TEMA 1.- "LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS": QUÉ ES LA METAFÍSICA. INTRODUCCIÓN.

TEMA 1.-

1. Introducción.

Aristóteles llamaba "Filosofía primera" al saber que se busca acerca de la realidad como tal y de sus causas más profundas bajo el impulso de la admiración y del asombro.

Ya en Grecia, el saber racional, el "logos", se mostró como un camino adecuado para conducir y dar satisfacción al ansia de saber. El origen, la entraña constitutiva de las cosas, la finalidad, la conciliación entre lo uno y lo múltiple, entre la estabilidad y el movimiento en el ámbito de lo real; los últimos y más profundos porqués... Las grandes preguntas acerca del mundo y de las cosas, en fin, son el argumento de la Metafísica.

Tales preguntas quizás podrían sintetizarse en dos: ¿Qué significa existir?, ¿por qué existe algo y no más bien nada?  Ambas vendrían a ser el asunto nuclear al que se refieren respectivamente las dos partes en las que tradicionalmente se divide la Metafísica: Ontología y Teología Natural o Teodicea. (Nota 1)

Estos interrogantes afectan a la vida y su sentido, a todas las formas de conocimiento y a las metas y el valor de nuestro obrar. De ahí la profunda vinculación de la Metafísica con otras áreas de la Filosofía y del saber en general. Si se asume que la filosofía se halla abierta a la totalidad de lo real, entonces la Metafísica puede entenderse como “la” filosofía por excelencia, propiamente dicha.

La Metafísica se plantea las claves esenciales de la vida humana. No es igual para el ser humano pensar que todo se disuelve en una materia indiferenciada -incluido el propio ser humano- que llegar a la conclusión de que es creado por un Ser trascendente, personal y providente, por ejemplo. De igual modo, no es lo mismo que estemos sometidos a un sentido ciego o que haya una finalidad en la naturaleza de las cosas y en la nuestra que sirve de referencia a nuestro obrar libre y responsable.

“¿Qué significa existir?”: La pregunta por el significado y el sentido de la realidad nos lleva a preguntarnos por todo lo que hay en la realidad, por el ente en cuanto real (en cuanto "ente"), acerca de sus estructuras, sus propiedades y sus causas. La caracterización más clásica  de la Metafísica -y seguramente la más rigurosa también- es la que la define como aquella disciplina filosófica que estudia el ente en cuanto ente y todo aquello que se refiere al ente en cuanto tal.

El ser es lo más básico en todas las cosas; es la condición previa y el núcleo de todo lo que son y lo que poseen, y del cual depende todo lo demás. El ente puede ser estudiado desde diferentes perspectivas y aspectos. El "objeto formal" o enfoque de la Metafísica, precisamente, es el ente "en cuanto ente", el carácter de "ser" (existente) que es propio de cuanto existe.

Qué es la Metafísica. Introducción

2. Acerca del término "Metafísica".

El término “Metafísica” procede de la ordenación que realizó Andrónico de Rodas (h. 99-1 a. Jc.), undécimo director de la Academia fundada por Aristóteles. Llevó a cabo la primera edición crítica completa de las obras del estagirita, ordenándolas en un esquema sistemático que corresponde aproximadamente al orden actual. Al catalogar y compilar una serie de escritos acerca de lo que Aristóteles llamó "próte philosophía" o filosofía primera y que carecían de título explícito, Andrónico les dio el título de Metafísica: tá metá ta physiká (literalmente, los que están después de la Física) por haberlos encuadrado después de los ocho libros de la Física.

A pesar de este ocasional modo de referirse a esta temática, la palabra "Metafísica" ha venido a significar sin violencia alguna -antes al contrario, con el mayor acierto- un saber que va "más allá" de la naturaleza material estudiada por la Física, una "ciencia supraempírica, que trasciende el dominio de lo material y lo sensible." (A. Millán Puelles)

3. La Metafísica y las ciencias particulares.

El objeto de estudio de cada ciencia particular o especializada es un tipo de ente (los animales, las plantas, la configuración de la superficie terrestre, los fenómenos atmosféricos, el organismo humano, los procesos mecánicos, la composición de la materia, el lenguaje, etc.) El de la Metafísica es toda la realidad, y su enfoque u "objeto formal" es lo que todos los entes, las cosas, tienen en común, precisamente el hecho de existir.

Entender qué significa existir, qué tipos o modos de ser hay, qué causa es la que hace que "haya" cosas, qué otros tipos de causas existen, qué es el cambio o movimiento en los entes... son cuestiones que otras ramas del saber dan por supuestas y que repercuten en su enfoque, su estructuración y sus conclusiones.

Qué es la Metafísica. Introducción

Esto es lo que ha llevado a concebir la Metafísica como un "saber o ciencia fundamental", en la que se dilucidan los conceptos básicos, los principios gnoseológicos o verdades primeras en las que se apoyan las demás ciencias y actividades humanas.

De hecho, muchos científicos dirigen su investigación y orientan sus hallazgos y teorías en función de consideraciones de tipo filosófico -muy a menudo sin darse cuenta de ello y sin un conocimiento muy fundado en este campo-. No son pocos los que "hacen filosofía y metafísica" sin saber que están rebasando el alcance de sus respectivos ámbitos y disciplinas: teorías como las relativas a la física cuántica, el evolucionismo, la inteligencia artificial, la genética, el determinismo o el indeterminismo físico, la finalidad en los fenómenos naturales, por ejemplo, rebasan los límites epistemológicos de las ciencias experimentales y entran a menudo en planteamientos filosóficos y metafísicos.

La superespecialización, la atomización y la dispersión de los saberes lleva a hacer muy difícil una mirada congruente hacia la realidad en su conjunto y menos aún acerca de su sentido. A menudo no se tiene en consideración que quien hace ciencia, quien investiga y conoce, y quien aplica el conocimiento al funcionamiento de las cosas y a la propia vida es el ser humano, el hombre entero (que es mucho más que científico). Y que además su labor se refiere a aspectos o sectores diferentes de una misma realidad. Debido a ello, presuntamente, la información y criterios que quienes se dedican a la ciencia manejan en todos los terrenos del saber, deberían poseer la congruencia suficiente para ser convenientemente integrados, para que llegaran, al menos hasta cierto punto, a "hablar un mismo lenguaje" que hiciera posible la congruencia y complementariedad de sus aportaciones.

Es necesario para el ser humano alcanzar una visión unitaria y orgánica del saber. Disponer sólo de una visión fragmentada de la verdad -en realidad se trataría de “varias” visiones parciales inconexas entre sí- conduce a una fragmentación del sentido de la existencia, e incluso a su incomprensión y abandono. Esto último nos lleva a concebir también la Metafísica como una suerte de "saber o ciencia general", que permite -o permitiría, al menos-  aclarar y delimitar las nociones comunes a todas o a muchas ciencias y estudiar sus relaciones con el fin de alcanzar una visión unitaria y congruente de la realidad en su conjunto.

4. Metafísica, fe y teología sagrada.

Existe un conocimiento de orden sobrenatural que acompaña e influye en el saber racional humano, perfeccionándolo y dirigiéndolo al fin último sobrenatural del hombre. Es el que se basa en la fe, en el libre (y razonable) asentimiento a la revelación divina.

La filosofía es una forma de saber que se dirige a toda la realidad, investigando sus causas más profundas por medio de la razón. La razón es una facultad recibida del creador y que constituye la dimensión más excelente y específica del ser humano, de su naturaleza.

El conocimiento racional se alcanza con el solo trabajo de la inteligencia humana, que busca relaciones de causa y efecto a partir de los datos proporcionados por los sentidos. Se apoya en la evidencia racional que puedan ofrecer dichos datos.

Qué es la Metafísica. Introducción

El conocimiento de fe consiste en la acep­tación de un testimonio, no evidente en principio, apoyándose en la autoridad que se reconoce en alguien (un ‘testigo’) que lo presenta. (Se cree en primer término en alguien y esa confianza lleva a aceptar lo que ese alguien dice).

Cuando el testigo humano habla en su propio nombre, nos encontramos ante un acto de fe natural o meramente humana. Si el testigo es Dios mismo o se presenta como portavoz de la divinidad, entonces el acto de fe es de índole sobrenatural: se cree al mismo Dios que habla a través de un hombre. Lo que se admite no es evidente en ninguno de los dos casos; si se admite es por la confianza que merece el testigo.

En el caso de la fe cristiana (católica) también se exige una congruencia con lo que ya se conoce racionalmente. A las condiciones que hacen al testigo creíble se les llama "motivos de credibilidad" (el testigo no se engaña, no miente y su testimonio es coherente con otras verdades conocidas).

En el Credo no decimos «creo que», sino «creo en» Dios Padre, en Jesucristo, en el Espíritu Santo. El acto de fe no es tanto, aunque también, el asentimiento a unas fórmulas cuanto un entrar en una relación confiada, un vivir apoyado en Cristo, que se despliega en actitudes, comportamientos, decisiones, acciones y compromisos concretos y operativos.      

"El acto de fe entraña adhesión firme, y en esto coincide el que cree con el que sabe y entiende; pero su conocimiento no es perfecto en cuanto a la claridad del objeto, en lo que coincide con el que duda." (Tomás de Aquino, S. Th. II-II, 2,1) "El creer es un acto del entendimiento, que asiente a una verdad divina, por el imperio de la voluntad, que es movida por Dios mediante la gracia." (Ibíd. 2,9) Según esto, la voluntad movida por la gracia suple la inevidencia del objeto con la confianza en el Testigo divino y ello le aporta certeza plena. Aunque no se apoye en la evidencia del objeto, la fe trasciende y supera a la razón, llegando más lejos y más profundamente que ésta.

La fe es una forma de conocimiento que no puede desvincularse de la razón, a la que ilumina y perfecciona. Antes bien, la fe sobrenatural ayuda a la filosofía y a su vez la filosofía sirve y ayuda a la fe.

En el caso de la fe cristiana, se distingue entre ambas formas de conocimiento, la fe y la razón, pero se insiste en su armonía y en su colaboración. Hay datos que se alcanzan exclusivamente por la razón (datos, por ejemplo, relativos a las ciencias empíricas). Hay otros que se alcanzan sólo por fe (son los llamados "artículos de fe": la Trinidad de personas divinas, la Encarnación de la segunda de ellas...) Y hay otros que pueden obtenerse por ambas vías (reciben el nombre técnico de "preámbulos de la fe": verdades relativas a la existencia de Dios, la inmortalidad y espiritualidad del alma, la dignidad originaria de todo ser humano, la creación del mundo, la ley moral...)

En éste último caso la aceptación no tiene lugar a la vez por ambas vías: en el momento en que algo ya resulta evidente, no tiene lugar la fe (en cuanto modo de conocimiento). Por eso, la fe cristiana pretende alcanzar el entendimiento de lo que se cree en la medida en que ello sea posible. Son conocidas a este respecto la fórmula de San Agustín: "creo para entender" (credo ut intelligam) y la de San Anselmo: la “fe que busca entender” (fides quaerens intellectum).

El conocimiento de fe consiste en la acep­tación de un testimonio, no evidente en principio, apoyándose en la autoridad que se reconoce en alguien (un ‘testigo’) que lo presenta. (Se cree en primer término en alguien y esa confianza lleva a aceptar lo que ese alguien dice).

Qué es la Metafísica. Introducción

Cuando el testigo humano habla en su propio nombre, nos encontramos ante un acto de fe natural o meramente humana. Si el testigo es Dios mismo o se presenta como portavoz de la divinidad, entonces el acto de fe es de índole sobrenatural: se cree al mismo Dios que habla a través de un hombre. Lo que se admite no es evidente en ninguno de los dos casos; si se admite es por la confianza que merece el testigo.

En el caso de la fe cristiana (católica) también se exige una congruencia con lo que ya se conoce racionalmente. A las condiciones que hacen al testigo creíble se les llama "motivos de credibilidad" (el testigo no se engaña, no miente y su testimonio es coherente con otras verdades conocidas).

En el Credo no decimos «creo que», sino «creo en» Dios Padre, en Jesucristo, en el Espíritu Santo. El acto de fe no es tanto, aunque también, el asentimiento a unas fórmulas cuanto un entrar en una relación confiada, un vivir apoyado en Cristo, que se despliega en actitudes, comportamientos, decisiones, acciones y compromisos concretos y operativos.      

"El acto de fe entraña adhesión firme, y en esto coincide el que cree con el que sabe y entiende; pero su conocimiento no es perfecto en cuanto a la claridad del objeto, en lo que coincide con el que duda." (Tomás de Aquino, S. Th. II-II, 2,1) "El creer es un acto del entendimiento, que asiente a una verdad divina, por el imperio de la voluntad, que es movida por Dios mediante la gracia." (Ibíd. 2,9) Según esto, la voluntad movida por la gracia suple la inevidencia del objeto con la confianza en el Testigo divino y ello le aporta certeza plena. Aunque no se apoye en la evidencia del objeto, la fe trasciende y supera a la razón, llegando más lejos y más profundamente que ésta.

La fe es una forma de conocimiento que no puede desvincularse de la razón, a la que ilumina y perfecciona. Antes bien, la fe sobrenatural ayuda a la filosofía y a su vez la filosofía sirve y ayuda a la fe.

Qué es la Metafísica. Introducción

En el caso de la fe cristiana, se distingue entre ambas formas de conocimiento, la fe y la razón, pero se insiste en su armonía y en su colaboración. Hay datos que se alcanzan exclusivamente por la razón (datos, por ejemplo, relativos a las ciencias empíricas). Hay otros que se alcanzan sólo por fe (son los llamados "artículos de fe": la Trinidad de personas divinas, la Encarnación de la segunda de ellas...) Y hay otros que pueden obtenerse por ambas vías (reciben el nombre técnico de "preámbulos de la fe": verdades relativas a la existencia de Dios, la inmortalidad y espiritualidad del alma, la dignidad originaria de todo ser humano, la creación del mundo, la ley moral...)

En éste último caso la aceptación no tiene lugar a la vez por ambas vías: en el momento en que algo ya resulta evidente, no tiene lugar la fe (en cuanto modo de conocimiento). Por eso, la fe cristiana pretende alcanzar el entendimiento de lo que se cree en la medida en que ello sea posible. Son conocidas a este respecto la fórmula de San Agustín: "creo para entender" (credo ut intelligam) y la de San Anselmo: la “fe que busca entender” (fides quaerens intellectum).

  • La fe puede guiar a la razón en sus reflexiones: indica asuntos, ofrece claves de explicación e interpretación, asegura ciertas respuestas que busca la investigación racional, sin dispensar a esta de su esfuerzo y especificidad. En el mundo helenístico-romano causaba admiración y estupor que aquellos primeros cristianos, sin formación académica alguna pero iluminados por su fe, mostraran certezas notables acerca de cuestiones tan arduas como el origen del mundo, el mal, el sufrimiento, la muerte, la libertad, la existencia de Dios, el fin último y el sentido de la vida humana.

Afirma Santo Tomás de Aquino que si no hubieran sido revelados estos "preámbulos de la fe", su contenido hubiera sido alcanzado sólo por unos pocos, después de mucho tiempo y mezclados o desvirtuados por múltiples errores.

Bajo el impulso y las claves interpretativas de la fe se ha ido elaborando una "filosofía cristiana" que, sin dejar de ser un saber racional, se desarrolla como una línea de pensamiento de gran hondura y ricas diversidades.

  • A su vez, la Metafísica sirve de instrumento para la Teología sagrada. Ayudada por la teología misma, la metafísica constituye una herramienta conceptual de gran valor para entender mejor los misterios sobrenaturales de los que se ocupa la teología.

La gracia no suprime la naturaleza sino que la supone y la eleva (Tomás de Aquino). Así, el conocimiento teológico del orden sobrenatural servido por la fe presupone el conocimiento metafísico de las realidades naturales. Por ejemplo, la reflexión filosófica acerca de la naturaleza y la persona permite hacer más razonable la esencia divina, el misterio de la Trinidad Santísima, la doble naturaleza del Verbo encarnado...

Por otro lado, la teología sagrada se constituye como ciencia precisamente por el uso de la metafísica y de la lógica racional. Dicho uso minimiza ambigüedades y aporta precisión y certeza al razonar, explicar y comprender los datos revelados. Se perfilan mejor las nociones y la terminología, se aseguran mejor los planteamientos, se deducen correctamente determinadas conclusiones, etc. Asimismo se comprenden correctamente las formulaciones dogmáticas; se fundamenta racionalmente la conducta moral y el conocimiento ético, tanto en el ámbito natural como en el sobrenatural (la vida en Cristo).

A diferencia de la Teología sagrada o sobrenatural (teología de la fe, por así decir), se llama Teología natural (o también Teodicea, término acuñado por Leibniz en 1710) a la parte de la Metafísica que estudia racionalmente la causa primera de los entes, de las cosas que se hallan en la realidad. El vocablo o término teología, por lo demás, fue acuñado por Platón y Aristóteles para referirse a la dimensión más elevada de la filosofía (racional). La teología filosófica o natural estudia a Dios, pero lo hace "sub ratione entis", como Ser y causa de los entes, buscando la causa más profunda y radical del ser de todas las cosas. No se accede a Dios secundum quod in se est, lo que es Dios en su esencia e intimidad, tarea ésta propia de la Teología sobrenatural, ciencia que se obtiene por la luz sobrenatural de la Revelación.


NOTAS

1) Algunos tratados incluyen también la Gnoseología o Teoría del Conocimiento. Ésta se ocupa de la entidad de las cosas en la medida en que son cognoscibles. Pero como esta última disciplina ha adquirido un desarrollo específico, sobre todo por su vinculación y referencias al saber científico, suele estudiarse de forma separada aunque emparentada siempre con el saber metafísico.