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BIEN COMÚN (DE LA SOCIEDAD)

Una sociedad, en sentido amplio, puede caracterizarse como un ámbito estable de relaciones humanas en el que se persigue un fin o bien común del que participan las personas que lo integran.

La más honda unidad entre las personas es la que se engendra en la armonía de sus voluntades cuando éstas tienen por objeto un fin común.  Generalmente, la pertenencia a un grupo social concreto dotado de autonomía (una familia, un club deportivo, una empresa, etc.) y a la ‘sociedad global’ en su conjunto, implica el disfrute de ciertas condiciones –afectivas, culturales, económicas, recreativas, etc.- que forman parte del bien de todos y cada uno. A eso es a lo que se llama el bien común de la sociedad.

Puede definirse el bien común social como un conjunto de condiciones que facilitan a todos los integrantes de una sociedad su perfeccionamiento propio y solidario, un modo de vivir digno y enriquecedor en todos los sentidos para las personas.

[En el pensamiento de santo Tomás de Aquino (cfr. Contra gentes III, 17) se distingue entre el “Bien Común trascendente”,  que es el mismo Dios, al que todo ser creado tiende, y el “bien común inmanente”, el propio de la sociedad humana, que es al que aquí nos referimos. Así, incluyendo ambas dimensiones, el bien común sería aquella conveniencia de la naturaleza humana que promueve a los hombres como creaturas racionales y libres en la virtud, los establece como ciudadanos responsables y los conduce como seres creados hacia Dios. En última instancia, el bien común de la sociedad coincide con la vida virtuosa (cfr. De regno, lib. I, cap. 15).]

Al tratarse de un conjunto de condiciones, nos encontramos frente a una realidad dinámica y abierta, que depende de muchos factores, fundamentalmente de la contribución de las personas. Es deber moral de todo ciudadano, miembro de una sociedad, contribuir al bien común de la misma.

El bien común social es a la vez la meta y el camino. No se trata de algo estático e inmóvil que surge “sólo al final”. Se va forjando y construyendo poco a poco. El logro del bien común tiene un cierto carácter de fin o meta que entre todos aspiramos a conseguir. Pero también de camino, de un estado transitorio en el que se disfruta de ciertos bienes y satisfacciones día a día.

El sentido y la razón de ser de la vida social es el bien de las personas, que son siempre el sujeto, el principio y el fin de la vida en sociedad. Una persona no debe ser reducida a la mera condición de una “pieza” del mecanismo social. Si fuera  así, una sociedad se deshumanizaría.

Todo ser humano es ciudadano, forma parte de una sociedad organizada, pero no es sólo ciudadano; primero y ante todo es persona y portador de una dignidad inviolable. Ciertamente, la persona, en cuanto ciudadano, forma parte de la sociedad civil y política, pero sin perder su identidad y dignidad personal.  

El bien común incluye y presupone el debido respeto a la dignidad de la persona humana; la primacía del bien común significa ante todo que por encima del respeto a la categoría particular de un hombre determinado o de un determinado grupo de hombres, está el respeto a la dignidad común a todos los seres humanos. Por ello, el bien de las personas, como tales, ha de ser el contenido esencial del bien común de la sociedad.

Contenido del bien común

Podemos intentar una aproximación al contenido del bien común de la sociedad, distinguiendo tres elementos fundamentales:

a) Bienestar material. Es el bien primario y elemental en cuanto a su inmediatez, pero no es el más importante por su dignidad. Viene dado por el disfrute de las condiciones materiales suficientes –de supervivencia, propiedad, producción, comunicación y relación- para que todos y cada uno de los ciudadanos puedan vivir digna y honestamente. Se dice coloquialmente en este sentido que “comemos para vivir, y no vivimos para comer”; pues bien, el bienestar se subordina a los otros elementos del bien común porque es un medio y una condición para el logro de aquéllos.

b) Orden social: Paz, libertad y justicia.

- La paz es la concordia en el orden entre las per¬so¬nas. Va más allá de la mera ausencia de la guerra. A ve¬ces es necesario defender la paz y el bien común social mediante el uso de las armas. La paz nace de la benevolencia (benevolencia: “querer el bien”) mutua entre los seres humanos.

Los impedimentos para esta benevolencia han de ser superados y vencidos mediante el ejercicio de la justicia. Es, por lo tanto una conquista sobre todo moral, ética, que brota de la recta orientación de las voluntades. Es una dimensión superior al bienestar aunque también depende en buena medida de él.

- La libertad social consiste en la posibilidad de disfrutar de los derechos que uno tiene por naturaleza, por mérito o por condición. Supone la participación en aquellos asuntos para los que uno es competente y para todo aquello que le afecta de forma importante. Pero también supone la garantía de que las personas y grupos sociales han de poder realizar sus tareas por sí mismas y tomar las decisiones que afecten a su ámbito de competencia mientras no se perjudique a los derechos de los demás ni a los otros ámbitos del bien común.

- La justicia es aquí un orden de normas conocidas por todos y que afectan a todos por igual, y que garantizan que a cada uno se le asegure lo que le corresponde recibir y se le exija lo que le corresponde dar. Es la garantía del orden social y del respeto a la libertad de los ciudadanos. Incluye el ordenamiento jurídico (el conjunto de las leyes) acorde con el orden moral y un conjunto de medidas que garanticen su correcta aplicación. La justicia debe regular las relaciones sociales entre los ciudadanos, y de cada ciudadano con el conjunto de la sociedad. Es una forma efectiva de defender el orden social.

c) Bienes culturales y espirituales.

Pero el orden como tal, la paz y la libertad social son condiciones esenciales para que los ciudadanos participen en los valores más altos de la vida, es decir, para que sean mejores personas y sean felices en lo posible.

La cultura en su sentido más profundo consiste en la promoción de valores que hacen al ser humano más humano, aquéllos que contribuyen al bien ser de las personas.

En definitiva, se trata de los valores morales y de sentido. Por ejemplo: potenciar la capacidad de conocer y de amar de las personas, la libertad de conciencia, de creen¬cia y de pensamiento, el espíritu de solidaridad entre los ciuda¬danos,  el respaldo a las familias, la protección a los más débiles y desfavorecidos, el acceso a la cultura, el respeto de la identidad de las personas, de la propia sociedad y sus valores, etc.