Dietrich Von Hildebrand

Sobre la muerte

Editorial: (Ed. Encuentro, págs. 13-14; 55-6)

Desde el plano natural la muerte es para los hombres, no solo un mal terrible, sino también una interrupción paradójica e incomprensible de la vida, que hace que, en cierto modo, todo carezca de sentido. Si mantenemos esta actitud de modo consecuente, llegamos a un pesimismo semejante al del gran poeta italiano Leopardi, para el cual la muerte es la verdad y en ella se descubre “la infinita vanidad de todo”. Este error metafísico es una consecuencia del desconocimiento por parte de Leopardi de la visión cristiana de la muerte. No obstante, esta perspectiva encierra también una infinita verdad: la de la insuficiencia de este mundo… Sin embargo, una prolongación ilimitada de la vida, en esta nuestra forma de existencia terrenal, sería también algo inimaginable… sería también un mal horrible, una suerte de infierno. (…)

La muerte es algo extraordinariamente íntimo… Es el asunto más personal de cada hombre. Cada uno muere su muerte. La muerte sobreviene a cada uno en particular como lo más plenamente íntimo y personal que le incumbe. También en esto es un fenómeno misterioso. Como ninguna otra cosa, la muerte es algo que a todos alcanza alguna vez. Es un elemento fundamental del destino de todo hombre. La vida de cada ser humano podrá ser todo lo distinta que se quiera en muchos otros respectos, pero todos los hombres han de morir. Al mismo tiempo, la muerte es algo radicalmente íntimo que concierne a cada cual sin restricción en tanto que persona única e individual. Cada cual ha de prepararse para su muerte…

En el acto de morir irradia de manera especial la nobleza del ser humano, fuera cual fuera la conducta de cada uno en particular. La muerte tiene algo de grandioso, de auténtico, de profundo. En ese momento, cada hombre palpa de un modo objetivo algo misterioso, grande, definitivamente serio y noble, a pesar de todo ese horror antes mencionado. Este aspecto presupone implícitamente la subsistencia del alma e incluso, de un modo indirecto, la visión sobrenatural de la muerte. Este aspecto se nos muestra menos en la consideración de nuestra propia muerte que en el fallecimiento de otra persona… La autenticidad es una característica de la muerte como tal, que se nos descubre cuando experimentamos o presenciamos la muerte de otra persona, especialmente cuando esta tenía una gran importancia en nuestra vida…

Al lado de estos aspectos “positivos” de la muerte se halla el aspecto extraordinariamente negativo de la temible soledad. No ocurre únicamente que cada cual ha de morir su muerte solo, sino que forma parte del morir el trasladarnos a la absoluta soledad por lo que respecta a la comunidad humana… Morir, desde el punto de vista humano, es un llegar a estar solo.

En la visión sobrenatural, por el contrario, el morir es el comienzo de una comunidad totalmente nueva con Dios. En el Ecce, sponsus venit (He aquí que llega el Esposo) se halla la plenitud de la comunidad radical con Aquel para quien hemos sido creados, el comienzo de la definitiva comunidad amorosa con Dios cara a cara. Sin embargo hablamos ahora aún del aspecto puramente natural de la muerte, de cuya profunda tragedia también forma parte la soledad absoluta.