TEMA 8.- LA PERSONA, SUJETO SUBSISTENTE

(RESUMEN)

1.- LOS ENTES EN EL UNIVERSO.

El ente real y concreto es un todo, una unidad completa y subsistente, actualizada por un único acto de ser. En todos los entes que forman parte del universo creado se da una estructura metafísica cuyos elementos o principios metafísicos se constituyen en unidades individuales, concretas y distintas: los individuos o sujetos subsistentes. Entre todos ellos existe una jerarquía de perfecciones ontológicas (de grados de ser), de acuerdo con la índole de su participación en el ser. En su cima se halla la persona.

2. SUJETO SUBSISTENTE.

  • Lo que distingue al “todo individual” es la subsistencia (posesión intrínseca del acto de ser que lo actualiza y unifica), de tal modo que el sujeto subsistente es un ente que es “sujeto de su existencia”. Se define como: realidad o entidad que existe por sí misma como algo completo y acabado, distinto de los demás individuos. “Individuo” significa indivisible, lo que es uno en sí mismo, un ente concreto que no se puede dividir en otros entes; indistinto en sí y distinto de los demás.
  • El sujeto subsistente recibe diversas denominaciones equivalentes, con ligeros matices: Todo, compuesto, individuo, sujeto, supuesto, sustancia primera, ente concreto, hipóstasis.
  • Se aprecian en él tres características:
    • Individualidad: Sólo existen en la realidad los entes individuales (indistintos en sí y distintos de los demás); las esencias universales no reciben el ser.
    • Subsistencia: Ser sujeto de la propia existencia, autonomía en el existir. Lo que existe en sí mismo y no en otro.
    • Incomunicabilidad: Ser propietario único de su acto de ser: sólo él puede ser “él”. Es intransferible e irreductible en su identidad. Ello no impide que, en el orden del obrar y de las relaciones (no en el orden del ser), entre en relación y comunicación con otros entes.

El ser pertenece al supuesto, al individuo subsistente, y funda su unidad. A él deben atribuirse todas sus perfecciones y acciones, de acuerdo con su naturaleza.

3. LA PERSONA.

La persona es la realidad más perfecta. Posee un valor ontológico absoluto: la dignidad.

  • Boecio la define como “sustancia individual de naturaleza racional”. Santo Tomás matiza: “Sujeto subsistente (lo que es distinto) en una naturaleza espiritual”. La persona es una participación del ser en el grado más alto del mismo, que es el del espíritu. Son Personas: Dios, los ángeles y los hombres.
  • Lo constitutivo nuclear de la persona humana no es la racionalidad, propiamente, sino el acto de ser que la instala en la realidad, fundamenta todo lo que ella es y la singulariza, por lo que es un sujeto único e irrepetible. La racionalidad acentúa la singularidad del sujeto humano.
    • La naturaleza humana depende de su forma sustancial, el alma racional. El alma humana es una sustancia incorpórea que al mismo tiempo es esencialmente la forma de un cuerpo. “Persona humana” nombra no una naturaleza en el plano de la esencia, sino a aquellos sujetos subsistentes individuales que por tener esta naturaleza racional tienen dominio sobre sus actos y también vida singular propia. Es una forma de vida espiritual, aunque más imperfecta que la de los ángeles y la de Dios.
    • La individualidad del hombre se debe a dos principios: a) Su acto de ser, que es único y exclusivo en cada ente. b) La materia cuantificada: “estos huesos, esta carne, esta alma…”
    • La racionalidad del hombre es compatible con la corporalidad, si bien hay operaciones que trascienden lo material, como comprender y amar, por ejemplo. Es propia de la racionalidad la apertura a todo lo real, así como la intimidad -la actividad espiritual más profundamente personal y que se expresa en los actos humanos-. También lo es la subsistencia tras la muerte biológica.

Dios, Ser personal. Dios, los ángeles y los hombres son personas, de manera analógica. Dios es el Ser por esencia (Impsum Esse subsistens); los ángeles y los hombres participan de modo muy notable del Ser Divino: ese modo es la vida espiritual. Lo distintivo de la persona divina (en la Trinidad) es la relación subsistente. En Cristo hallamos una Persona divina con un único ser que subsiste en dos naturalezas, la divina y la humana. Sus acciones humanas han de atribuirse a la Persona divina. María es Madre de Dios por serlo de Cristo, que es Persona divina.