TOMÁS DE AQUINO: De veritate, q.1, a.1.

ANEXO AL TEMA 11

“Aquello que primero concibe la inteligencia como algo conocidísimo y en lo cual se resuelven los demás conocimientos es el ente, como dice Avicena en el principio de su Metafísica (libro I, cap. 9). De lo cual se induce que todas las demás concepciones del entendimiento se obtienen añadiendo algo al ente (ex additione ad ens). Pero al ente no puede añadírsele nada que sea de una naturaleza distinta; no se le puede añadir nada al modo como la diferencia se añade al género (al género animal, por ejemplo, la diferencia racional) o como se añade el accidente a la substancia (el accidente blanco a la substancia hombre). ¿Por qué? Porque toda naturaleza es esencialmente ente…

Algo se añade al ente en cuanto expresa un modo del mismo ente, un modo que en el nombre de ente no está directamente expresado.

Esto sucede de dos maneras:

a) Que el modo expresado sea un especial modo del ente; en efecto, hay diversos grados de entidad según se atienda a los diversos modos de ser, y según esto se obtienen los diversos géneros de cosas (son los predicamentos (categorías) o modos de ser: la substancia y los accidentes). La substancia, por ejemplo, no añade al ente nada diferente que signifique otro tipo de naturaleza distinta del ente; el nombre de substancia indica sólo un modo especial de ser, es decir, el ente que es por sí; y lo mismo ocurre en los demás géneros (predicamentos).

b) El modo expresado es un modo que de forma general sigue a todo ente; y esto puede realizarse de dos maneras:

b.1. Según se refiera a todo ente en sí;

b.2. Según se refiera al ente en relación a otro.

b.1. En el primero de ambos casos se trata de un modo que expresa algo en el ente afirmativa o negativamente.

No se encuentra nada que pueda afirmarse de forma absoluta del ente, como no sea su esencia, y de aquí que puede decirse afirmativamente de todo ente que es cosa (res); la diferencia entre ente y res (cosa) -según Avicena- es que ente viene del actus essendi (ente es lo que tiene el acto de ser, como viviente es lo que tiene el acto de vivir); res hace, en cambio, referencia a la esencia, al quid est, a la quidditas.

Negativamente: la negación que es consecuente a todo ente tomada en forma absoluta es la indivisión (no división); y eso se expresa con el nombre de unum: nada es más uno que el ente indiviso.

b.2. En el segundo caso, si el modo del ente se toma en relación a otro, ello puede ser a su vez de dos modos:

- Atendiendo a la división o separación del uno respecto al otro (en comparación a otro ente); y esto se expresa con el nombre de algo. Así como llamamos unum al ente en cuanto indiviso, llamamos algo al ente en cuanto separado, distinto de los demás.

- atendiendo a la conveniencia de un ente a otro; ¿qué podrá ser este otro si el ente es lo más general y lo más común? No puede ser sino algo que, de por sí, convenga a todo ente. Y eso es el alma, el espíritu, que es de algún modo todas las cosas (quodammodo est omnia), como se dice en III de Anima (Aristóteles).

a) En el alma hay una virtud cognoscitiva y una virtud apetitiva. La conveniencia del ente al apetito se expresa con el nombre de bonum (bien), como se dice en el principio de la Etica (Aristóteles): bien es lo que todos apetecen.

b) La conveniencia del ente con el entendimiento se expresa con el nombre de verum."

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«Lo bello y el bien son lo mismo porque se fundamentan en lo mismo, la forma… Pero difieren en la razón. Pues el bien va referido al apetito, ya que es bien lo que todos apetecen. Y así, tiene razón de bien, pues el apetito es como una tendencia a algo. Lo bello, por su parte, va referido al entendimiento, ya que se llama bello a lo que agrada a la vista (al conocimiento).» (S. Th. I, q. 5 a. 4 ad 1.) “Se llama bien a lo que agrada en absoluto al apetito, y bello a aquello cuya sola aprehensión agrada.” (Ibid., I-II, q. 27 a. 1 ad 3.)