Homo patiens
El sufrimiento y la naturaleza humana
Presentación y programa
Escribía Pascal que “la naturaleza tiene perfecciones para mostrar que es la imagen de Dios, y defectos para manifestar que no es más que la imagen”. La constatación del mal en general y del sufrimiento humano en particular indican finitud, imperfección.
El hecho es que la naturaleza constitutiva de las cosas de nuestro entorno –nosotros incluidos- revela que toda perfección en este mundo es limitada. Este es el sentido principal en el que hay que entender la concepción agustiniana del mal como carencia o ausencia de un bien debido. La toma de conciencia de esa “carencia inadecuada”, de esa finitud vivida, da lugar al sufrimiento.
En tanto que “mal vivido y experimentado”, el sufrimiento rebasa el marco de la mera constatación y remite a la dimensión del significado y del sentido. Si la vida humana fuera como la del animal, si discurriera maquinalmente sin otro quehacer que sobrevivir, tal vez cupiera no plantear tan inquietante interrogación. Pero el hombre, lejos de instalarse de forma mostrenca en la realidad, se enfrenta interrogativamente con ella. Y así, sufrir es experimentar y sentir la presencia del mal, vivir dramáticamente en la impotencia, existir conscientemente de forma negativa. El enigma del dolor como fenómeno vital, como algo real en tanto que vivido, es el misterio de su sentido. La pregunta decisiva vendría a ser: ¿tiene sentido el dolor?; más aún: ¿es un regalo siniestro que envilece al ser humano o una posibilidad excepcional de mostrar su ser más íntimo?
Pero el sufrimiento sólo puede tener sentido si es relativo, y sólo es relativo si la suya no es la última palabra. Si la tuviera -lo mismo que si la tuviera el placer-, la existencia sería un injusto juego de azar que repartiría caprichosamente la prosperidad y la desgracia. El afortunado llevaría una vida de goces, y el desdichado pasaría miserablemente por la existencia apesadumbrado y triste. ¿Cómo evitar en ese caso el desdén del afortunado en la rueda de la fortuna? ¿Cómo impedir la desesperación del atribulado?
En el fondo se trata de una cuestión específicamente cristiana -no sólo humana- y que afecta al mundo entero: «la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Los héroes homéricos, por ejemplo, no se la plantean. Se consideran títeres en manos de un destino que gobierna ciegamente sus vidas, y reciben el placer y el dolor como avatares de una existencia sometida a una inexorable necesidad. Por eso vagan tristemente por la existencia antes de llegar a su miserable destino en el Hades. La actitud cristiana es muy diferente. El cristianismo, dice C. S. Lewis, no es «un sistema en el que debamos encajar la compleja realidad del dolor, sino un hecho difícil de ajustar con cualquier sistema que podamos construir. En cierto sentido, el cristianismo crea más que resuelve el problema, el dolor, pues el dolor no sería problema si, junto con nuestra experiencia diaria de un mundo doloroso, no hubiéramos recibido una garantía suficiente de que la realidad última es justa y amorosa».
Es la visión cristiana la que proyecta luz sobre el drama humano. El interés principal del hombre llagado por el sufrimiento y la contrariedad es el de encontrar un sentido a la vida, razón por la cual está dispuesto incluso a sufrir a condición de que este sufrimiento tenga un sentido.
Frente a la clásica concepción del homo sapiens, Viktor E. Frankl ha tenido -por así decir- la audacia de reivindicar al homo patiens, al “hombre doliente”. El “atreverse a saber”, que es tan propio de la naturaleza humana, se debe completar a su juicio con el “atreverse a sufrir”, que tiene como virtualidad justificativa convertir el sufrimiento en acción trascendente, puesto que el sufrimiento aceptado con sentido positivo nos lleva más allá de nosotros mismos, haciéndonos más aptos para vivir valores humanos de un rango superior a las acciones del homo faber que en nuestro mundo tardomoderno y nihilista se siente esclavizado por el afán y la fiebre del enriquecimiento, de la producción puramente material, la única que valora y estima.
Grupo SOCRAT3.99
PROGRAMA
SÁBADO 18
Mañana:
Reunión inicial
Convivencia y visita a Salamanca
Tarde:
PANEL-MESA REDONDA:
"El sufrimiento y la naturaleza humana"
D. Andrés Jiménez:
Sufrir es humano. Planteamiento global.
D. Iñaki Ilundáin:
Algunos acercamientos filosóficos actuales al problema del dolor
y del sufrimiento. Propuesta de discusión.
D. José Javier Ruiz Serradilla:
Mal, sufrimiento, llanto.
VIDEOFORUM:
Mi vida sin mí
(Isabel Coixet, 2003)
DOMINGO 19
Coloquio abierto - Experiencias didácticas