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INDIVIDUALISMO / INDIVIDUO

Si por individuo entendemos un ente o cosa irreductible en su integridad, un ser que no puede dividirse en partes sin un cambio sustancial en su naturaleza, el individuo humano es una persona, un sujeto capaz de autoposeerse y de disponer de sí mismo en orden a la orientación de su vida, fin en sí mismo y no mero medio al servicio de otros.
El individualismo, como modo de enteder la sociedad y el lugar que en ella corresponde al individuo humano (persona), presenta una nota peculiar: la persona humana sólo halla sentido y fundamento a su existencia en la medida en que obtiene la autosuficiencia por medio de su operatividad. Es decir, el individuo humano no sería digno de suyo, sino que se hace digno por el éxito, y tiene que servirse de cuanto halle a su alcance para lograr bastarse a sí mismo. Uno de los medios para ello, el fundamental en la práctica, es la convivencia social y las diferentes actividades, instituciones y recursos que ésta pone a su disposición: economía, trabajo, estatus, ciencia, política.
Así pues, la razón de ser de la sociedad, para el individualismo, estriba en ser un instrumento de la mayor cualificación para el interés de sus miembros. Ya no se trata de que la persona se halle naturalmente abierta a la vida en sociedad, ni que se deba a sus semejantes por compartir con ellos una dignidad común, superior a todo interés personal. Cada persona no vería en sus semejantes otros sujetos de derecho, iguales a él en dignidad, dotados de valor en sí mismos y que reclaman su solidaridad, sino meros rivales o socios eventuales en el logro eficaz de su independiencia, meros medios al servicio de su interés.
En este contexto, la sociedad sería el "libre" campo de juego en que discurren, o concurren, las ambiciones e intereses individuales. Nacida de un eventual acuerdo de intereses -el "Contrato social"-, sus pautas de conducta y sus valores serían igualmente convencionales y, por lo tanto, dependientes de la voluntad de quienes los han contraído o creado. La ley, norma encargada de dirimir las fronteras entre los distintos campos de interés, no sería el criterio de lo justo, sino el de quien ha tenido poder para establecerla.