugurar comités de ética e integridad en la investigación, entre otras reformas. Duck Hwan Lee, profesor de química de la Universidad Sogang en Seúl, considera que el gobierno surcoreano es parcialmente responsable, al invertir grandes cantidades de dinero en el proyecto de Hwang sin contar con suficiente información al respecto. Hwan Lee estima asimismo que el gobierno debe crear un sistema más transparente de financiamiento de la investigación, que se base en concursos abiertos más que en contactos personales.

Fuentes:

· C.M. Inculpation de Hwang Woo-suk, l'ancien héros sud-coréen du clonage. Le Figaro (Rubrique Sciences & Médecine). 15 de mayo de 2006. www.lefigaro.fr

· Wohn, Yvette; y Normile, Dennis. Korean Cloning Scandal: Prosecutors Allege Elaborate Deception and Missing Funds. Science. 19 de mayo de 2006: Vol. 312. Nº 5776, pp. 980-981.

Tema 3: Metodología y Epistemología

¿EL MAYOR FRAUDE CIENTÍFICO DEL SIGLO?

25 de enero de 2006 20:40 (weblogs.madrimasd.org)

Universidad Nacional de Seúl, Corea. Un ambicioso científico, Woo Suk Hwang, engañó, durante un año, a la comunidad científica mundial con el monumental montaje de unos falsos embriones humanos clonados... No tenía ninguna posibilidad de salirse con la suya... Incluso puede acabar en la cárcel... ¿Por qué lo hizo?

Si queremos recrearnos unos segundos en la infamia humana del fraude científico... elegiría dos momentos. Por una parte, la famosa historia, que coleó hasta mediados del siglo pasado; el "Hombre de Piltdown" [El hombre de Piltdown es uno de los más grandes fraudes en la historia de la paleoantropología. Se creyó verdadero durante más de 40 años, hasta 1953, cuando el fraude quedó a la luz. El engaño se basó en unos restos óseos (un cráneo parcial, un diente suelto y una mandíbula con dientes) supuestamente descubiertos en Inglaterra en 1908, en Piltdown, Sussex.​ Un obrero los encontró en una cantera, y se los entregó al arqueólogo aficionado Charles Dawson, que los presentó, junto con el eminente paleontólogo Smith Woodward (del Museo Británico), en la Sociedad Geológica de Londres. Durante años, se mantuvo que muy probablemente correspondieran al eslabón perdido, denominándolo Eoanthropus dawsonii. Estos restos fueron aceptados por la comunidad científica sin mayores análisis, debido principalmente a que era idéntico a la idea de aquella época sobre el “eslabón perdido” entre simios y humanos.] y, ya metidos en el nuevo milenio, el caso del surcoreano Hwang (Juanito para los amigos.) y sus famosos clones humanos obtenidos por transferencia nuclear (clonación terapéutica).

Por supuesto, no voy a volver a entrar en el tema científico, en sí... que es por todos conocido... Pero sí quería comentar un artículo aparecido el pasado 22 de enero en El País, firmado por mi antiguo compañero Javier Sampedro, sobre las posibles causas que llevaron a Hwang a tirarse "al pozo". Según el artículo, "Juanito, sencillamente perseguía el Nobel"; al publicar sus resultados en dos Sciences, creía que otro grupo, desde el "Advanced Cell Technology" y coordinado por Robert Lanza, publicaría unos resultados similares al poco tiempo, quedando la técnica validada, Hwang como el héroe y, el Nobel,... a tiro piedra.

Pero claro... el inventado artículo de Juanito fue tan perfecto, que el equipo de Laza y José Cibelli, no publicaron sus datos. Hwang quedó como único clonador humano a través de dicha técnica, toda la comunidad científica entró a saco y... se descubrió el pastel...

La pregunta vuelve a ser... ¿De verdad se aventuró Hwang a lo kamikaze por tan alta apuesta? ¿El Nobel? Personalmente... ni pongo ni quito rey. No cuestiono que un Nobel nunca viene mal (yo tengo varios... de trapo...), pero, por qué no pensamos, además, en el motivo más viejo de la historia... ¡La Pasta! Además de lo que puede suponer un premio sueco (creo que un millón de euros... má o meno...), Royalties, Patentes, Conferencias, Proyectos, Libros, Cursos, Escala laboral... tampoco vienen mal. Ahí tuvimos el motivo de Robert Gallo y sus... "células contaminadas" con el VIH de Montagnier...

Lo que está claro... es que Juanito no estaba solo... Muchos de sus colaboradores y firmantes de los trabajos... debían de estar "al loro" de todo, o casi todos los tejemanejes... pero claro, salta la llama... y las ratas son las primeras que abandonan el barco... y al capitán.

ABC.es

Un tribunal de Seúl ha declarado culpable de malversación de fondos y adquisición ilegal de óvulos al científico surcoreano Hwang Woo-suk, que en 2004 engañó al mundo al anunciar que había clonado embriones humanos.

El investigador, elevado a la categoría de héroe nacional tras la pretendida clonación, fue condenado a dos años de cárcel en suspensión, lo que supone que no irá a prisión, aunque a cambio deberá estar tres años bajo vigilancia de las autoridades.

El tribunal suspendió su pena de cárcel al tener en cuenta que, pese a sus artimañas, el caído padre de la ciencia surcoreana es una autoridad en clonación animal en Corea del Sur y que el dinero malversado se destinó a asuntos relacionados con la investigación.

No obstante, reconoció la manipulación de las investigaciones por parte del científico sobre clonación de embriones humanos, lo que le otorgó prestigio mundial, pero no le condenó por ello porque la Fiscalía no había presentado cargos en este sentido.

La corte del Distrito Central de Seúl, encargada de un proceso que se ha prolongado durante más de dos años, le declaró culpable de haber malversado 830 millones de wones (470.000 euros) y de comprar óvulos humanos para sus experimentos, algo prohibido por las leyes surcoreanas de bioética.

Una ilusión fallida

El tribunal ha dictaminado que el delito cometido por Hwang, veterinario especializado en reproducción animal, es «grave» e insistió en que «las investigaciones científicas no deben pasar los ámbitos legales». La Fiscalía, que había pedido cuatro años de prisión para el investigador, ha manifestado su intención de apelar la sentencia. Tras conocerse el fallo, el doctor estrechó la mano de sus seguidores en la sala y se marchó sin hacer ninguna declaración a los medios congregados en el tribunal.

En dos diferentes publicaciones, en 2004 y 2005, Hwang, de 56 años, anunció que había conseguido clonar un embrión humano y extraer células madre de él, lo que en teoría podría facilitar la creación de tejidos humanos.

De haber sido cierto, este descubrimiento, que le llevó a las páginas de las revistas científicas de todo el mundo, incluida la prestigiosa Science, habría abierto las puertas a la curación de enfermedades como la diabetes o el alzheimer.

Sin embargo, en enero de 2006 una comisión de investigación de la Universidad de Seúl confirmó que Hwang, considerado entonces una eminencia mundial, había falsificado los resultados de sus experimentos y que nunca existieron tales células madres conseguidas de pacientes específicos.

Tema 3: Metodología y Epistemología

El propio científico, que llegó a ser director del primer banco mundial de células tras el engaño, admitió haber falsificado algunos datos de sus investigaciones. El caso del «doctor clon» provocó tal polvareda que Corea del Sur prohibió la investigación con células madre embrionarias hasta marzo de 2007, cuando el Comité Ético Genético surcoreano levantó el veto con la condición de utilizar sólo óvulos descartados de inseminaciones artificiales.

Lo que la comunidad internacional sí ha reconocido a Hwang es la primera clonación con éxito de un perro en 2005, un galgo afgano llamado «Snuppy». Tras la falsa réplica de las células madres que llevó a su encumbramiento y posterior caída, Hwang retomó la investigación y actualmente trabaja en un laboratorio local, de nuevo en el campo de la clonación, aunque con su reputación ya manchada para siempre.

ALGUNAS REFLEXIONES:

1.- ¿Por qué crees que la ciencia experimental goza de un prestigio tan extendido?

2.- ¿Y por qué a veces este prestigio se extiende sin discusión a explicaciones y datos que no gozan de comprobación suficiente?

3.- ¿Qué papel representa la verdad como fundamento del conocimiento científico? ¿Sólo es verdadero lo experimentable? ¿Por qué?

4.- ¿Por qué la ciencia no debe estar por encima de la moral? Acompaña tu respuesta, a ser posible con algunos ejemplos.


Lee con detenimiento el siguiente artículo. A continuación, responde a las siguientes cuestiones:

1.- ¿Qué dice? Resumen e idea o ideas principales. Conclusiones a las que se llega, en su caso.
2.- ¿Por qué lo dice? ¿Qué datos, argumentos o hechos avalan lo que se afirma en el artículo?
3.- Reflexión personal razonada acerca del contenido del texto, de los hechos y datos que refiere así como de los juicios y conclusiones que se aportan sobre ellos.
4.- Elabora una reflexión personal acerca del siguiente asunto: La ciencia: alcance, razón de ser y límites. Sigue para ello el siguiente guión: 1) Planteamiento 2) Argumentación, datos. 3) Conclusiones.

¿Es realmente fiable la ciencia? Casi 200 engaños y un total de 742 retractaciones de científicos en nueve años

WWW.FORUMLIBERTAS.COM
09/05/2012 – Sociedad

Por invención o artificio, error científico u otras causas, la retirada de artículos publicados en revistas de prestigio como Nature, The Journal of Medical Ethics, The New England Journal of Medicine o Infection and Immunity se han multiplicado por 60 entre 2000 y 2009
Víctor Ruiz

“No se presta atención a la calidad de la investigación […] Todos los científicos que conozco están tan nerviosos por su financiación que no son modelos de conducta inspiradores”. Son palabras de Ferric C. Fang, redactor jefe de la revista Infection and Immunity, publicación especializada en microbiología, ante el espectacular incremento de retractaciones en el mundo científico.

De hecho, en el periodo comprendido entre el año 2000 y el 2009, las retractaciones de científicos, bien sea por engaño o invención, error científico u otras causas, se han multiplicado por sesenta. Y estamos hablando de la retirada de artículos publicados en revistas de prestigio como Nature, The Journal of Medical Ethics, The New England Journal of Medicine o la citada Infection and Immunity.

Como se puede observar en la siguiente tabla, elaborada a partir de los datos de The Journal of Medical Ethics publicados en el diario The New York Times, en el periodo analizado se produjeron un total de 742 retractaciones de científicos. De ellas, 196 lo fueron por engaño o invención, 235 por error científico y 311 por otras causas.

Tema 3: Metodología y Epistemología

El año 2000 solo hubo tres retractaciones. Tres años más tarde, en 2003, fueron 40; y en 2005 hubo 50 retiradas de artículos. La cifra anual de retractaciones creció más del doble en 2007 (110), y se elevó hasta 180 en 2009.

Ante estos datos, cabe preguntarse si es realmente fiable la ciencia en las circunstancias actuales. Y es que la ciencia, que ha sido presentada siempre como un reducto de veracidad, se ha convertido cada vez más en un lugar desde donde se engaña si no se es descubierto.

Algunos ‘prestigiosos’ ejemplos

Entre algunas de las causas del incremento de retractaciones, según un estudio elaborado por Ferric C. Fang, destacan la urgencia de publicar y conseguir dinero de becas. Tanto es así que las retractaciones no solo han aumentado de forma alarmante, sino que forman parte de un problema mucho más profundo: “un síntoma de un ambiente científico disfuncional”, dice el redactor jefe de Infection and Immunity.

El mayor porcentaje de retractaciones que Fang detectó en su estudio, elaborado conjuntamente con Arturo Casadevall, de la Escuela de Medicina Albert Einstein, de Nueva York, corresponden a la revista médica de primera fila The New England Journal of Medicine.

Pero también en la revista que él dirige descubrió que uno de sus autores, Naoki Mori, de la Universidad del Ryukyus, en Japón, había falsificado al menos seis artículos, que fueron retirados. A partir de su decisión, otras revistas científicas han retirado un par de docenas de artículos del mismo autor. “Nadie se había dado cuenta de que todo estaba podrido”, denuncia Fang.

Por su parte, la revista Nature también informó en octubre de 2011 de que la retirada de artículos publicados se había multiplicado por diez en la última década, mientras que el número de textos científicos solo había crecido un 44%.

Otro tanto ha sucedido en The Journal of Medical Ethics, que en 2010 publicaba un estudio en el que se constataba la avalancha de retractaciones por mala conducta o errores no intencionados.

Declive de los valores

La conclusión que se puede extraer de todo ello es que los científicos, a diferencia de lo que muchos quieren hacer pensar, son personas como las demás, y están sujetas por tanto al sistema de valores del conjunto de la sociedad.

Una sociedad que, a día de hoy, ha destruido los valores de la cultura tradicional occidental, las virtudes aristotélico-tomistas, y las ha sustituido por el hiperindividualismo y la satisfacción propia, a costa de lo que sea.

Esto se manifiesta en todos los ámbitos de la vida, y uno de ellos es precisamente el mundo científico, donde se lleva ya algún tiempo aplicando el “engaña si puedes” en aras del triunfo fácil.