La naturaleza humana: el origen

Presentación y programa

La naturaleza humana: el origen

En estos primeros encuentros de amigos que “buscan saber” venimos reflexionando juntos acerca de la naturaleza humana. Hasta ahora nos ha ocupado el tema “Naturaleza y cultura”. Antes de adentrarnos en otras cuestiones como el transhumanismo, por ejemplo, hemos pensado en un asunto fundamental: la cuestión del origen.

¿Puede un ser como el humano haber tenido su origen exclusivo en el proceso biológico de la evolución? Parece innegable que la especie humana está vinculada al proceso evolutivo. Incluso se tiene una idea más o menos precisa a la hora de datar el origen temporal del hombre. Pero es también un hecho para el que no quiere negarse a ver lo evidente que el hombre manifiesta unas capacidades mentales de reflexión intelectual y decisión libre que son irreductibles a la materia biológica. Estamos hablando de una dimensión espiritual.

Pues bien, ¿es la racionalidad algo distinto cualitativamente y superior al proceso biológico que ha contribuido a la formación del organismo humano? ¿Son la sed de belleza, de verdad y de sentido, y el dominio de los propios actos, o la capacidad de amar, de entregar la propia vida y perdonar, meras excrecencias del desarrollo biológico? ¿Pueden dar cuenta las causas segundas biológicas del surgimiento del alma espiritual humana?

O, de otro modo: ¿en qué se puede asentar, si se puede..., la existencia de un alma espiritual en cada ser humano? ¿Podemos señalar claramente la diferencia esencial entre nuestra vida biológica y nuestra vida biográfica? ¿Cuál es, por lo tanto, el fundamento del valor y la dignidad del ser humano?

Hay además otro asunto interesantísimo: el cuerpo del hombre no es un mero cuerpo animal. Es un cuerpo humano, lo cual se manifiesta en su inespecialización somática, en su pobreza instintiva, en su peculiar ritmo de desarrollo y en su sinergia con el pensamiento, la conciencia y la voluntad; así como en rasgos típicos de la persona, el rostro o las manos por ejemplo.

¿Pueden los restos paleontológicos asegurarnos inequívocamente acerca de la presencia de lo humano?, ¿cómo podemos reconocer la huella de un ser personal a través de herramientas primitivas u otros elementos?

Somos muy conscientes de que nos hallamos en un momento de honda crisis espiritual, moral y cultural. Y como católicos dedicados a la filosofía nos sentimos responsables de nuestro tiempo. Nuestro propósito es “hacer escuela” de manera modesta pero ilusionada y abierta a lo que la Providencia vaya impulsando en el futuro.

Por eso hemos llamado a más amigos que compartan nuestra inquietud y deseen encontrarse para suscitar el diálogo y el intercambio de reflexiones y para plantearnos impulsar proyectos comunes.