John Locke

CONTENIDO

Síntesis de pensamiento

  1. El Ensayo sobre el entendimiento humano.
  2. Los dos tratados sobre el gobierno civil.

Vida

Vocabulario básico

Textos


John Locke
Síntesis de pensamiento

1. El Ensayo sobre el entendimiento humano.

La obra fundamental de Locke es el Ensayo sobre el entendimiento humano, obra dedicada a investigar sobre el conocimiento humano, su alcance y sus límites.

La génesis de ésta obra es singular, el propio Locke, nos la cuenta en la Epístola al lector. Surgió cómo consecuencia de una reunión de amigos que empezaron a discutir y acabaron cayendo en la cuenta de que debían conocer “qué objetos están a nuestro alcance o más allá de nuestros entendimientos”. Para tal discusión, llevada a cabo de sesiones subsiguientes, Locke redactó algunas líneas que más tarde y tras un largo y accidentado periodo de tiempo culminaron en la redacción definitiva del Ensayo –tras varias redacciones y múltiples correcciones.

Esto hace que nos encontremos ante una obra monumental, demasiado ambiciosa en su plan y de una importancia singular. Aproximémonos, pues, a su estudio.

La obra se divide en cuatro libros:

  1. De las nociones innatas.
  2. De las ideas.
  3. De las palabras.
  4. Del conocimiento.

Intentaremos, en nuestra breve síntesis, dar una idea de su contenido ciñéndonos a esta estructura:

a. De las nociones innatas.

Locke comienza definiendo qué entiende por idea, noción, fantasma o especie –todos ellos términos sinónimos- . Idea es todo lo que hay en la mente del hombre, todo lo que piensa. (Exactamente el mismo sentido que las ideas o cogitationes cartesianas).

Pues, bien, es innegable que en la mente de todo hombre hay ideas.

El primer problema que se plantea es cuál es el origen psicológico de nuestras ideas. (De dónde provienen).

Como paso previo a su toma de postura empirista critica la doctrina que sostiene que hay ideas innatas; es decir, que en nuestra mente existen impresas –desde siempre- una serie de ideas. (A esta postura mantenida por el racionalismo se le conoce con el nombre de nativismo o innatismo).

Locke considera que el principal argumento innatista es el del consentimiento universal. A saber:

  •  Hay unos principios (especulativos –lógicos- y prácticos –morales- que son aceptados universalmente por todos los hombres.
  •  Por tanto, dichos principios deben estar impresos en las almas de todos los hombres y éstos llegan al mundo con ellos. (Son innatos, no aprendidos).

Frente a este argumento Locke arguye:

  1. Si realmente se diera ese consentimiento universal, no habría explicaciones más simples que no necesitan recurrir a la doctrina del innatismo y, sin embargo, las hay.
  2. Pero, de hecho, no existe acuerdo universal acerca de la veracidad de los principios lógicos y morales:
    • En el caso de los principios especulativos, si estos fueran innatos, deberían ser conocidos desde siempre. Sin embargo, los niños y los deficientes mentales no los conocen. Por tanto, no son innatos.
    • Si los principios prácticos fueran innatos, no deberían darse diferencias en las concepciones morales y en los comportamientos de los hombres. Y, sin embargo, se han dado y se dan. Por tanto, tampoco son innatos.

En consecuencia, no hay ideas innatas.

b. De las ideas.

Entonces, ¿de dónde proceden las ideas?

Su respuesta es clara: De la experiencia. Todas nuestras ideas proceden de la experiencia y no hay idea que la preceda.

La experiencia ha de ser clasificada en:

  • Externa. La que proviene de la sensación y la percepción. Nuestros sentidos captan las impresiones que producen en ellos tanto las propiedades inherentes a ellos o cualidades primarias (solidez, extensión, figura, número, movimiento, reposo e impenetrabilidad) como las potencias –capacidades- de producir en nosotros ciertas sensaciones o cualidades secundarias (colores, sonidos, olores, sabores, frío, calor, dureza, pesadez, rugosidad...).
  • Interna. Por la cual el alma percibe sus propias operaciones sobre los objetos sensibles: percibir, pensar, dudar, creer, razonar, conocer, querer... La experiencia interna proviene de la reflexión.

Una vez clarificado el concepto de experiencia con el fin de justificar la afirmación de que todas nuestras ideas proceden de la experiencia pasa a clasificar las ideas:

  1. Ideas simples: Son los materiales primarios de nuestro conocimiento y su fundamento. Son simples todas las ideas que provienen de la experiencia ya sea externa (sensación) o interna (reflexión). Ante estas ideas el espíritu es meramente receptivo y, por tanto, pasivo. Éstas son de cuatro tipos:
    • Las que penetran en nuestra mente por un solo sentido. (Luz, colores, ruidos, sonidos y tonos, sabores y olores, calor, frío y solidez).
    • Las que penetran por más de un sentido. (Espacio o extensión, forma, reposo y movimiento).
    • Las que se obtienen sólo por reflexión. (El recordar, el discernir, el razonar, el juzgar, el conocer, el creer...).
    • Las que se abren paso y se sugieren a la mente por todas las vías de la sensación y de la reflexión. (Placer o deleite, dolor o inquietud, poder, existencia, unidad y sucesión).
  2. Ideas complejas: Se producen por la combinación de ideas simples entre sí. Hay tres tipos:
    • Modos: Ideas complejas que no contienen en sí el supuesto de ser subsistentes por sí mismas (sustancias) sino que se presentan como dependientes (accidentes o afecciones) de las sustancias. A su vez, hay dos tipos:
      • Simples: Las que son variaciones de una única idea simple. Ej.: Docena es la repetición  de la idea simple de unidad.
      • Mixtos: Ideas compuestas de ideas simples de distintas especies. Ej.: Belleza es una idea compuesta de color y forma que produce gozo en el espectador.
    • Sustancias: Ideas complejas que contienen en sí el supuesto de ser subsistentes por sí mismas. También hay dos clases:
      • Singulares: De una única sustancia. Ej.: una oveja.
      • Colectivas: De varias sustancias reunidas. Ej.: Un rebaño de ovejas.
    • Locke considera las ideas (complejas) que tenemos de los tres tipos de sustancias fundamentales: cuerpo, espíritu y Dios.

      Todas ellas son agregados de ideas simples, de sensación y reflexión, que se nos presentan siempre unidas y que presuponemos que pertenecen a la misma cosa y así, las designamos con un solo nombre. Esto nos lleva a suponer que hay un sustrato que es el confiere unidad a esas cosas. Pero tal sustrato es una mera suposición ya que nos resulta desconocido qué es. Además, a tal suposición sólo le asignamos una función de unidad. Así la idea de sustancia es una idea oscura de lo que hace y no una idea de lo que es.

       Filósofos en la Edad Moderna

      La idea de cuerpo es consecuencia de añadir la idea oscura de sustancia a las ideas simples de solidez, extensión y movimiento.

      La idea de espíritu está constituida por las ideas simples que obtenemos al reflexionar sobre las operaciones de nuestra mente (pensar, entender, querer, conocer y el poder de mover los cuerpos –motividad-) más la idea oscura de sustancia.

      La idea de Dios, al igual que las anteriores, se forma a través de las ideas simples de entendimiento y poder unidas a la de duración y ampliadas mediante la idea de infinito. Es decir, la idea compleja de espíritu (en la que ya suponemos la idea oscura de sustancia) más la de infinitud.

      En conclusión:

      1. Todas nuestras ideas de sustancias son reuniones de una idea simple con el supuesto de un sustrato unificador del que no tenemos ninguna idea clara y distinta.
      2. Lo único que podemos conocer son las ideas simples que componen las ideas complejas de nuestras ideas de sustancias pero nunca las sustancias. (Recordemos que nuestro conocimiento está limitado –por principio- a la experiencia).
      3. Las ideas de sustancias las adquirimos a partir de la distinta combinación de las ideas simples de sensación y reflexión.
    • Relaciones: Ideas complejas que son fruto de la comparación de una idea, ya sea simple o compleja, con otra cualquiera. Pero, en el fondo, todas las relaciones son compuestos de otras ideas simples de sensación o reflexión. De todas formas, el propio Locke afirma que las ideas de relaciones no son ideas complejas en sentido estricto ya que se establecen a través no del acto mental de combinación de ideas simples sino del acto de juntar dos ideas –simples o compuestas- de tal manera que puedan ser vistas a la vez sin combinarlas en una. Se distinguen dos tipos:
      • Proporcionales: Se comparan unas cosas con otras fundadas en el tiempo, el lugar y la causalidad. A su vez se dividen en:
        • Naturales: Causalidad, identidad y diversidad.
        • Convencionales: Ser profesor, etc.
      • Morales: Determinan lo que es bueno y lo que es malo. Para Locke bueno es lo que causa placer y malo lo que causa dolor pero en conformidad u oposición a una ley determinada por la voluntad del legislador.

        Así, hay tres clases de leyes que regulan las acciones humanas haciéndolas moralmente buenas o malas:

        • Divina: Establece el pecado y el deber. (Es el criterio último con relación al cual las acciones voluntarias se consideran buenas o malas).
        • Civil: Establece el crimen o la inocencia.
        • De la opinión o reputación (Filosófica): Establece el vicio o la virtud y determina la alabanza o el vituperio.
  3. Ideas generales: Aunque ya hablaremos de ellas más abajo es importante reseñarlas ahora ya que si no, nuestro cuadro quedaría incompleto. Las ideas generales son consecuencia de uno de los actos principales que la mente ejerce sobre las ideas simples: la abstracción. Ésta consiste en separar a las ideas de todas las demás ideas que las acompañan en su existencia real.

Tras esta gran clasificación Locke entiende que todavía no ha hecho todas las consideraciones pertinentes acerca de las ideas porque hay que hacer las siguientes distinciones:

  • Según el progreso del conocimiento de las ideas:
    • Según el grado de evidencia:
      • Claras: Cuando el espíritu tiene de ellas una percepción plena y evidente.
      • Oscuras: Si no hay tal percepción plena y evidente.
    • Según el grado de diferenciación con respecto al resto:
      • Distintas: Si se perciben como diferenciadas de cualquier otra idea.
      • Confusas: Si no hay tal percepción.
    • Según hagan referencia o no a objetos reales:
      • Reales: Si hacen referencia a un ser real.
      • Quiméricas o fantásticas: Si no hay ningún ser real al que hacer referencia.
    • Según el grado de adecuación al objeto existente: (Sólo para ideas reales).
      • Adecuadas: Representan perfectamente el original (arquetipo) del que proceden.
      • Inadecuadas: Representan parcialmente el original del que proceden.
    • Según la referencia de las ideas a algo:
      • Verdaderas o correctas: Si la suposición que la mente hace de la referencia a algo es conforme con la cosa.
      • Falsas o equivocadas: Si tal suposición no es conforme con lo que hay (la cosa).

c. De las palabras.

Las ideas se hallan en la mente de cada hombre por lo que para comunicarlas los hombres necesitan de las palabras. Así pues, las palabras son signos de las ideas, pero signos arbitrarios.

Además, cuando usamos las palabras suponemos otras dos cosas, a saber:

  1. Que las ideas que están en nuestra mente, de las que son signos las palabras que utilizamos, son idénticas a las que están en la mente del resto de los hombres ya que si no, sería imposible la comunicación. (Este supuesto no siempre es verdadero).
  2. Que las palabras significan no sólo las ideas sino las cosas mismas. Pero esto no es cierto ya que significan las cosas sólo en la medida en que las ideas de las que son signos y que están presentes en la mente del hablante concuerdan con las cosas.

Locke considera que las palabras son de dos clases: términos generales y nombres de cosas particulares.

Las cosas particulares son tantas que si sólo hubiera nombres de cosas particulares sería imposible retener en la mente todos los nombres y, además, sería imposible la comunicación ya que los términos conocidos por uno no tendrían que ser los conocidos por otro. Por eso, aunque sólo haya cosas particulares son necesarios los términos generales.

Pero así como los nombres de cosas particulares representan cosas particulares, los términos generales representan naturalezas generales. ¿Qué son las naturalezas generales?

Según Locke esas naturalezas generales son ideas generales que se constituyen en tales al abstraer (separar) de las ideas particulares el tiempo, lugar y todas las particularidades que les hacen representar sólo a individuos. Así, las ideas generales pueden representar a varios particulares o clases. Clases que se designan habitualmente en los términos género y especie. En consecuencia, Locke insiste en que no existen esencias de cada una de las clases de individuos (géneros o especies). Los términos generales sólo se refieren a ideas abstractas que residen en la mente del hablante.

Así hay que distinguir entre:

  1. Esencia real: La constitución real de cada individuo. Para Locke el único sentido genuino de la palabra esencia.
  2. Esencia nominal: La designada por los términos generales que no es nada más que una idea abstracta en la mente del hablante.

Si las palabras representan las ideas y hay varios tipos de ideas, tendremos que aplicar las reflexiones precedentes a estos tipos:

  1. Los nombres de las ideas simples suponen la existencia real de los objetos que sirven como modelos. Por tanto, significan las esencias reales y también las nominales.
  2. En cuanto a los nombres de las ideas compuestas:
    • Nombres de modos:
      • Los nombres de modos simples, al ser éstos repetición de una misma idea simple, significan tanto las esencias reales como las nominales.
      • Los nombres de modos mixtos son todos ellos términos generas y, por tanto, se refieren todos ellos a esencias nominales.
    • Nombres de sustancias: Los nombres de sustancias significan sólo sus esencias nominales puesto que las ideas de sustancias son ideas complejas constituidas en las mentes de los hombres a partir de diversas colecciones de ideas simples que han observado o imaginado que coexisten juntas. En consecuencia, las especies de las sustancias, los géneros y las esencias mismas son obra de los hombres. Pero Locke no dice que las sustancias y las esencias no existan (cosa que no podemos saber desde su modelo epistemológico empirista) sino que los hombres construyen en su mente las ideas y, en consecuencia, los nombres. (Es decir, Locke habla de psicología, no de ontología. De esta última no puede hablar a menos que se refiera a los objetos particulares).
    • Nombres de relaciones: Los nombres de relaciones son todos ellos términos generales. En consecuencia, se refieren a esencias nominales.

Resumiendo: Géneros y especies no son más que clasificaciones con el objeto de crear nombres que sirvan para comunicarnos y la esencia de cada clase es únicamente una idea abstracta vinculada a cada nombre.

Locke considera que las palabras tienen un doble uso:

  1. Indicar nuestros propios pensamientos. Para esto sirven cualquiera de ellas, siempre y cuando se mantengan vinculadas a las mismas ideas.
  2. Comunicar nuestros pensamientos a otros. Para esto debe haber signos comunes que designen las mismas ideas en todos aquellos que intervienen en la comunicación.

A su vez, las palabras tienen un doble uso en la comunicación:

  1. Civil: El uso cotidiano de las palabras.
  2. Filosófico: Comunicar las nociones precisas de las cosas y expresar en proposiciones generales verdades indudables y ciertas.

En el uso filosófico las palabras, nombres, ya que no significan nada por naturaleza están expuestas a graves peligros. Sobre todo cuando:

  1. Las ideas que designan son muy complejas. (Compuestas de un gran número de ideas).
  2. Las ideas que constituyen la idea compleja no hacen referencia a objetos existentes.
  3. La significación de la palabra se refiere a un objeto existente pero que es difícil de conocer.
  4. La significación de las palabras y la esencia real no son exactamente la misma.

Así nos encontramos con que:

  1. Los nombres de las ideas simples son los menos expuestos a incertidumbre. (Son simples y por ello se obtienen y retienen con facilidad y sólo se refieren a una percepción producida por un modelo realmente existente).
  2. Los nombres de los modos mixtos son inciertos ya que sus modelos sólo existen en la mente y son inciertos de conocer y al componerlas y descomponerlas resulta muy difícil estar de acuerdo en ellas y retenerlas.
  3. Los nombres de sustancias son inciertos pues, aunque se refieren a modelos que existen, éstos o no pueden ser conocidos (esencia real –uso inapropiado-) o sólo muy imperfectamente (copias de cualidades sensibles que se observan en los cuerpos que existen –uso apropiado-).

Aparte de estos peligros “naturales” de las palabras nos encontramos con otros abusos que los hombres introducen:

  1. Usar las palabras sin un significado claro y preciso.
  2. Utilizar una misma palabra como signo de varias ideas distintas en un mismo discurso.
  3. Oscuridad de las palabras, bien por ser ambiguas, bien por ser nuevas.
  4. Tomar las palabras por cosas. (Abuso realizado fundamentalmente con los nombres de sustancias).
  5. Suponer el significado de las palabras tan claro y fijo que un hombre no puede equivocarse respecto de las ideas que designan las palabras.
  6. Abusos de la retórica.

Para evitar tales peligros Locke propone algunas precauciones:

  1. No usar palabras sin significado.
  2. Que la idea o ideas designadas por un signo sean claras y distintas. Esto implica que las ideas complejas pueden ser descompuestas en todas las ideas simples que las componen.
  3. Las ideas deben acomodarse lo más posible al significado común de la palabra en su uso ordinario. El mejor medio para conocer el significado de un nombre de una idea simple es la definición y el mejor modo de conocer el significado de los nombres de la mayoría de los cuerpos es indicándolos y definiéndolos a la vez ya que sus cualidades distintivas no se dan fácilmente a conocer mediante palabras y muchas de aquellas no pueden ser descubiertas por los sentidos más que con grandes esfuerzos.

d. Del conocimiento.

 Filósofos en la Edad Moderna

El conocimiento es la percepción del acuerdo o desacuerdo de dos ideas cualquiera. Este acuerdo se reduce a cuatro clases:

  1. Identidad o diversidad: El primer acto del entendimiento es percibir las ideas que tiene, conocer qué es cada una y percibir en qué difieren entre sí. Ej.: Así, conoce que el amarillo es amarillo y no azul o rojo, que la dulzura no es el amargor, etc.
  2. Relación: El acuerdo o desacuerdo se funda en la percepción de la relación de cualquier tipo de ideas. (No habría ningún conocimiento positivo de nuestras ideas si no pudiéramos percibir ninguna relación entre ellas). Ej.: Dos triángulos sobre bases iguales entre dos paralelas son iguales.
  3. Coexistencia o conexión necesaria: Esto pertenece particularmente a las sustancias. Estas últimas consisten en colecciones de ideas simples designadas por un nombre específico y la investigación acerca de ellas trata fundamentalmente de ver qué otras ideas simples deben coexistir (o estar conectadas necesariamente) con el resto de las que componen la idea compleja de la sustancia en cuestión que designamos con un nombre específico. Ej.: El hierro es susceptible de impresiones magnéticas.
  4. Existencia real: Este tipo de acuerdo se refiere a si una existencia real fuera de mi mente concuerda o no con una idea que tengo en ella. Ej.: Dios existe.

Según sea el modo de percibir el acuerdo o desacuerdo de las ideas, así será la evidencia de nuestro conocimiento. Por ello Locke diferencia entre:

  1. Conocimiento intuitivo:  Cuando se percibe el acuerdo o desacuerdo de dos ideas inmediatamente. Ej: El rojo no es amarillo; tres e más que dos e igual a uno más dos.
  2. Conocimiento racional o demostrativo: Cuando no se puede percibir inmediatamente el acuerdo o desacuerdo de dos ideas y la mente usa otras ideas para mostrarlo. Ej.: Los tres ángulos de un triángulo suman siempre dos rectos.

    Para que se produzca este tipo de conocimiento tiene que haber un conocimiento intuitivo del acuerdo o desacuerdo de las ideas intermedias en cada paso de la deducción.
    El conocimiento demostrativo no es tan claro y evidente como el intuitivo ya que en él tiene que intervenir la memoria para retener la conexión mutua de todas las partes de la demostración y estar así seguro de que no se omite nada en el proceso deductivo.

  3. Conocimiento sensitivo: Conocimiento que obtenemos mediante nuestros sentidos de la existencia de algunos seres finitos particulares. Es decir, que las ideas que tenemos en la mente –y que conocemos por conocimiento intuitivo- hacen referencia a objetos exteriores que realmente existen y que han producido dichas ideas.

Locke considera que el conocimiento humano, que depende de nuestras ideas ya que no puede haber conocimiento donde no hay ideas, no agota –ni por asomo- la totalidad de los seres. Así, ni el conocimiento intuitivo, ni el demostrativo, ni mucho menos el sensitivo pueden percibir el acuerdo o desacuerdo entre todas las ideas que se nos dan.

En cuanto a la identidad y diversidad nuestro conocimiento intuitivo es tan amplio como nuestras ideas pero no así respecto de las otras relaciones de nuestras ideas –aunque Locke piensa que de la moralidad (relaciones morales) si se estudia correctamente, se puede alcanzar conocimiento demostrativo similar al matemático- y mucho menos de la coexistencia o conexión necesaria ya que apenas tenemos conocimiento general de la coexistencia de las ideas porque, como no somos capaces de descubrir las causas de las que dependen las cualidades secundarias de las ideas ni la conexión entre tales causas, hay muy pocos casos en los que podamos conocer la coexistencia de cualquier idea con la idea compleja que tenemos de una clase de sustancias. Así, nuestro conocimiento de las sustancias es tan pobre que no es casi nada. Con respecto a la existencia Locke afirma que tenemos conocimiento intuitivo de nosotros, demostrativo de Dios y sensitivo de algunas otras pocas cosas: los objetos presentes a nuestros sentidos.

Pero que nuestro conocimiento no abarque a todas las ideas no quiere decir que no podamos conocer ciertas ideas. Así afirma que nuestro conocimiento es real en la medida en que nuestras ideas son susceptibles de conformarse a las cosas. Pero, ¿qué ideas son capaces de conformarse a las cosas?

Nuestro filósofo responde que las ideas simples se conforman puesto que la mente no puede producirlas. Eso mismo ocurre con las ideas complejas –con excepción de las ideas de sustancias- ya que, al ser arquetipos que hace la mente y no estar destinadas a ser copias de ninguna cosa existente, las cosas son mencionadas sólo en tanto en cuanto son conformables a esas ideas. En cuanto a las ideas de sustancias no podemos estar seguros de que nuestro conocimiento de ellas sea real más que en la medida en que la existencia real de cosas ha hecho evidente la coexistencia de ideas simples junto con las otras que modelan la idea compleja de sustancia. En caso de que no ocurra esto, nuestro conocimiento de una sustancia será ilusorio y no se referirá a un ser real.

Desde esta concepción del conocimiento Locke aborda su teoría de la verdad: La verdad es la unión o separación de los signos según que las cosas mismas concuerden o no entre sí.

Esta unión o separación es la que se hace mediante la afirmación y la negación y se llama proposición.

Pero como los signos que usamos son de dos clases, ideas y palabras, y las proposiciones también de dos clases, mentales o verbales, la verdad puede ser también de dos clases, real o meramente verbal:

  1. Verdad real de una proposición se da cuando se afirman o niegan los términos en razón de que:
    • las ideas que los términos designan concuerden o no concuerden y
    • las ideas mismas concuerden con sus arquetipos.
  2. Verdad verbal se da cuando la afirmación o negación se hace en razón de que:
    • las ideas que los términos designan concuerden o no pero
    • no hay concordancia de las ideas con sus arquetipos.

Desde esta concepción de la verdad, ¿qué proposiciones pueden elevar a nuestro conocimiento al conocimiento cierto de verdades generales?

Desde luego no aquellas en las que suponemos que los términos significan esencias reales ya que no podemos conocer tales esencias y, en consecuencia, no podremos saber qué cosa particulares pertenecen a la especie designada por tal supuesta esencia.

Sí en aquellas proposiciones generales en las que los términos significan esencias nominales en la medida en que puede percibirse el acuerdo o desacuerdo de semejantes esencias nominales.

En cuanto a las máximas que han sido entendidas como fundamentos (axiomas) del conocimiento, como por ejemplo el principio de contradicción, Locke insiste en que no tienen carácter innato sino intuitivo. Pero proposiciones evidentes de suyo (axiomas) se dan según la identidad sobre todo y pocas según la coexistencia ya que nuestro conocimiento intuitivo es aquí escaso. En cuanto a la relación dice Locke que los matemáticos han descubierto algunas que a veces usan para demostrar razonamientos absurdos y errores en casos particulares, pero advierte que nuestro conocimiento comienza por los particulares y que desde ahí se amplia al conocimiento de ideas más generales. (Lógico ya que Locke es empirista, no racionalista).

Las proposiciones universales que versan sobre el uso de las palabras (“todos los triángulos escalenos son triángulos”; “todos los triángulos tienen tres ángulos”) no dicen nada acerca de la verdad o falsedad real.

 Filósofos en la Edad Moderna

También insiste en que las proposiciones universales que tienen algo de verdad o falsedad sólo se refieren a esencias, no a existencias. (Recordemos de nuevo que de nuestra existencia tenemos conocimiento intuitivo, de la existencia de Dios demostrativo y del resto de las cosas sensitivo).

Como ya dijimos más arriba, nuestro conocimiento es limitado. Este límite se suple con el juicio. En él la mente supone que una proposición es verdadera o falsa sin percibir evidencia demostrativa en las pruebas.

Así pues, estas proposiciones son probables y cómo responde la mente a ellas se denomina asentimiento, creencia u opinión. Los fundamentos de la probabilidad son dos:

  1. La conformidad de algo con nuestro propio conocimiento, observación o experiencia.
  2. El testimonio de los otros que garantiza sus observaciones y su experiencia.

El error consiste en errar el juicio al dar asentimiento a lo que no es verdadero. Las causas del error son: carencia de pruebas, carencia de capacidad para usar las pruebas, carencia de voluntad para usarlas y criterios incorrectos de probabilidad (opiniones dudosas tomadas como principio, hipótesis recibidas, pasiones predominantes y autoridad).

¿Cómo procede la razón para obtener conocimiento demostrativo (cierto) y conocimiento probable?

Según Locke procede en cuatro pasos:

  1. Hallar las pruebas.
  2. Disponerlas en el orden debido para el descubrimiento de la verdad.
  3. Percibir la conexión, más o menos clara, de las ideas en cada parte de la deducción.
  4. Extraer un juicio y una conclusión correctos a partir del todo.

Otro de los asuntos importantes que trata el pensador del que nos ocupamos en el cuarto libro de su Ensayo es el problema de la relación entre razón y fe.

Se aproxima al problema distinguiendo claramente entre ambas:

  1. Cuestiones de razón  son aquellas proposiciones que pueden ser conocidas por el uso natural de nuestras facultades y deducibles a partir de ideas recibidas mediante sensación o reflexión.
  2. Cuestiones de fe las que da a conocer la revelación sobrenatural.

Desde aquí se establece su relación mutua:

  1. Aquello a lo que se asiente es la revelación original no puede ir contra los claros principios de nuestro conocimiento natural.
  2. La revelación original puede imponerse sobre algunas proposiciones de razón que sólo son probables ya que el conocimiento de la revelación es más claro que el de cualquier proposición probable.
  3. Si la revelación original no puede ir contra los claros principios de nuestro conocimiento natural menos aún la revelación transmitida ya que el que recibe la revelación por transmisión o tradición de otros hombres no puede conocer con tanta certeza que era una revelación de Dios. Ni siquiera el sentido de las palabras de esa revelación.

Locke termina su monumental obra haciendo una clasificación de las ciencias atendiendo a todo lo que puede caer dentro del ámbito del entendimiento humano: la naturaleza de las cosas como son en sí mismas, sus relaciones y sus operaciones; lo que el hombre debe hacer en tanto que agente racional y dotado de voluntad, para alcanzar un fin y, sobre todo, su felicidad; las maneras y medios por los cuales se adquiere y comunica el conocimiento.

Así tenemos:

  1. Física o filosofía natural. Es el conocimiento de las cosas, cuerpos y espíritus, de sus propiedades y sus operaciones. Su finalidad es la pura verdad especulativa.
  2. Práctica. La habilidad de aplicar nuestras capacidades y actos con el fin de alcanzar cosas buenas y útiles. Lo más importante es la ética que consiste en el descubrimiento de las reglas de las acciones humanas que conducen hacia la felicidad y de los medios para poner en práctica estas reglas.

    La meta de la Práctica es la justicia y una conducta de acuerdo con ella.

  3. Semiótica, doctrina de los signos o lógica. Se encarga de considerar la naturaleza de los signos de los que se vale la mente para entender las cosas o comunicar su conocimiento a otros. Según Locke, aunque distinta, debe estar subordinada a las otras disciplinas y, si se la piensa bien, da lugar a una nueva lógica y teoría del conocimiento distinta de la escolástica imperante en su época.

Así concluye Locke su magna y monumental obra dividiendo “las grandes provincias del mundo intelectual, enteramente separadas y distintas la una de la otra”.

2. Los dos tratados sobre el gobierno civil.

Aunque el nudo gordiano de la filosofía de Locke se encuentra en el Ensayo, merece la pena pararse –aunque sea con brevedad- a conocer la filosofía política de Locke ya que ésta es la mejor expresión del liberalismo de su época y ha influido –y todavía lo hace- en el pensamiento liberal de la actualidad.

La teoría política de Locke se pergeña en dos obras: Primer tratado sobre el gobierno civil y Segundo Tratado sobre el gobierno civil.

En el Primer tratado sobre el gobierno civil se enfrenta a la teoría del derecho divino de los reyes (monarquía absoluta) expuesta por Robert Filmer en su obra el Patriarcha. Según Locke, y ésta es la afirmación que más nos interesa del Primer Tratado, dicha teoría descansa en la negación de la libertad natural de los seres humanos.

Ésta es la primera formulación de la hipótesis del estado de naturaleza admitida por Locke y que será explicada en el Segundo Tratado.

¿Cómo se define el estado de naturaleza? Consiste en la vida de los hombres juntos según la razón sin que exista un superior común que dirima los conflictos entre ellos.

Así, a diferencia de Hobbes, nuestro filósofo distingue entre estado de naturaleza y estado de guerra que constituye una violación del estado de naturaleza y que, por tanto, no se puede confundir con él.

Para poder hablar de estado de naturaleza Locke parte de la admisión de una ley moral natural que puede ser descubierta por la razón. Esa ley obliga a todos y enseña que todos los hombres son iguales e independientes y que nadie debe dañar a otro en su vida, su salud, su libertad o sus bienes como criaturas de Dios.

Locke también piensa que existen derechos naturales y destaca entre ellos el derecho a la propia conservación y a defender su vida y el derecho a la libertad. Evidentemente, de aquí surgen deberes, como el deber de conservar su vida y a disponer libremente de ella lo que le lleva a negar el suicidio y la esclavitud.

El derecho natural en el que más centra su atención Locke es el derecho de propiedad.

Todo hombre tiene derecho a las cosas que le son necesarias para la conservación de su vida. Dios ha dado a los hombres la tierra y todo lo que hay en ella para que les ayude al fin de su conservación. En consecuencia la razón nos enseña, en conformidad con la voluntad divina, que debe existir la propiedad privada tanto de los frutos de la tierra y de las cosas que hay en ella como de la tierra misma.

Pero, ¿cómo se obtiene el derecho a tener la propiedad privada de algo? Su respuesta es clara: el trabajo. En el estado de naturaleza el hombre hace suyo lo que saca de su estado natural al mezclarlo con su trabajo y separándolo así de su primitivo estado de propiedad de todos.

Pero de aquí no se puede concluir que todo hombre, en razón de su trabajo, tenga derecho a una propiedad sin límites. El derecho a la propiedad viene determinado por la capacidad de uso y disfrute de ella.

Así como hay la propiedad privada es un derecho natural, también existe el derecho natural a heredar la propiedad.

Aunque parte de la hipótesis del estado de naturaleza que supone la negación de una autoridad común a todos los hombres Locke sostiene que Dios colocó a los hombres sometidos a fuertes necesidades, conveniencias e inclinaciones para impulsarlos a vivir en sociedad. Así la sociedad es también natural al hombre aunque en sentido diverso.

La familia, sociedad primaria, es natural al hombre en sentido estricto pero la sociedad civil o política en el sentido de satisfacer las necesidades que en el estado de naturaleza no se satisfacen ya que, aunque los hombres están moralmente obligados a respetar la ley natural, muchos de ellos no lo hacen de lo que se sigue que no todos gozan de los mismos derechos. Así, pues, al hombre le interesa formar una sociedad civil que le ayude a preservar sus libertades y derechos.

Así:

  1. Es necesaria una ley escrita para definir la ley natural y dirimir las controversias.
  2. Es conveniente que haya un sistema judicial que goce de reconocimiento general y que juzgue imparcialmente.
  3. Es necesario un sistema punitivo reconocido por todos que castigue los crímenes.

Pero el fin principal que mueve a los hombres a someterse a un gobierno es la conservación de su propiedad individual, entendiendo por ésta la mutua preservación de sus vidas, libertades y patrimonios.

Locke considera que la sociedad política y el gobierno tienen un fundamento racional. Éste no puede ser la utilidad, aunque es un fin racional, ya que por muy ventajosa que sea la sociedad civil sobre el estado de naturaleza siempre supone una restricción de la libertad absoluta por medio de las instituciones jurídicas y políticas. Entonces, el fundamento racional debe ser el consentimiento de los que forman parte de la sociedad política.

Pero hay que dejar claro que mediante el consentimiento los hombres no renuncian a su libertad, simplemente la restringen renunciando a sus poderes legislativos y ejecutivos que les pertenecían de forma absoluta en el estado de naturaleza. Dichos poderes se delegan en la sociedad a la que se autoriza a elaborar las leyes que requiera el bien común y le deja el poder de poner en vigor esas leyes y determinar la sanción que acarrea su no cumplimiento.

Mas el sentido de esta restricción es poder gozar con más seguridad de su libertad.

Pero, ¿en que consiste exactamente el consentimiento? En someterse a la voluntad de la mayoría. (Claro está que Locke no contemplaba que a veces las mayorías pueden ser tiránicas).

Sin embargo surge un problema: A los miembros se una sociedad política no se les pide el consentimiento para formar parte de esa sociedad y acatar la voluntad de la mayoría. ¿Entonces ...?

Locke soluciona el problema diciendo que tal consentimiento es tácito (implícito) y que se da en la medida en que un hombre vive conforme a las leyes del Estado y disfruta de los beneficios de su condición de ciudadano. Sin embargo, siempre tiene la posibilidad de explicitar su consentimiento e incluso su no consentimiento ya que puede, de hecho, marcharse a otra sociedad civil e incluso vivir alejado en estado de naturaleza.

Filósofos en la Edad Moderna

La primera tarea de toda comunidad política es establecer un poder legislativo y ponerlo en manos de quienes piensa que administrarán esas leyes de forma correcta. Así éste será el poder supremo de la comunidad y todos los otros deben derivarse de éste y estarles sometidos.

Pero el poder legislativo aun siendo supremo no es absoluto, está limitado. Tiene que responder a la confianza que la sociedad ha depositado en él. Así los límites vienen determinados por:

  1. Las leyes que promulgue han de ser las mismas para todos sin excepción.
  2. Estas leyes deben inspirarse en el bien del pueblo.
  3. El poder legislativo no debe establecer impuestos sin el consentimiento del pueblo expresado por él mismo o por sus representantes ya que el fin principal para el que se constituyó la sociedad es la protección de la propiedad.
  4. El poder legislativo no tiene la capacidad de transferir el poder de promulgar leyes a persona o asamblea a la que el pueblo no haya otorgado su confianza. En el caso de que lo haga, tal transmisión no es válida.

Más arriba afirmamos que Locke considera que debe haber más poderes. Efectivamente, es partidario de la separación de poderes. Así distingue entre poder legislativo, ejecutivo y federativo. Éste último es el poder de hacer la guerra y firmar la paz, de concertar alianzas y tratados y todo género de transacciones con todas las personas y comunidades externas a la sociedad política.

Las sociedades civiles pueden ser disueltas de dos formas:

  • Desde fuera: Si, por ejemplo, son conquistadas.
  • Desde dentro: Mediante la modificación del poder legislativo en contra de la voluntad del pueblo bien por arbitrariedad por parte del gobierno atentando contra sus derechos naturales (libertad, propiedad) , bien por descuido de su cargo.

Cuando nos encontramos ante un gobierno disuelto (disoluto) la rebelión está justificada ya que todo gobierno disoluto es una tiranía que obra contra la voluntad y los intereses del pueblo.

Vida

John Locke nació en Wrington (Inglaterra) el 29 de agosto de 1632. Fue educado en su casa hasta que ingresó en la Westminster School de Londres –la mejor escuela londinense- en 1646. Llegó a ingresar allí gracias a que su padre –de economía modesta- sirvió como capitán de caballería en el regimiento cuyo comandante era Alexander Popham que llegó a ser miembro del Parlamento y que le consiguió una beca para cursar estudios en dicho centro. Permaneció allí como King’s Scholar (becario) hasta 1652 año en que comenzó sus estudios en la Universidad de Oxford como alumno del Christ Church, el college más importante de Oxford.

Allí durante tres años y medio estuvo cursando los estudios para conseguir el B.A. (Bachellor of Arts) en los que estudió lógica, metafísica y lenguas clásicas. La filosofía con la que se encontró estaba perdida en términos oscuros y en problemas rebuscados fruto del imperio de un escolaticismo aristotélico decadente. Pero la nueva filosofía experimental también había llegado a Oxford a través de John Wilkins que impartía docencia en el Warden of Wadham College. El grupo de Wilkins será el origen de la Royal Society. Locke tomó contacto con esta filosofía a través de su amigo Richard Lower (compañero de Westminster) que le introdujo también en la medicina.

En febrero de 1656 obtuvo el grado de B.A. Siguió sus estudios hasta conseguir en Junio de 1658 el M.A. (Master of Arts).

Así fue elegido Senior Student cargo equivalente al de Fellow (asistente o ayudante) en otros colleges.

Durante este tiempo Locke no había decidido todavía si dedicarse o no a la carrera eclesiástica. En diciembre de 1660 fue elegido lector de griego de la Christ Church y lector de retórica en 1663.

Aquí Locke tuvo ya que tomar una decisión sobre su futuro. Los estatutos de la Christ Church adscribían que cincuenta y cinco de los sesenta cargos de Senior Student estaban reservados a clérigos o aspirantes a clérigos y sólo cinco a laicos (dos en medicina, dos en leyes y uno en filosofía moral). Así, era más fácil conservar su cargo si optaba por el estado clerical pero Locke optó por ser médico.

Con la restauración de Carlos III, John Wilkins abandonó Oxford convirtiéndose en el nuevo lider del grupo científico oxoniano Robert Boyle. Locke leyó a Boyle y más tarde le conoció personalmente gozando de su amistad.

En este tiempo leyó también a Descartes que le hizo recobrar el optimismo filosófico mostrándole que es posible un pensamiento filósofico claro y ordenado.

Pero aunque su admiración por Descartes le hizo adoptar su método sin embargo su contacto con la filosofía experimental de Oxford le proporcionó una perspectiva desde la que criticar el racionalismo de la filosofía cartesiana.

Asimismo se interesó e implicó seriamente en los asuntos políticos de su tiempo. Debido a ello abandonó Inglaterra en 1665 para ser secretario de una embajada ante el elector de Brandeburgo, presidida por sir Walter Vane.

Los accidentados estudios de medicina de Locke le llevaron a tomar contacto con el doctor David Thomas con el que estableció una relación de amistad y colaboración fundando con él un laboratorio (farmacéutico) en Oxford.

En 1666 Locke se encontró con Lord Ashley (más tarde conde de Shaftesbury) que había ido a Oxford a proporcionarse, a través del doctor Thomas, algunas medicinas para sus dolencias. Pero Thomas que se encontraba fuera de la ciudad le pidió a Locke que se ocupara del asunto. Resultado de este encuentro fue que Locke recibió la oferta de convertirse en médico personal de Ashley. En 1667 nuestro filósofo abandonó Londres para convertirse en médico personal de Ashley, secretario, consejero político, amigo personal y también en tutor de su hijo.

En 1668 durante su estancia en Exeter House, la casa de Ashley, ocupó el cargo de secretario del Consejo de Comercio y Agricultura y secretario de los Lores Propietarios de las Carolinas. La creación de dicho Consejo fue debida a la intervención de Lord Ashley frente al rey Carlos III ya que el primero pensaba que Inglaterra prosperaría gracias al comercio y que en la promoción de éste deberían jugar un papel muy importante las colonias. Así es como Locke llegó a ocupar ese cargo que le llevó a estar en un sitio privilegiado para recopilar información acerca de la situación del comercio en el mundo de su época y en las colonias. Como secretario de los Lores Propietarios de las Carolinas Locke estuvo implicado en la redacción de la constitución de las Carolinas. También durante este tiempo Locke escribió para Lord Ashley sobre cuestiones económicas.

En este tiempo, invierno de 1671, Locke se encuentra envuelto también en las discusiones filosóficas, que tenían lugar en su habitación de Exeter House y que darán origen a su obra fundamental, el Ensayo sobre el conocimiento humano tal como lo relata él mismo en la Epístola al lector de su obra.

James Tyrrell, uno de los amigos de Locke que participaba en estas discusiones nos ha contado que, en su origen, la discusión se centró en torno a las cuestiones de los principios de la moralidad y de la religión revelada derivando luego hacia el examen de las aptitudes y el alcance del conocimiento humano. Así, Locke estuvo ocupado con estas cuestiones que se concretarán en escritos suyos durante los veinte años siguientes.

En el verano de 1671 elaboró el primer borrador del Ensayo (Draft A) que quizás sea el texto mejorado y ampliado que se comprometió a entregar a sus contertulios. En el otoño del mismo año compone un segundo borrador (Draft B) que, por las apariencias, debía estar destinado a la imprenta pero que, en lo que conocemos, está inacabado.

En 1674 el conde de Shaftesbury dejó de ser Lord Canciller del gobierno lo que obligó a Locke a volver a ocupar su antigua posición en Oxford, situación que aprovechó para terminar sus estudios de medicina alcanzando sucesivamente el grado de Bachelor of Medicine y la licencia para su práctica.

Allí permaneció hasta 1675 año en que problemas de salud le obligaron a residir en Francia donde permaneció hasta 1680. Aquí volvió a retomar sus investigaciones filosóficas y así sabemos por sus diarios que en 1676, en Montpellier, se dedicó a reflexionar sobre la voluntad, el poder, el placer y el dolor, las pasiones, las ideas simples de reflexión, las relaciones entre razón y fe y la idea de la divinidad. Todos ellos, temas ausentes de los dos borradores ya elaborados ( Drafts A y B) del Ensayo y que aparecerán más tarde en la versión definitiva.

En 1677, ya en París, elabora El conocimiento, su alcance y medida, escrito en el que se trasluce un bosquejo del cuarto libro del Ensayo (Del conocimiento).

En el diario de 1678 se recogen reflexiones sobre las relaciones, el espacio, la memoria, la locura y referencias a las lecturas filosóficas realizadas por él mismo en su estancia francesa. Entre ellas cabe destacar la larga nota de su diario titulada Método para bien estudiar la doctrina del señor des Cartes.

Durante su estancia en Francia (Calais, Paris, Lyon y Montpellier) mantuvo contactos con cartesianos y anticartesianos y recibió la influencia de Gassendi. También mantuvo contactos con el protestantismo francés.

A su vuelta a Inglaterra (1680) volvió a entrar al servicio de Lord Ashley. En 1681 regresa a Oxford y vuelve de nuevo a sus reflexiones filosóficas al tiempo que su protector se vio implicado en una conjura contra el duque de York que le obligó a huir a Holanda. El diario de Locke de los años 1681 y 1682 recoge numerosas anotaciones sobre la verdad, el conocimiento, la demostración de la existencia de Dios, la relación entre materia y pensamiento y sus consideraciones negativas acerca del entusiasmo o fanatismo.

En 1683 muere el conde de Shaftesbury en su exilio holandés. En septiembre de este año, sintiéndose amenazado por el poder político, se exilia a Holanda.

A la muerte de Carlos II en 1685 el nombre de Locke fue inscrito en la lista de las proscritos del nuevo Gobierno (Jacobo II), a causa de la rebelión de Monmouth siendo despojado de sus cargos de Oxford y pidiéndose, además, al gobierno holandés su extradición. Este hecho le obligó a vivir bajo nombre supuesto y sin residencia fija moviéndose de ciudad en ciudad y no se decidió a volver a Inglaterra ni aun después de haber sido borrado su nombre de la lista.

A pesar de estos acontecimientos sabemos, por una carta a Clarke, que durante el invierno de 1685 estuvo trabajando en el Ensayo. De aquí surge el tercer borrador de su obra magna (Draft C). Es un texto ya preparado para la imprenta que Locke envía a varias personas, en especial a Lord Pembroke al que conoció en Montpellier en 1676 y al que más tarde dedicará el Ensayo. El Draft C solo contiene los libros primero y segundo del Ensayo. En octubre de 1686 acaba el tercer libro y en diciembre el cuarto; pero no convencido con el resultado seguirá revisando su obra.

Durante este tiempo publicó un breve resumen en francés en la Bibliotèque Universelle et Historique de Leclerc, por insistencia de éste (1688). Esta obra se conoce como Compendio del ensayo sobre el entendimiento humano y fue compuesta originalmente en inglés y traducida al francés por el propio Leclerc. Dicha obra apareció en tomo VIII de la citada revista de Leclerc ocupando las páginas 49 a 142. También acabó de escribir y publicó la Epístola sobre la Tolerancia en Latín que dedicó a Philip van Limbroch, teólogo y líder del movimiento remostrante, con el cual tuvo una profunda amistad. Parece claro que en este tiempo tuvo contacto don el movimiento inglés revolucionario en el exilio.

Tras la revolución (Revolución Gloriosa) de 1688 y el exilio a Francia de Jacobo II que llevó al trono de Inglaterra al holandés Guillermo de Orange retornó a su país a bordo del buque real acompañando a la mujer de éste, la princesa María Estuardo, que iba a reunirse con su marido.

A su vuelta a Inglaterra llegó a conocer a Newton del que había leído sus Principia Mathemathica Philosophia Naturalis y trabó amistad con él.

También publicó el Ensayo, tras darle unos últimos retoques y confesarle a van Limbroch: “La suerte ya está echada y ahora me lanzo al ancho océano” ,  y los dos Tratados del Gobierno Civil (1690). Además fue traducida al inglés y publicada su Carta sobre la tolerancia.

La publicación del Ensayo dio lugar a polémicas que contribuyeron a que su obra se hiciera famosa, aunque ya había llegado a serlo antes de publicarlo gracias a la publicación del Compendio que, como Locke recuerda en la Epístola al lector con la que abre su obra magna, “fue condenado por algunos”. Por tanto, Locke ya estaba acostumbrado a la censura y, también a la alabanza. Así entre otras cabe destacar las críticas de Norris, Stillingfleet, Burnet, Sergeant, Lee y hasta de Leibniz o la defensa de Samuel Bold. Ante todas las críticas Locke permaneció callado excepto frente a las objeciones de Stillingfleet, obispo de Worcester, al que respondió públicamente.

Por motivos de salud renunció al cargo de embajador ante el elector de Brandeburgo pero aceptó un puesto de menor categoría en Londres hasta que, en 1691 se retiró a Oates, en Essex, donde vivió como huésped de la familia Masham. Allí volvió a retomar el contacto con Damaris Cudworth (Lady Masham) hija de Ralph Cudworth, el platónico de Cambridge, con la que estuvo unido tanto intelectual como sentimentalmente antes de su exilio a Holanda. Locke y Lady Masham mantuvieron su amistad y fueron compañeros intelectuales hasta la muerte de éste.

Durante los años siguientes fueron publicadas cuatro ediciones más del Ensayo, los Pensamientos sobre la educación (1693) y La razonabilidad del cristianismo (1695). También intervino en las controversias que produjeron el Ensayo y la Carta sobre la tolerancia.

Pero Locke no abandonó los asuntos públicos. En 1696 fue revitalizado el Consejo de Comercio. Revitalización en la que intervino Locke y, desde entonces y hasta 1700, fue su miembro más influyente. Pero su salud sólo le permitía vivir en Londres cuatro meses al año, los meses más cálidos, ya que sufría una dolencia asmática. Por ello, alternaba su residencia entre Oates y Londres.

La importancia de la actividad de Locke en el Consejo de Comercio y Agricultura es considerable ya que esta institución fue la encargada de administrar los Estados Unidos hasta su independencia de Inglaterra.

En 1700 se retiró de la actividad pública y se publicó la traducción al francés del Ensayo debida a Pierre Cote y supervisada por el propio Locke. Un año más tarde (1701) apareció la versión latina.

El domingo 28 de octubre de 1704 murió mientras Lady Masham, le leía los Salmos.

Vocabulario básico

Abstracción: Operación del entendimiento a través de la cual se forman las ideas generales. Consiste en separar de las ideas particulares el tiempo, el lugar y todas las particularidades por las que tales ideas representan sólo a individuos. Por tanto, la abstracción en Locke es sólo un instrumento analítico de la mente, no un modo de conocimiento como en Aristóteles o Santo Tomás.

Argumento innatista del consentimiento universal: Argumento utilizado por los defensores de la existencia de ideas innatas. Afirma que como todos los hombres están de acuerdo en la existencia de los principios especulativos y prácticos; eso quiere decir que esos principios son ideas innatas impresos en la mente de todo hombre. Locke critica dicho argumento.

Axiomas del conocimiento: Fundamentos del conocimiento. Para Locke, los principios lógicos. Tienen carácter intuitivo pero no innato.

Bien: Para Locke es lo que causa placer pero en conformidad a una ley determinada por la voluntad del legislador.

Coexistencia o conexión necesaria: Pertenece particularmente a las sustancias. Éstas consisten en colecciones de ideas simples designadas por un nombre específico y la investigación acerca de ellas trata fundamentalmente de ver qué otras ideas simples deben coexistir (o estar conectadas necesariamente) con el resto de las que componen la idea compleja de la sustancia en cuestión que designamos con un nombre específico.

Conocimiento: Percepción del acuerdo o desacuerdo de dos ideas cualquiera. Este acuerdo o desacuerdo puede ser de cuatro clases: identidad o diversidad, relación coexistencia o conexión necesaria y existencia real.

Conocimiento demostrativo: Conocimiento racional.

Conocimiento intuitivo: Cuando se percibe el acuerdo o desacuerdo de dos ideas inmediatamente.

Conocimiento racional: Cuando no se puede percibir inmediatamente el acuerdo o desacuerdo de dos ideas y la mente usa otras ideas para mostrarlo.

Conocimiento real: Decimos que un conocimiento es real en la medida en que nuestras ideas son susceptibles de conformarse con las cosas.

Conocimiento sensitivo: Conocimiento que obtenemos mediante nuestros sentidos de la existencia de los objetos externos que han producido en nosotros las ideas que hacen referencia a ellos.

Consentimiento: Fundamento racional sobre el que se establece la sociedad política o civil. Consiste en el asentimiento de los que forman parte de dicha sociedad a la restricción de su libertad absoluta por medio de las instituciones jurídicas y políticas con el fin de gozar con más seguridad de su libertad. Dicho consentimiento consiste en someterse a la voluntad de la mayoría y, aunque suele ser tácito, puede explicitarse.

Cualidades primarias: Propiedades inherentes a los objetos externos que son captados por nosotros mediante experiencia externa: solidez, extensión, figura, número, movimiento, reposo e impenetrabilidad.

Cualidades secundarias: Capacidades que tienen los objetos de producir en nosotros ciertas sensaciones. Estas sensaciones no son propiedades inherentes a los objetos, sólo existen en nuestra mente. Son cualidades secundarias: colores, sonidos, olores, sabores, frío, calor, dureza, pesadez, rugosidad...

Filósofos en la Edad Moderna

Cuestiones de fe: Aquellas proposiciones que pueden ser conocidas por revelación sobrenatural.

Cuestiones de razón: Aquellas proposiciones que pueden ser conocidas por el uso natural de nuestras facultades y deducibles a partir de ideas recibidas mediante sensación o reflexión.

Derecho de propiedad: Para Locke es el principal derecho natural. Según él, Dios nos dado la tierra y todo lo que hay sobre ella para contribuir al fin de nuestra propia conservación. Ese fin se alcanza mediante la apropiación de la tierra y de todo lo que hay en ella. Tal apropiación, que se realiza mediante el trabajo, es la propiedad privada.

Doctrina de los signos: Semiótica.

Error: Fallar el juicio al dar asentimiento a lo que no es verdadero. Sus causas son: carencia de pruebas, carencia de capacidad para usar las pruebas, carencia de voluntad para usarlas y criterios incorrectos de probabilidad (opiniones dudosas tomadas como principio, hipótesis recibidas, pasiones predominantes y autoridad).

Esencia nominal: La designada por los términos generales que no es nada más que una idea abstracta en la mente del hablante.

Esencia real: La constitución real de cada individuo. Para Locke el único sentido genuino de la palabra esencia.

Especie: Idea.

Estado de guerra: Violación del estado de naturaleza que no se puede confundir con él como hace Hobbes.

Estado de naturaleza: Hipótesis del estado de naturaleza.

Ética: Disciplina práctica que consiste en el descubrimiento de las reglas de las acciones humanas que conducen hacia la felicidad y de los medios para poner en práctica estas reglas.

Existencia real: Conocimiento que se refiere a si una existencia real fuera de mi mente concuerda o no con una idea que tengo en ella.

Experiencia externa: La que proviene de la sensación y la percepción.

Experiencia interna: La que proviene de la reflexión de la mente o alma sobre sus propias operaciones.

Fantasma: Idea.

Filosofía natural: Física.

Física: Conocimiento de las cosas, cuerpos y espíritus, de sus propiedades y sus operaciones. Su finalidad es la pura verdad especulativa. También se denomina filosofía natural.

Hipótesis del estado de naturaleza: También denominada estado de naturaleza. Se define como la vida de los hombres juntos según la razón sin que exista un superior común que dirima los conflictos entre ellos.

Idea: Todo lo que hay en la mente del hombre, todo lo que piensa. Locke también la denomina noción, fantasma o especie.

Ideas adecuadas: Ideas que representan perfectamente el arquetipo del que proceden.

Ideas claras: Ideas de las que se tiene una percepción plena y evidente.

Ideas complejas: Ideas producidas por combinación de ideas simples.

Ideas confusas: Ideas que se perciben mezcladas con cualquier otra idea o ideas.

Ideas correctas: Ideas verdaderas.

Ideas distintas: Ideas que se perciben como diferenciadas de cualquier otra idea.

Ideas equivocadas: Ideas falsas.

Ideas falsas: Ideas en que la suposición que la mente hace de la referencia a algo no es conforme con la cosa. Según Locke, para hablar con más propiedad, deberían llamarse ideas equivocadas.

Ideas fantásticas: Ideas quiméricas.

Ideas generales: Ideas que se constituyen al abstraer (separar) de las ideas particulares el tiempo, lugar y todas las particularidades por las que estas últimas representan sólo a individuos. Por tanto, las ideas generales representan a varios particulares o clases.

Ideas inadecuadas: Ideas que representan parcialmente el arquetipo del que proceden.

Ideas oscuras: Ideas de las que no se tiene una percepción plena y evidente.

Ideas quiméricas: Ideas que no hacen referencia a ningún ser real porque no lo hay.

Ideas reales: Ideas que hacen referencia a un ser real.

Ideas simples: Materiales primarios de nuestro conocimiento y su fundamento. Son simples todas las ideas que provienen de la experiencia ya sea externa (sensación) o interna (reflexión).

Ideas verdaderas: Ideas en que la suposición que la mente hace de la referencia a algo es conforme con la cosa. Según Locke, para hablar con más propiedad, deberían llamarse ideas correctas.

Identidad o diversidad: Primer acto del entendimiento que percibe las ideas que tiene, conoce qué es cada una de ellas y percibe en qué difieren entre sí.

Juicio: Para Locke es la forma en que el conocimiento puede suplir sus limitaciones. En el juicio la mente supone que una proposición es verdadera o falsa sin percibir evidencia demostrativa en las pruebas. Por tanto, el conocimiento que proporciona el juicio no es absolutamente cierto sino probable.

Ley civil: Ley que establece el crimen o la inocencia. (El legislador es el Estado).

Ley de la opinión o reputación: También llamada ley filosófica. Ley que establece el vicio o la virtud y determina la alabanza o el vituperio. (El legislador es la opinión dominante en la sociedad).

Ley divina: Ley que establece el pecado y el deber. Criterio último con relación al cual las acciones voluntarias se consideran buenas o malas. (Aquí la voluntad del legislador es la voluntad de Dios).

Ley filosófica: Ley de la opinión o reputación.

Lógica: Semiótica.

Mal: Para Locke es lo que causa dolor pero en conformidad a una ley determinada por la voluntad del legislador.

Modos mixtos: Modos compuestos de ideas simples de distintas especies. (Belleza).

Modos simples: Modos que son variaciones de una única idea simple. (Docena).

Modos: Ideas complejas que no contienen en sí el supuesto de ser subsistentes por sí mismas (sustancias) sino que se presentan como dependientes (accidentes o afecciones) de las sustancias. Hay dos tipos: simples y mixtos.

Naturalezas generales: Para Locke son simplemente ideas generales. Por tanto, las naturalezas generales (esencias) aun en el caso de que existan –cosa que Locke no niega-, no podemos conocerlas.

Noción: Idea.

Origen psicológico (de las ideas): De dónde proceden las ideas. Locke afirma que todas las ideas proceden de la experiencia y ninguna la precede.

Palabras: Signos arbitrarios de las ideas que formamos en nuestra mente con intención de comunicar las ideas.

Poder federativo: Uno de los tres poderes que constituyen la sociedad civil. Es el poder de hacer la guerra y firmar la paz, de concertar alianzas y tratados y todo género de transacciones con todas las personas y comunidades externas a la sociedad política.

Poder legislativo: El poder supremo de la sociedad civil pero no absoluto ya que está subordinado a la confianza que la sociedad ha depositado en él.

Práctica: La habilidad de aplicar nuestras capacidades y actos con el fin de alcanzar cosas buenas y útiles. Su finalidad es la justicia y una conducta acorde con ella.

Principios especulativos: Principios lógicos.

Principios prácticos: Principios morales.

Probabilidad: Conocimiento que nos proporciona el juicio. Los fundamentos de la probabilidad residen en la conformidad de algo con nuestro propio conocimiento, observación o experiencia y el testimonio de los otros que garantiza sus observaciones y experiencia.

Proposición: Unión o separación de dos ideas que se hace mediante la afirmación y la negación.

Proposición mental: Proposiciones que sólo existen en la mente.

Proposición verbal: Proposiciones que son expresadas mediante palabras.

Relación: El acuerdo o desacuerdo entre nuestras ideas se funda en la percepción de la relación de cualquier tipo de ideas.

Relaciones: Ideas complejas que son fruto de la comparación de una idea, ya sea simple o compleja, con otra cualquiera. Todas las relaciones son compuestos de otras ideas simples de sensación o reflexión. Pero no son ideas complejas en sentido estricto ya que se establecen a través no del acto mental de combinación de ideas simples sino del acto de juntar dos ideas –simples o compuestas- de tal manera que puedan ser vistas a la vez sin combinarlas en una. Pueden ser de dos tipos: proporcionales y morales.

Relaciones morales: Relaciones que determinan lo que es bueno y es malo.

Relaciones proporcionales: Relaciones fruto de comparar unas cosas con otras atendiendo al tiempo, el lugar y la causalidad. Se dividen en naturales y convencionales.

Semiótica: Ciencia que se encarga de considerar la naturaleza de los signos de los que se vale la mente para entender las cosas o comunicar su conocimiento a otros. Según Locke, aunque distinta, debe estar subordinada a las otras disciplinas. También se denomina doctrina de los signos o lógica.

Sustancias: Ideas complejas que contienen en sí el supuesto de ser subsistentes por sí mismas. Pueden ser de dos clases: singulares y colectivas.

Sustancias colectivas: Sustancia constituida por varias sustancias reunidas. (Rebaño).

Sustancias singulares: Sustancia constituida por una única sustancia. (Oveja).

Términos generales: Nombres o palabras de ideas generales con los que designamos a varios particulares o a una clase.

Términos particulares: Nombres o palabras de ideas particulares con los que designamos a un individuo.

Trabajo: Fundamento del derecho de propiedad sobre algo.

Uso civil de las palabras: Su uso cotidiano.

Uso filosófico de las palabras: Comunicar las nociones precisas de las cosas y expresar en proposiciones generales verdades indudables y ciertas.

Verdad: Unión o separación de los signos según que las cosas mismas concuerden o no entre sí.

Verdad real: Afirmación o negación de los términos de una proposición en razón de que las ideas que los términos designan concuerden o no concuerden y que las ideas mismas concuerden con sus arquetipos.

Verdad verbal: Afirmación o negación de los términos de una proposición que se hace en razón de que las ideas que los términos designan concuerden o no pero en la que no existe concordancia de los términos con sus arquetipos.

Textos

“… me parece casi contradictorio decir que hay verdades impresas en el alma que ella no percibe y no entiende, ya que, si algo significa eso de estar impresas, es que precisamente, ciertas verdades son percibidas, porque imprimir algo en la mente, sin que la mente lo perciba, me parece apenas inteligible. Si, por lo tanto, los niños y los idiotas tienen alma, es que tienen mentes con aquellas impresiones, y será inevitable que las perciban y que necesariamente conozcan y asientan a aquellas verdades; pero como eso no acontece es evidente que no existen tales impresiones”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro primero. Cap. II, § 5.

* * * *

“Si las máximas especulativas de que tratamos en el capítulo anterior no gozan de hecho del asentimiento universal por parte de la humanidad, según hemos probado, es mucho más visible que los principios prácticos se quedan cortos de ser universalmente acogidos, y me parece que será difícil presentar una regla moral que pretenda tener un asentimiento tan inmediato y general como la proposición lo que es, es, o que sea una verdad tan manifiesta como aquello de que es imposibles que la misma cosa sea y no sea. De aquí resulta evidente que los principios prácticos están más alejados del derecho a ser innatos, y que es más poderosa la duda acerca de que sean impresiones nativas en la mente”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro primero. Cap. III, § 1.

* * * *

“Supongamos, entonces, que la mente sea, como se dice, un papel en blanco, limpio de toda inscripción, sin ninguna idea. ¿Cómo llega a tenerlas? ¿De dónde se hace la mente de ese prodigioso cúmulo que la activa el ilimitada imaginación del hombre ha pintado en ella, en una variedad casi infinita? ¿De dónde saca todo ese material de la razón y el conocimiento? A esto contesto con una sola palabra, de la experiencia: he allí el fundamento de todo nuestro saber, y de allí es de donde en última instancia se deriva”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. I, § 2.

* * * *

Las observaciones que hacemos acerca de los objetos sensibles externos, o acerca de las operaciones internas de nuestra mente, que percibimos, y sobre las cuales reflexionamos nosotros mismos, es lo que provee a nuestro entendimiento de todos los materiales del pensar. Éstas son las dos fuentes del conocimiento de donde dimanan todas las ideas que tenemos o que podamos naturalmente tener”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. I, § 2.

* * * *

Los objetos externos proveen a la mente de ideas de cualidades sensibles, que son todas esas diferentes percepciones que producen en nosotros; y la mente provee al entendimiento con ideas de sus propias operaciones”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. I, § 5.

* * * *

“Estas ideas simples, los materiales de todo nuestro conocimiento, le son sugeridas y proporcionadas a la mente por sólo esas dos vías arriba mencionadas, a saber: sensación y reflexión”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. II, § 2.

* * * *

“Una vez que el entendimiento está provisto de esas ideas simples tiene la potencia de repetirlas, compararlas y unirlas en una variedad casi infinita, de tal manera que puede formar a su gusto nuevas ideas complejas”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. II, § 2.

* * * *

“Para mejor concebir las ideas que recibimos de la sensación, quizá no resulte mal que las consideremos en relación con los diferentes modos por los cuales llegan a nuestra mente y se nos hacen perceptibles.

Primero, por lo tanto, hay algunas que penetran en nuestra mente por sólo un sentido;

Segundo, hay otras que entran en la mente por más de un sentido;

Tercero, otras que se obtienen por sólo la reflexión, y

Cuarto, hay algunas que se abren paso y se sugieren a la mente por todas las vías de la sensación y de la reflexión. Las consideraremos por separado y en distintos apartados”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. III, § 1.

* * * *

“Recibiendo del exterior la mente las ideas (...), cuando dirige su mirada hacia adentro sobre sí misma, y observa sus propias acciones acerca de las ideas que tiene, toma de allí otras ideas, que son tan capaces de ser objeto de su contemplación, como cualesquiera de aquellas que recibió de cosas exteriores”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. VI, § 1.

* * * *

“Todo aquello que la mente percibe en sí misma, o todo aquello que es el objeto inmediato de percepción, de pensamiento o de entendimiento, a eso llamo idea; y a la potencia para producir cualquier idea en la mente, llamo cualidad del sujeto en quien reside ese poder. Así, una bola de nieve tiene la potencia de producir en nosotros las ideas de blanco, frío y redondo; a esas potencias para producir en nosotros esas ideas, en cuanto que están en la bola de nieve, las llamo cualidades; y en cuanto son sensaciones o percepciones en nuestro entendimiento, las llamo ideas; de las cuales ideas, si algunas veces hablo como estando en las cosas mismas, quiero que se me entienda que significan esas cualidades en los objetos que producen esas ideas en nosotros”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. VIII, § 8.

* * * *

“Así consideradas, las cualidades en los cuerpos son, primero, aquellas enteramente inseparables del cuerpo, cualquiera que sea el estado en que se encuentre, y tales que las conserva constantemente en todas las alteraciones y cambios que dicho cuerpo pueda surgir a causa de la mayor fuerza que pueda ejercerse sobre él. Esas cualidades son tales que los sentidos constantemente las encuentran en cada partícula de materia con bulto suficiente para ser percibida, y tales que la mente las considera como inseparables de cada partícula de materia, aun cuando sean demasiado pequeñas para que nuestros sentidos puedan percibirlas individualmente. Por ejemplo, tomemos un grano de trigo y dividámoslo en dos partes; cada parte todavía tiene solidez, extensión, forma y movilidad
(...)
A esas cualidades llamo cualidades originales o primarias de un cuerpo, las cuales, creo, podemos advertir que producen en nosotros las ideas simples de la solidez, la extensión, la forma, el movimiento, el reposo y el número”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. VIII, § 9.

* * * *

“Pero, en segundo lugar, hay cualidades tales que en verdad no son nada en los objetos mismos, sino potencias para producir en nosotros diversas sensaciones por medio de sus cualidades primarias, es decir, por el bulto la forma, la textura y el movimiento de sus partes insensibles, como son colores, sonidos, gustos, etc. A éstas llamo cualidades secundarias”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. VIII, § 10”.

* * * *

“A las ideas así hechas de varias ideas simples unidas las llamo ideas complejas. Tales son la belleza, la gratitud, un hombre, un ejército, el universo. Y aunque son compuestas de varias ideas, o de ideas complejas formadas de ideas simples, sin embargo, cuando la mente quiere, las considera a cada una por sí sola, como una cosa entera significada por un nombre”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XII, § 1.

* * * *

“... llamo modos a esas ideas complejas que, por compuestas que sean, no contengan en sí el supuesto de que subsisten por sí mismas, sino que se las considera como dependencias o afecciones de las substancias. Tales son las ideas significadas por las palabras triángulo, gratitud, asesinato, etc.”

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XII, § 4.

* * * *

“Hay dos clases de estos modos que merecen consideración separada. Primero, hay algunos que sólo son variantes o combinaciones diferentes de una y la misma idea simple, sin mezcla de ninguna otra. Por ejemplo una docena, una veintena, que no son sino las ideas de otras tantas unidades distintas que han sido sumadas, y a éstas llamo modos simples, en cuanto que quedan contenidas dentro de los límites de una idea simple. Pero, segundo, hay algunos otros compuestos de ideas simples de diversas especies, que han sido unidas para producir una sola idea compleja; por ejemplo, la belleza, que consiste en una cierta composición de color y forma que produce gozo en el espectador, y el robo, que siendo la oculta mudanza de la posesión de alguna cosa, sin que medie el consentimiento de su dueño, contiene, como es patente, una combinación de varias ideas de diversas clases; ya éstos llamo modos mixtos

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XII, § 5.

* * * *

“... las ideas de las substancias son aquellas combinaciones de ideas simples que se supone representan distintas cosas particulares que subsisten por sí mismas, en las cuales la supuesta o confusa idea de substancia, tal como es, aparece siempre como la primera y principal”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XII, § 6.

* * * *

“... también de las substancias hay dos clases de ideas: la una, de substancias singulares, según existan separadas, como de un hombre o una oveja; la otra, de varias substancias reunidas, como un ejército de hombres, o un rebaño de ovejas; las cuales ideas colectivas de varias substancias así reunidas, son cada una, tan una sola idea como lo es la de un hombre o la de una unidad”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XII, § 6.

* * * *

“La mente estando abastecida, como ya he declarado, de un gran número de ideas simples que le llegan por vía de nuestros sentidos, según se encuentran en las cosas exteriores, o por vía de la reflexión sobre sus propias operaciones, advierte, además, que un cierto número de esas ideas simples siempre van juntas; y que presumiéndose que pertenecen a una sola cosa, se les designa, así unidas, por un solo nombre, ya que las palabras se acomodan a la aprehensión común, y su utilidad consiste en expeditar la expresión de las ideas. De allí viene que, por inadvertencia, propendemos a hablar y a considerar lo que en realidad constituye una complicación de ideas juntas, como si se tratase de una idea simple. Porque, como ya he dicho, al no imaginarnos de qué manera puedan subsistir por sí mismas esas ideas simples, nos acostumbramos a suponer algún substratum donde subsistan y de donde resultan; el cual, por lo tanto, llamamos substancia”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XXIII, § 1.

* * * *

“Vistas qué clase de ideas tenemos de las diversas especies de substancias; en qué consisten esas ideas, y cómo llegamos a adquirirlas, me parece evidente que de todo ello se sigue:

Primero, que todas nuestras ideas de las diversas clases de substancias no son sino reuniones de ideas simples, con el supuesto de algo a lo cual pertenecen, y en lo cual subsisten; aun cuando acerca de ese algo supuesto no tenemos ninguna idea clara y distinta en absoluto.

Segundo, que todas las ideas simples que, así reunidas en un substratum común, forman nuestras ideas complejas de diversas clases de substancia, no son sino ideas que hemos recibido de la sensación y de la reflexión. De manera que, aun respecto a las cosas que creemos conocer del modo más íntimo, y que más se acercan a la comprensión de nuestras concepciones de mayores vuelos, no podemos alcanzar más allá de los límites de esas ideas simples. Así también, respecto a las cosas que parecen lo más alejadas de todas aquellas con que tenemos trato, y que sobrepasan infinitamente cuanto podemos percibir en nosotros mismos por reflexión, o cuanto podamos descubrir en las otras cosas por la sensación, no podemos alcanzar nada, salvo esas ideas simples que recibimos originalmente de la sensación o de la reflexión, como resulta evidente de las ideas complejas que tenemos de los ángeles y particularmente de Dios mismo.

Tercero, que el mayor número de las ideas simples que forman nuestras ideas complejas de las substancias, cuando se las considera debidamente, no son sino potencias, por más que nos inclinemos a tomarlas por cualidades positivas. Por ejemplo, el mayor número de las ideas que forman nuestra idea compleja de oro son el color amarillo, el gran peso, la ductilidad, la fusibilidad, la solubilidad por agua regia, etc., todas las cuales ideas, reunidas en un substratum desconocido, no son, sino otras tantas relaciones respecto a otras substancias, y no están realmente en el oro si se considera a éste puramente en sí mismo, aun cuando dependen de esas cualidades reales y primarias de su constitución interna, por las cuales el oro tiene la aptitud de operar diversamente y de ser motivo de operaciones de otras diferentes substancias”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XXIII, § 37.

* * * *

“... la última especie de ideas complejas es la que llamamos relación, que consiste en la consideración y comparación de una idea con otra”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XII, § 7.

* * * *

“Y puesto que cualquier idea, ya sea simple o compleja, puede ser motivo de que la mente reúna de ese modo a dos cosas, y, como quien dice, las mire en conjunto, aunque las siga considerando como distintas, por eso, cualquiera de nuestras ideas puede servir de fundamento a una relación”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XXV, § 1.

* * * *

“... todas las ideas de relación que tenemos están formadas, como todas las demás ideas, solamente de ideas simples, y que todas, por más sutiles que sean, y por más alejadas que parezcan estar de la sensación, terminan finalmente en ideas simples”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XXV, § 11.

* * * *

“Así como una idea clara es aquella de la cual la mente tiene una percepción tan plena y evidente como la que recibe de un objeto exterior que opera debidamente sobre un órgano bien dispuesto, así también una idea distinta es aquella por la cual la mente percibe la diferencia respecto a todas las demás; y una idea confusa es aquella que no se distingue lo bastante de otra, de la cual debe ser diferente”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XXIX, § 4.

* * * *

“... por ideas reales quiero decir aquella que tienen fundamento en la naturaleza; aquellas que observan conformidad con el ser real, con la existencia de las cosas, o con sus arquetipos. Ideas fantásticas o quiméricas llamo a aquellas que no tienen fundamento en la naturaleza, ni observan conformidad alguna con esa realidad de ser a la cual están tácitamente referidas como a sus arquetipos”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XXX, § 1.

* * * *

“Entre nuestras ideas reales, algunas son adecuadas y otras son inadecuadas. Llamo adecuadas a las que representan perfectamente aquellos arquetipos de donde la mente supone que han sido tomadas; ideas con las que se propone la mente significar dichos arquetipos, y a los cuales quedan referidas. Las ideas inadecuadas son aquellas que no son sino una representación parcial o incompleta de esos arquetipos a los cuales quedan referidas”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XXXI, § 1.

* * * *

“Siempre que la mente refiera cualquiera de sus ideas a cualquier cosa extraña a ellas, entonces son capaces de ser llamadas verdaderas o falsas. Porque, en semejante referencia, la mente hace una suposición tácita acerca de su conformidad con aquella cosa; la cual suposición, según sea verdadera o falsa, así serán denominadas las ideas mismas”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XXXII, § 4.

* * * *

“... pienso que nuestras ideas, en cuanto las considera la mente con referencia al significado propio de sus nombres, o bien con referencia a la realidad de las cosas, muy aptamente pueden llamarse ideas correctas o equivocadas, según se conformen, o no, a aquellos modelos a los cuales quedan referidas”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro segundo. Cap. XXXII, § 26.

* * * *

“Además de los sonidos articulados fue necesario aún, por lo tanto, que el hombre pudiera ser capaz de usar esos sonidos como signos de concepciones internas, y de poderlos establecer como señales de las ideas alojadas en su mente, a fin de que éstas pudieran ser conocidas por otros hombres, y que, así, los pensamientos en las mentes de los hombres pudieran ser comunicados de unas mentes a otras”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro tercero. Cap. I, § 2.

* * * *

“No basta para la perfección del lenguaje que los sonidos puedan convertirse en signos de ideas, a no ser que esos signos puedan usarse de tal modo que sean comprensivos de varias cosas particulares, porque la multiplicación de las palabras habría sumido en confusión su utilidad, si hubiera sido necesario que cada cosa particular precisara de un nombre distinto para ser significada. Para remediar semejante inconveniente, el lenguaje tuvo un mayor perfeccionamiento en el uso de los términos generales, por donde una palabra se hizo para señalar una multitud de existencias particulares, el cual ventajoso uso de los sonidos se logró sólo por la diferencia de las ideas de las cuales esos sonidos fueron hechos signos, convirtiéndose así esos nombres en generales, los cuales se han hecho para significar ideas generales, quedando como particulares aquellos en que la idea para la cual se usan es una idea particular”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro tercero. Cap. I, § 3.

* * * *

“Puesto que el uso que los hombres hacen de esas señales consiste ya en registrar sus propias ideas en auxilio de su memoria, ya, por decirlo así, en sacar a la luz sus ideas y exhibirlas a la vista de los demás hombres, las palabras en su significación primaria o inmediata nada significan, salvo las ideas que están en la mente de quien las usa, por más imperfecta o descuidadamente que se hayan recogido esas ideas de las cosas que se supone representan”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro tercero. Cap. II, § 2.

* * * *

“Las palabras se convierten en generales al hacerse de ellas signos de ideas generales, y las ideas se convierten en generales cuando se les suprimen las circunstancias de tiempo y de lugar y cualesquiera otras idean que puedan determinarlas a tal o cual existencia particular. Por esta manera de abstracción se habilita a las ideas para representar a más de un solo individuo; cada uno de los cuales, puesto que encierra conformidad con la idea abstracta, es, según comúnmente se dice, de esa clase”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro tercero. Cap. III, § 6.

* * * *

“Y quien piense que las naturalezas o nociones generales son otra cosa que no semejantes ideas abstractas y parciales de otras ideas más complejas, primeramente deducidas de algunas existencias particulares, tendrá me temo, dificultad en encontrarlas”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro tercero. Cap. III, § 6.

* * * *

“Pero como algunos, no sin razón, piensan que las esencias de las cosas nos son completamente desconocidas, no será impertinente considerar las diversas significaciones de la palabra esencia.

Primero, la esencia puede tomarse por el ser de cualquier cosa, en razón del cual es lo que es. Y así la real e interna, pero generalmente en las substancias, desconocida constitución de las cosas, de que dependen sus cualidades descubribles, puede llamarse su esencia. Ésta es la propia original significación de la palabra, según es evidente por su formación, pues essentia, en su denominación primaria significa propiamente ser. Y en este sentido todavía se usa cuando hablemos de la esencia de las cosas particulares, sin darles ningún nombre.

En segundo lugar, puesto que las enseñanzas y disputas de las escuelas se han ocupado mucho acerca de los géneros y de las especies, la palabra esencia casi ha perdido su significado primario de manera que, en vez de aplicarla a la constitución real de las cosas, se ha aplicado casi exclusivamente a la artificiosa constitución de géneros y especies. Es cierto que, por lo general, se supone una constitución real de las clases de cosas, y está fuera de duda que tiene que haber alguna constitución real de que dependa cualquier colección de ideas simples coexistentes. Pero, como es evidente que las cosas no se ordenan en clases o especies, bajo ciertos nombres, sino en cuanto se conforman con ciertas ideas abstractas, a las cuales hemos anexado esos nombres, la esencia de cada género o clase acaba por no ser sino la idea abstracta significada por el nombre general o clasificante; y encontraremos que eso es lo que significa la palabra esencia en su uso más familiar. Estas dos clases de esencias, supongo, no estarán mal designadas si llamo real a la una, y a la otra llamo esencia nominal”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro tercero. Cap. III, § 15.

* * * *

“Lo que es preciso considerar en seguida es por cuál de esas esencias quedan determinadas las substancias en clases o especies; y es evidente que se debe a la esencia nominal, porque únicamente es eso lo significado por el nombre, que es la señal o marca de la clase. Resulta imposible, pues, que las clases de cosas que ordenamos bajo nombres generales sean determinadas por alguna otra cosa que no sea esa idea cuyo nombre ha sido designado para ser su signo; lo que no es, según hemos mostrado, sino la esencia nominal”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro tercero. Cap. IV, § 7.

* * * *

“Puesto que el fin principal del lenguaje en la comunicación es el darse a entender, las palabras no cumplen bien ese fin, ni en el discurso civil, ni en el filosófico, cuando una palabra no provoca en el oyente la misma idea significada por ella en la mente de quien la pronuncia”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro tercero. Cap. IX, § 4.

* * * *

“Aparte de la imperfección que naturalmente se halla en el lenguaje, y de la obscuridad y confusión que tan difícilmente puede evitarse en el uso de las palabras, hay ciertas faltes intencionales y negligencias voluntarias de que los hombres son culpables en esta manera de la comunicación, por las cuales hacen que esos signos sean aún menos claros y distintos en su significado de lo que tienen que ser”

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro tercero. Cap. X, § 1.

* * * *

“Otro abuso de las palabras es ponerlas en vez de cosas que no significan, ni pueden significar en modo alguno. Podemos advertir, con respecto a los nombres generales de las substancias, de las que únicamente conocemos sus esencias nominales (según hemos visto), que cuando los ponemos dentro de alguna proposición, y afirmamos o negamos algo acerca de ellos, muy comúnmente suponemos o pretendemos tácitamente que esos nombres significan la esencia real de alguna clase de substancia. Porque, cuando un hombre dice que el oro es maleable, entiende o insinúa algo más que esto: que lo que yo llamo oro es maleable (aunque en verdad no significa nada más), sino que pretende que se entienda que el oro, es decir, aquello que tiene la esencia real del oro, es maleable; lo que equivale a decir que la maleabilidad depende y es inseparable de la esencia real del oro. Pero, si un hombre ignora en qué consiste esa esencia real, la conexión en su mente, acerca de la maleabilidad, no se establece en verdad con una esencia que ignora, sino tan sólo con el sonido oro que pone en lugar de esa esencia”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro tercero. Cap. X, § 17.

* * * *

“... tengo la osadía de pensar que la moral es susceptible de demostración, así como las matemáticas, puesto que la esencia real precisa de las cosas morales significadas por las palabras puede conocerse de un modo perfecto, de manera que se pueda descubrir con certidumbre la congruencia o incongruencia de las cosa mismas, que es en lo que consiste el conocimiento perfecto”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro tercero. Cap. XI, § 16.

* * * *

“Me parece, pues, que el conocimiento no es sino la percepción de la conexión y acuerdo, o del desacuerdo y repugnancia entre cualesquiera de nuestras ideas”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro cuarto. Cap. I, § 2.

* * * *

“Pero para entender con alguna más distinción en qué consiste ese acuerdo o desacuerdo, creo que podemos reducirlo todo a estas cuatro clases.

  1. Identidad o diversidad.
  2. Relación.
  3. Coexistencia o conexión necesaria.
  4. Existencia real”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro cuarto. Cap. I, § 3.

* * * *

“... algunas veces la mente percibe de un modo inmediato el acuerdo o desacuerdo de dos ideas por sí sola, sin intervención de ninguna otra; y a esto, creo puede llamarse conocimiento intuitivo”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro cuarto. Cap. II, § 1.

* * * *

... cuando la mente no puede reunir sus ideas para advertir su acuerdo o desacuerdo por una comparación inmediata, y, como quien dice, por una yuxtaposición o aplicación de la una respecto a la otra, se ve obligada mediante la intervención de otras ideas (de una o de varias, según se necesite), a descubrir el acuerdo o el desacuerdo que busca; y eso es lo que llamamos raciocinar”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro cuarto. Cap. II, § 2.

* * * *

“... si el conocimiento de nuestras ideas se agota en ellas y no va más allá, cuando se proponen algo más, nuestros pensamientos más serios no serán de mucha mayor utilidad que los sueños de un cerebro enajenado, y las verdades que tengan semejante fundamento no serán de más peso que las disertaciones de un hombre que ve en sueños las cosas con claridad, y que las afirma con gran confianza”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro cuarto. Cap. IV, § 2.

* * * *

“Me parece, pues, que la verdad no es otra cosa, si nos atenemos a la significación propia de la palabra, sino la unión o la separación de los signos, según que las cosas significadas por ellas estén en acuerdo o en desacuerdo las unas respecto a las otras”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro cuarto. Cap. V, § 2.

* * * *

“La facultad que Dios le ha concedido al hombre para suplir la falta de un conocimiento claro y seguro, en los casos en que éste no puede obtenerse, es el juicio; mediante el cual la mente supone que sus ideas guardan un acuerdo o un desacuerdo, o lo que es lo mismo, supone que alguna proposición es verdadera o falsa, sin haber percibido una evidencia demostrativa en la prueba”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro cuarto. Cap. XIV, § 3.

* * * *

“... la probabilidad no es sino la apariencia de un tal acuerdo o desacuerdo, por la intervención de pruebas cuya conexión no es constante e inmutable, o, por lo menos, que no se percibe que lo sea, pero que es o parece serlo así por lo regular, y basta para inducir a la mente a juzgar que la proposición es verdadera o falsa, más bien que lo contrario”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro cuarto. Cap. XV, § 1.

* * * *

“Y he aquí, en resumen, los fundamentos de la probabilidad.

Primero. La conformidad que ofrezca cualquier cosa con lo que conocemos, o con nuestra observación y experiencia.

Segundo. El testimonio de otros, garantizado por sus observaciones y experiencias. Respecto al testimonio de otros, es preciso considerar, 1) el número, 2) la integridad, 3) la habilidad de los testigos, 4) el propósito del autor, cuando se trate de un testimonio deducido de un libro citado, 5) la congruencia de las partes del relato y de sus circunstancias, 6) los testimonios contrarios”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro cuarto. Cap. XV, § 4.

* * * *

“De manera que podemos considerar en la razón estos cuatro grados: el primero y más elevado consiste en el descubrimiento y hallazgo de pruebas; el segundo en la disposición regular y metódica de las mismas, y en su arreglo en un orden claro y adecuado que permita percibir fácil y llanamente su conexión y su fuerza; el tercero consiste en la percepción de sus conexiones, y el cuarto, en sacar la conclusión justa”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro cuarto. Cap. XVII, § 3.

* * * *

“... entiendo por razón, distinguida de la fe, el descubrimiento de la certidumbre o de la probabilidad de las proposiciones o de las verdades que la mente logra alcanzar por medio de la deducción, partiendo de aquellas ideas que adquiere por el uso de sus facultades naturales, a saber: la sensación o la reflexión.

La fe, en cambio, es el asentimiento que otorgamos a cualquier proposición que no esté fundada en deducción racional, sino sobre el crédito del proponente, que viniera de Dios por alguna manera extraordinaria de comunicación. Esta manera de descubrir verdades a los hombres es lo que llamamos la revelación”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro cuarto. Cap. XVIII, § 2.

* * * *

“Todo lo que es de revelación divina debe prevalecer sobre todas nuestras opiniones, sobre nuestros prejuicios y sobre nuestros intereses, y goza del derecho de ser recibido con pleno asentimiento. Semejante sumisión de nuestra razón a la fe no altera los límites propios de nuestro conocimiento; no pone en riesgo los fundamentos de la razón, sino que deja en franquicia nuestras facultades para ser empleadas con los fines par los cuales se nos concedieron”.

Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro cuarto. Cap. XVIII, § 10.

* * * *

“ Según estos principios, concluyo todo con una división de las ciencias en tres clases. 1º Fysikh, o el conocimiento de las cosas, tanto cuerpos como espíritus, o de algunas de sus afecciones en sus auténticas naturalezas; el fin de ésta es la mera especulación. 2ª Praktikh o las reglas para obrar con respecto a las cosas que están en nuestro poder y, principalmente, aquellas que conciernen a nuestra conducta; el fin de ésta es la acción. 3º Semiotikh, o el conocimiento de los signos, esto es, de las ideas y de las palabras, como subordinada a las otras dos, que, si se considera bien, producirá acaso otra clase de lógica y de crítica que la que todavía se sigue pensando”.

Compendio del Ensayo sobre el entendimiento humano. Libro cuarto. Cap. 18.

* * * *

“... todos los hombres están naturalmente en este estado y permanecen en él hasta que por su propia voluntad se convierten en miembros de una sociedad política”.

Segundo tratado sobre el gobierno civil. Cap.2, § 15.

* * * *

“El estado de naturaleza, para hablar con propiedad, se caracteriza porque los hombres viven juntos según la razón, sin que haya en la tierra un superior común para dirimir los conflictos entre ellos”.

Segundo tratado sobre el gobierno civil. Cap.3, § 19.

* * * *

“El estado de naturaleza tiene una ley que lo gobierna, que obliga a todos; y la razón, que es esta ley, enseña a todos los hombres que la consultan que son iguales e independientes y que nadie debe dañar a otro en su vida, su saludo, su libertad o sus bienes”.

Segundo tratado sobre el gobierno civil. Cap.2, § 6.

* * * *

“Aunque el agua corriendo en la fuente sea de todos, ¿quién puede dudar que en el jarro es sólo de quien la recogió? Su trabajo la ha sacado del dominio de la naturaleza, en donde era común y pertenecía por igual a todas sus criaturas, y ha hecho que se la apropie”.

Segundo tratado sobre el gobierno civil. Cap.5, § 29.

* * * *

“Dios colocó (a los hombres) bajo el imperio de fuertes necesidades, conveniencias e inclinaciones para impulsarlos a la sociedad”.

Segundo tratado sobre el gobierno civil. Cap.7, § 77.

* * * *

“... aunque la ley de la naturaleza es sencilla e inteligible para todas las criaturas racionales, sin embargo, los hombres, inducidos a parcialidad en su propio interés, así como ignorantes por falta de estudiarla, no están dispuestos a admitirla como ley que exige aplicación en sus casos particulares”.

Segundo tratado sobre el gobierno civil. Cap.9, § 124.

* * * *

“De este modo, los hombres, a pesar de todos los privilegios del estado de naturaleza, al estar no obstante en una condición mala mientras permanecen en él, se ven inducidos en seguida a formar sociedad”.

Segundo tratado sobre el gobierno civil. Cap.9, § 123.

* * * *

“Por ser los hombres libres, iguales e independientes todos por naturaleza, ninguno de ellos puede ser sacado de este estado y sometido al poder político de otro sin su propio consentimiento. El único modo que alguien tiene de despojarse de su libertad natural y someterla a los límites de la sociedad civil, es acordar con otros hombres unirse y asociarse en una comunidad para vivir cómoda, segura y agradablemente unos junto a otros, en el disfrute tranquilo de sus propiedades y con gran seguridad frente al que no pertenece a ella”.

Segundo tratado sobre el gobierno civil. Cap.8, § 95.

* * * *

“... los que hallándose en un estado de naturaleza se agrupan en sociedad, debe entenderse que hacen dejación en manos de la mayoría de la comunidad de todo el poder necesario para los fines para los que se agrupan, a no ser que convengan expresamente en prescindir de más que la mayoría”.

Segundo tratado sobre el gobierno civil. Cap.8, § 99.

* * * *

“Es necesario que el cuerpo se mueva en la dirección de la mayor fuerza, que es el consentimiento de la mayoría”.

Segundo tratado sobre el gobierno civil. Cap.8, § 96.

* * * *

“... la monarquía absoluta, a la que algunos consideran el único gobierno del mundo, es en realidad contradictoria con la sociedad civil y por tanto no puede ser en absoluto una forma de gobierno civil”.

Segundo tratado sobre el gobierno civil. Cap.7, § 90.

* * * *

“... no puede haber sino un solo poder supremo, que es el poder legislativo, al que los demás están y deben estar subordinados, sin embargo, por ser el legislativo únicamente un poder fiduciario para actuar en orden a ciertos fines, queda en el pueblo un poder supremo de anular o alterar el legislativo cuando encuentra los actos legislativos contrarios a la confianza depositada en el mismo”.

Segundo tratado sobre el gobierno civil. Cap.13, § 149.

* * * *