NIETZSCHE

NIETZSCHE

1. CITAS


1. “Hoy no es sólo uno de mis hábitos sino que además forma parte de mis gustos -¿gustos maliciosos, quizá?- no escribir nada que no lleve a la desesperación a todo tipo de “apresurados”. (...) ¡aprended a leerme bien!”. (NIETZSCHE, F. Aurora. Prólogo).

2. “ (...) si la felicidad fuese verdaderamente deseable para el hombre, el idiota sería el ejemplar más bello de la humanidad (...)”. (NIETZSCHE, F. “Carta a R. Granierseptiembre de 1865 en Correspondencia de Friedrich Nietzsche Septiembre 1864 – Abril 1869).

3. ”El hombre es sabio hasta que busca la verdad; pero cuando pretende haberla encontrado se convierte en un loco”. (NIETZSCHE, F. Fragmentos póstumos (1876- Invierno 1877/78), 23 [158]. Máxima tomada de Paul Winckler).

4. La "razón" en el lenguaje: ¡oh, qué vieja hembra engañadora! Temo que no vamos a desembarazarnos de Dios porque continuamos creyendo en la gramática..." (NIETZSCHE, F. El crepúsculo de los ídolos. "La razón en la Filosofía", 5).

5. "Todas las éticas han sido absurdas y contrarias a la naturaleza, hasta el punto de que cada una de ellas habría podido llevar a la ruina a la humanidad si se hubiese impuesto”. (NIETZSCHE, F. La gaya ciencia. Aforismo 1).

6. “Yo sólo creería en un Dios que supiera bailar”. (NIETZSCHE, F. Así habló Zaratustra. “Del leer y escribir”).

7. “Para insultar y para designar a los criminales, se emplearán términos tales como “Dios”, “salvador”, “redentor” y “santo’”. (NIETZSCHE, F. El Anticristo. “Ley en contra del cristianismo”. Artículo sexto).

8. "El Superhombre es el sentido de la tierra. Que vuestra voluntad proclame: sea el Superhombre el sentido de la tierra". (NIETZSCHE, F. Así habló Zaratustra, “Prologo de Zaratustra”, III).

9. “Así quiero vivir: iluminado por las virtudes de un mundo que aún no ha existido”. (NIETZSCHE, F. Fragmentos póstumos (Julio 1882 - Invierno 1883-1884), 5 [1], 146).

2. VOCABULARIO BÁSICO


Actitud apolínea: Actitud vital que consiste en cubrir la realidad con un velo estético creando un mundo ideal de forma y belleza.

Actitud dionisíaca: Actitud vital que consiste en afirmar triunfalmente y abrazar la existencia en toda su oscuridad y horror, dolor y sufrimiento.

Anillo de eternidad: Símbolo con el que Nietzsche se refiere al eterno retorno. Generalmente utiliza esta expresión en latín: Annullus aeternitatis.

Annullus aeternitatis: Anillo de eternidad.

Aspecto gnoseológico de la crítica a la metafísica occidental: Crítica a la razón occidental que debe ser eliminada y sustituida por un nuevo concepto de verdad y un nuevo lenguaje.

Aspecto ontológico de la crítica a la metafísica occidental: Poner de relieve el error de la metafísica occidental y afirmar que el mundo del devenir, la vida, es la única realidad existente.

Ateísmo humanista: Se denomina así al ateísmo de todos aquellos que dicen que el concepto de Dios impide el desarrollo del ser humano. El ateísmo de Nietzsche es humanista.

Controlar: El objetivo del conocimiento según Nietzsche. Proceso de interpretación basado en las necesidades vitales que expresa el deseo de controlar el flujo del devenir vital sometiéndose a él y a sus exigencias.

Cristianismo: Manifestación en Occidente de la idea de Dios.

Débiles: Los hombres que no son capaces de vivir la vida tal como es. Son profundamente pesimistas y resentidos contra la vida. Su actitud fundamental es la venganza contra la vida y contra todos aquellos que les recuerden que la única realidad existente es la de la vida, los fuertes.

Devenir: La única realidad realmente existente, la vida.

Dios : Junto con la razón otro de los grandes pilares de Occidente. La objeción mayor contra la existencia. Dios es la fórmula de toda calumnia contra el mundo de la vida y de toda mentira respecto al inexistente más allá.

Eterno retorno: La vida se repetirá tal como la hemos vivido y la vivimos. Repetición eternamente cíclica y en la que no habrá novedad alguna. Todo, absolutamente todo, hasta los detalles más nimios, volverán en el mismo lugar y en el mismo tiempo.

Fuertes: Nieztsche llama así a aquellos hombres que son capaces de afirmar la vida y de vivirla tal como es.

Genio creador: En El origen de la tragedia el hombre que es capaz de afirmar la vida mediante las actitudes dionisíaco-apolíneas.

Hombre terrestre: Último hombre.

Lenguaje: El resultado de la razón y su abogado permanente. Hay que luchar contra el lenguaje porque la vida no se puede conceptualizar, encerrar en palabras, comunicar. Mientras no destruyamos el lenguaje, no habremos acabado con Occidente.

Metáfora: El lenguaje debe ser entendido no como palabras que expresan conceptos sino como metáfora en la que se integre la diversidad abierta, contradictoria y continuamente variable de la vida.

Moral de esclavos: Moral de la razón y del cristianismo. Mediante sus valores, que llaman a la igualdad fraterna y a la compasión, oculta un profundo resentimiento contra la vida. Es la moral de aquellos que no son capaces de vivir la vida en todo su dolor y crudeza y, por ello, falsean la realidad y mediante la creación de valores morales sujetan a aquellos que sí pueden vivir la vida tal como es, los fuertes.

Moral de los débiles: Moral del resentimiento. Moral de los esclavos.

Moral de los señores: Moral de los fuertes. Propuesta moral de Nietzsche según la cual hay que ir más allá del bien y del mal establecido por Occidente transmutando los valores y afirmando que el único valor es el de la vida y que la única actitud válida para afrontarla es la voluntad de poder.

Moral del resentimiento: Moral de los débiles. Moral de los esclavos.

Muerte de Dios: Eliminación del concepto de Dios que imposibilita el pleno desarrollo de los hombres porque no les deja reconocer que la vida es la única realidad existente y que deben aceptarla y afirmárla viviéndola desde el profundo torrente del instinto.

Mundo ultraterreno de esencias: Error de la metafísica occidental. Considerar que los valores de las cosas no están en ellas mismas (la vida) sino en un mundo más allá de éste donde residen las esencias de las cosas, lo que las cosas son auténticamente.

Nihilismo: Afirmación occidental de que no existe un sentido último de la realidad y del hombre.

Nihilismo activo: Actitud de reconocimiento de que la realidad no tiene un sentido más allá de sí misma, de la vida, y afirmación de ésta mediante la voluntad de poder.

Nihilismo pasivo: Actitud pesimista que, aunque reconoce que la realidad no tiene un sentido más allá de sí misma, echa de menos un sentido último, trascendente. Para Nietzsche es una actitud negadora de la vida y su máximo representante sería Schopenhauer.

Ontología dinámica: Nombre con el que se puede designar a la doctrina del ser de Nietzsche. El único ser existente es la vida, y ésta es continuo devenir, cambio, movimiento.

Realidad primordial: Para Nietzsche la vida.

Sensación de poder: Nombre con el que Nietzsche designa a los primeros esbozos de la doctrina de la voluntad de poder recogidos en sus apuntes de 1880.

Sentido de la tierra: Expresión con la que Nietzsche designa a la vida.

Superhombre: El hombre más allá del hombre occidental. (En alemán, Übermensch). Hombre que será capaz de reconocer que la única realidad es la vida y que ésta hay que afirmarla en toda su crudeza, mediante la voluntad de poder, alegrándose porque retorne eternamente de igual forma.

Übermensch: Superhombre. (De Über –sobre, por encima de- y Mensch –hombre en sentido genérico, Humanidad).

Último hombre: También llamado hombre terrestre. Hombre que es incapaz de superar la cultura occidental y de vivir la afirmación de la vida mediante las actitudes dionisíacas propias de la voluntad de poder. El último hombre sólo puede criticar a Occidente y profetizar la venida de un nuevo hombre, más allá del hombre occidental, que pueda vivir como la vida exige. Nietzsche se caracteriza a sí mismo como último hombre mediante la máscara de Zaratustra.

Verdad : Para Nietzsche es una gran mentira. Un conjunto de metáforas, generalizaciones e ilusiones que el uso y la costumbre han impuesto y que hacen que los hombres occidentales vivan en rebaño.

Vida: Para Nietzsche la única realidad realmente existente.

Voluntad de poder: Afirmación de la vida mediante la voluntad. La voluntad quiere la vida tal como fue, tal como es, tal como será. Dicha voluntad es voluntad de poder, de dominio, de control, es voluntad de ser señor.

Voluntad de verdad: Nombre con el que designa Nietzsche el objetivo de toda la metafísica socrático-platónico-cristiana que busca una verdad trascendente a la vida a la que denominan mundo del ser o mundo de la verdad.

Voluntad de vivir: Nombre con el que designa Nietzsche el objetivo de la filosofía nihilista y pesimista de Schopenhauer. En el fondo, le parece que no es más que voluntad de verdad disimulada.

3. VIDA


NIETZSCHE (1844-1900).

El reloj marcaba aproximadamente las 10 de la mañana, a la vez que tañían las campanas anunciando el comienzo del oficio religioso, cuando Friedrich Wilhelm Nietzsche entró en este mundo. Corría el año 1844. Era día 15 del mes de octubre y el lugar, la pequeña aldea de Röcken junto a Lützen, al sureste de Leipzig -en la Sajonia prusiana de entonces.

Su padre vio en su nacimiento un signo de Dios ya que el 15 de octubre era el cumpleaños del emperador Friedrich Wilhelm IV (el nuevo restaurador del cristianismo luterano mediante la Santa Alianza) al que consideraba como el instrumento que Dios había utilizado para darle su pequeña parroquia de Röcken, era pastor luterano. Además, las campanas llamaban a la casa de Dios.

Así, el propio padre de Nietzsche, de alguna forma, pensó que su hijo había sido elegido por Dios para algo grande. De hecho, en el libro que recoge su bautismo escribió el versículo 66 del capítulo 1 del evangelio de Lucas: “... todos las que las oían (estas cosas) las grababan en su corazón, diciendo: ‘Pues, ¿qué será este niño?’ Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él”. (Este versículo hace referencia al nacimiento de Juan el Bautista, el último profeta, el precursor de Jesús el Cristo).

Friedrich Wilhelm creció con la doble conciencia mesiánica de ser hijo del rey e hijo de Dios en el seno de una familia marcada por el cristianismo protestante. No sólo su padre, Karl Ludwig era pastor protestante, sino que éste había contraído matrimonio con Franziska Oehler, hija de otro pastor protestante.

El protestantismo, la música y quizás la enfermedad de su padre o, al menos, la angustia continua por llegar a padecerla conformaron la herencia que Nietzsche hijo recibió cuando , sin haber llegado a cumplir los cinco años, su padre murió como consecuencia de una enfermedad mental (reblandecimiento cerebral, según la terminología de la época).

Quedó así rodeado de mujeres, su madre, su abuela paterna Erdmuthe, su dos tías paternas –Auguste y Rosalie- y su hermana Elisabeth que constituyeron su nuevo hogar en Naumburg.

El joven Nietzsche debía seguir la carrera eclesiástica de su padre por lo que debía recibir una buena formación lo que le llevó a ingresar en la renombrada escuela de Pforta en 1858, donde habían estudiado Fichte, Schlegel y Ranke, con el fin de cursar sus estudios de enseñanza secundaria previos a sus estudios universitarios.

En Pforta recibió una excelente formación. Durante seis años se familiarizó con las obras y las lenguas clásicas hasta el punto de llegar a tener un perfecto dominio del griego y del latín. Además, tuvo contacto con el método histórico-crítico y su aplicación a la lectura de los textos clásicos.

Sus inclinaciones a la literatura, la poesía, el ensayo y la música eran patentes y se concretaron en la fundación en Naumburg el 25 de Julio de 1860 de la asociación Germania. Dicha asociación fue cofundada junto con sus dos amigos Gustav Krug –que le puso en contacto con la música de Wagner a través de la adaptación para piano del Tristán- y Wilhelm Pinder –apasionado por la poesía-.

El propósito de Germania era la composición de ensayos, poemas u obras musicales que intercambiarían entre sí los tres amigos una vez al mes y que les comprometía a todos y cada uno, además, a realizar una amistosa crítica de las obras recibidas.

En Pforta trabó amistad con Carl von Gesdorff con el que improvisaba todas las tardes al piano en la sala de música y con Paul Deussen, hijo también de pastor protestante, y que llegó a ser estudioso de la filosofía india, traductor de los Upanisad, editor de Schopenhauer y fundador de la Sociedad Schopenhauer. Con él le unió su gusto por la poesía. En particular por la poesía de Anacreonte que recitaban, en griego claro está, mientras paseaban.

En 1864 ingresó en la Universidad de Bonn matriculándose en Filología y en Teología, para no desilusionar a su madre ya que seguía empeñada en que su hijo fuera pastor protestante.

Durante este tiempo aclaró definitivamente su posición con respecto a Dios y el cristianismo al estudiar la historia de éste y la lectura de la Vida de Jesús de David Friedrich Strauss. Consecuencia de ello fue su decisión de abandonar la facultad de Teología sin contar con nadie. Tal decisión provocó un enfrentamiento abierto entre él y su madre que se zanjó por su parte en la decisión de no volver a hablar de religión jamás con ella y ésta tuvo que resignarse a la nueva situación.

El 17 de octubre de 1865 Nietzsche llega a Leipzig para continuar en su universidad sus estudios filológicos. Una de las razones de su cambio de universidad fue el traslado a ésta de su maestro de Bonn, Friedrich Ritschl, debido a un enfrentamiento con su colega Otto Jahn.

Ritschl, defensor del método histórico-crítico, influyó en Nietzsche animándole a formar junto con otros estudiantes una asociación filológica en la que pudieran presentar, escuchar y discutir los trabajos filológicos de cada miembro. Nietzsche redactó un trabajo sobre los últimos fragmentos de Teognis y se lo dio a leer a su maestro. Éste quedó tan impresionado por su trabajo que, a partir de entonces, su relación fue estrechándose.

También en 1865, y por casualidad, leyó El mundo como voluntad y representación  de Schopenhauer. Fue tal el impacto que le produjo que asumió dicha filosofía como guía de su vida.

Desde el invierno de 1865 a 1866 y hasta el verano de 1867 trabajó intensamente elaborando una serie de trabajos filológicos sobre los fragmentos de Teognis, las fuentes de la Vida y opiniones de los filósofos ilustres de Diógenes Laercio, la tradición de los títulos de las obras de Aristóteles, el lamento de Dánae de Simónides, Homero y Hesíodo, etc. Algunos de estos trabajos fueron publicados por entonces y otros poco más tarde.

Afloró entonces una de sus grandes preocupaciones: el no tener un estilo propio. Le parecía que su estilo era simplemente pasable.

En el semestre de verano de 1867 se hizo amigo de Erwin Rohde. Aquí la base de su amistad no fue ni la poesía , ni la música, sino una base ético-filosófica. Con Rohde discutía sobre estos asuntos desde opiniones aparentemente divergentes para llegar a concluir que, en el fondo, les unía una armonía plena y serena. En el fondo –como el mismo Rohde confesaría- fue Schopenhauer quien les acercó.

Intentó realizar su servicio militar en Berlín pero fue asignado al cuerpo de artillería montada de Naumburg, con lo que regresó a su casa materna. Tras cinco meses de instrucción militar cayó de un caballo produciéndosele una herida en el pecho que le llevó a no ser declarado apto temporalmente para el ejercicio del servicio militar.

El 14 de octubre de 1868 acabó definitivamente su año de servicio militar obligatorio y al día siguiente, día de su cumpleaños, regresó a Leipzig para preparar su doctorado.

Allí se instaló como Privatdozent  (profesor privado). Algunos de sus trabajos alcanzaron gran notoriedad en la Universidad y el Zentralblatt de Friedrich Zarncke publicó algunas de sus reseñas. Visitaba asiduamente a Ritschl y al orientalista Hermann Brockhauss, casado con una de las hermanas de Wagner, y frecuentaba la casa del historiador y periodista Karl Biedermann en la que se reunían multitud de literatos y artistas.

Su postura ante la música de Wagner que había considerado en su etapa universitaria como despreciable por pertenecer a las nuevas músicas había variado pendularmente. Al poco de su vuelta a Leipzig (noviembre de 1868) en la casa de Brockhaus se le presentó la ocasión de conocer personalmente a Wagner y fue definitivamente arrebatado por su figura. Entonces, se hizo wagneriano al tiempo que se iba alejando de la filosofía de Schopenhauer.

A comienzos del mes de diciembre, la cátedra de Lengua y Literatura griegas de la Universidad de Basilea quedó vacante por el traslado de su titular Adolf Kiessling.

El mismo Kiessling, impresionado por los artículos de Nietzsche que había leído en el Rheiniches Museum, pidió informes a su antiguo maestro Ritschl. Los informes fueron más que favorables y el propio Kiessling los trasladó al consejero de educación del gobierno de la ciudad de basilea, Wilhelm Vischer-Bilfinger.

Vischer-Bilfinger, por su cuenta y riesgo, había escrito a seis de los más influyentes catedráticos alemanes solicitándoles información acerca de los jóvenes filólogos más capacitados para desempeñar dicho puesto y, uno de ellos, Hermann Usener -de Bonn- también recomendó a Nietzsche. El consejero se dirigió directamente a Ritschl que le confirmó los informes dados a Kiessling.

En consecuencia, el 12 de febrero de 1860 fue nombrado catedrático de Lengua y Literatura griegas de la Universidad de Basilea, sin tan siquiera ser doctor universitario.

El 23 de marzo, la Facultad de Filología de la Universidad de Leipzig concedió a Nietzsche el título de doctor por sus trabajos en el Rheinisches Museum. El 17 de abril obtuvo la nacionalidad suiza y a las dos de la tarde del 19 de abril llegó a Basilea para tomar posesión de su cátedra.

En Basilea fue profesor en la Universidad y en el Pädagogium. Sus alumnos le recordaban como un profesor humano y capaz de inducir al estudio incluso a los más perezosos. De hecho, una de las grandes preocupaciones de Nietzsche era la educación de los jóvenes y la función de los centros educativos apostando abiertamente por una reforma del sistema educativo vigente entonces.

La guerra franco-prusiana interrumpió su actividad docente. Al tener la nacionalidad suiza sólo pudo intervenir como enfermero. Pero su actividad “bélica” acabó en poco tiempo debido a la disentería y la difteria.

Durante su estancia en Basilea conoció al famoso historiador Jacob Burckhardt al que tuvo en alta estima durante toda su vida.

Burckhardt tenía una postura abiertamente crítica contra el gobierno de Bismarck, que le parecía que, como todo Estado, se oponía a la auténtica cultura. Nietzsche coincidía plenamente con él en este punto.

A pesar de ello, reconocía que la nación alemana tenía una misión, la de superar la nueva civilización que estaba en su ocaso como habían demostrado los hechos de la Comuna de París. (Nietzsche estaba muy impresionado por la falsa noticia que recorrió Europa según la cual los comuneros habían incendiado el museo del Louvre).

Alemania debía superar mediante la cultura (el arte) la superficialidad y elegancia francohebraica y la codicia financiera de su época. Y debía hacerlo mediante la música de Wagner.

Estaba hechizado con la figura y la música de Wagner desde su primer encuentro en Leipzig y, al instalarse en Basilea, tuvo ocasión de ser asiduo visitante de la casa de Wagner en Tribschen donde consolidó su amistad tanto con él como con Cósima von Bülow que había abandonado a Hans von Bülow para irse a vivir con Wagner.

En 1872 vio la luz su primera obra El origen de la tragedia. Una gran cosmodicea (interpretación del mundo y de la vida) en clave estética en la que ensalzaba el espíritu griego frente a la decadencia occidental y proponía una vuelta al primero a través del renacimiento del mito germánico mediante la música de Wagner.

La obra de Nietzsche fue bien acogida por Wagner y los wagnerianos, pero no así en el ámbito académico universitario. De hecho, uno de sus mayores opositores fue el filólogo Ulrich von Willamowitz-Möllendorf. Así, el prestigio universitario de Nietzsche comenzaba su decadencia.

En 1873 conoció a Paul Rée con el que mantuvo una estrecha relación de amistad que duró algunos años.

Entre 1873 y 1876 redacta su escrito Consideraciones Intempestivas compuesto por cuatro ensayos: “David Strauss, el confesor y el escritor”, “Sobre la utilidad y la desventaja de la ciencia histórica para la vida”, “Schopenhauer como educador” y “Richard Wagner en Bayreuth”.

Esta última consideración lleva la adulación a Wagner, que había trasladado su residencia a Bayreuth, y a su misión histórica hasta el extremo. Hasta el punto de que el propio Nietzsche declara que en el verano de 1876 sintió “asco de sí mismo”.

Ese asco muestra la evolución de Nietzsche más allá de Wagner y de su visión estética de la vida. Así, se convierte en un espíritu libre comenzando la redacción de la primera versión de su obra Humano, demasiado humano que verá la luz en 1878 convirtiéndole en un apóstata del wagnerian¡smo y rompiendo su amistad con Wagner.

Tras la ruptura con Wagner redacta en 1879 Opiniones y sentencias (segunda parte de Humano, demasiado humano). Al mismo tiempo su salud había ido empeorando, sus dolores de cabeza aumentaban e iban acompañados de vómitos frecuentes, lo que le llevó a escribir una carta de dimisión de su cargo de la Universidad de Basilea el 2 de mayo del mismo año. Su dimisión fue aceptada concediéndole una pensión que le permitiría vivir dignamente el resto de sus días.

A partir de entonces se convirtió en un fugitivo errante, como él mismo confesó a su amigo Paul Rée. Es decir, estuvo cambiando continuamente de residencia entre Italia, Francia, Suiza y Alemania sin establecerse en ningún sitio hasta que perdió la razón.

A mediados de junio de 1879 llegó a St. Moritz donde permaneció tres meses con sucesivas recaídas y mejorías. Allí redactó la tercera parte de Humano, demasiado humano titulada El caminante y su sombra.

Durante el invierno de 1879 a 1880 su salud estuvo seriamente afectada: una sensación continua de mareo, dolor y opresión constantes en la cabeza y en los ojos y una sensación general de parálisis que le dificultaba hasta el habla, a la vez que crisis de vómitos que llegaban a durar hasta tres días.

El año 1880 lo pasó entre Naumburg, Riva del Garda, Marienbad, vuelta a Naumburg, Stresa para recalar finalmente durante varios meses (invierno de 1880 a 1881) en Génova.

Allí dio forma definitiva a las notas de sus pensamientos que había tomado durante 1880 dando lugar a Aurora, primera obra del nuevo Nietzsche sin convicciones en la que aboga por la supresión de la moral.

En el verano de 1881, tras la publicación de Aurora, se instala en Sils-Maria que se convertirá en su residencia de verano hasta 1888 con excepción del verano de 1882. Allí descubrió, a través de la obra de Kuno Fischer, la figura de Spinoza con cuya filosofía le pareció tener notables coincidencias y a primeros de agosto llegó a su gran descubrimiento, que él denominaría su nuevo centro de gravedad, la doctrina del eterno retorno.

El invierno de 1881 a 1882 lo pasó de nuevo en Génova. Allí se propuso escribir la continuación de Aurora alumbrando así La gaya ciencia. En esta obra Nietzsche intenta anunciar su filosofía de afirmación de la vida. Su redacción definitiva comprende cinco libros pero publicó cuatro de ellos junto con un preludio en verso titulado “Broma, malicia y venganza” en el verano de 1882.

En 1882 estuvo en Roma donde conoció a Lou Andreas Salomé, de la que se enamoró perdidamente hasta el punto de que le propuso el matrimonio. Ella declinó tal propuesta y la consecuencia de ello fue la ruptura de su amistad con ella y con su antiguo amigo Paul Rée.

Así, durante el invierno de 1882 a 1883 vivió atormentado por el resentimiento contra Salomé y Rée, rompió con su familia y se despreciaba a sí mismo hasta el punto de estar, como el mismo referirá, a las puertas del suicidio.

En esta situación personal se pergeño la idea del superhombre que constituirá la primera parte de su obra capital Así habló Zaratustra que redactará y publicará por partes entre 1883 y 1885.

Durante su estancia en Niza de 1883 a 1884 tuvo una breve relación, de semanas, con un joven médico de Viena, Joseph Paneth, que anotó sus encuentros con Nietzsche en un diario de gran interés. Además, Paneth, era “el amigo Joseph” del que Freud hablará en la Interpretación de los sueños por lo que es probable que Freud tuviera una pronta noticia del pensamiento de Nietzsche a través de él.

En 1886 se encontró por última vez con Erwin Rohde en Leipzig donde constató que su amistad se había ido enfriando. De hecho, romperá definitivamente con él en carta fechada el 21 de mayo de 1887.

También entre 1886 y 1887 publicó los nuevos prólogos al Nacimiento de la tragedia, a Humano, demasiado humano –que se publicó en dos volúmenes, constituyendo el segundo Opiniones y Sentencias y El caminante y su sombra-, a Aurora y a La Gaya Ciencia –a la que agregó el quinto libro y las “Canciones del príncipe Vogelfrei”-. Además, publicó él mismo, ya que no encontró editor, Más allá del Bien y del mal y La genealogía de la moral.

Desde entonces, se dedicó a intentar elaborar una obra cuyo proyecto ya había concebido en 1885 y que llevaría el título de La voluntad de poder. Estableció varios índices de la futura obra, organizo y reorganizó sus materiales. Hizo una primera elaboración que contenía 372 fragmentos de sus apuntes ordenados y numerados por él mismo.

También escribió entre mayo y agosto de 1888 El caso Wagner en el que volvía exponer sus posiciones críticas frente a la figura de Wagner y su música.

En los últimos días de agosto y los primeros de septiembre de 1888 elaboró un nuevo plan organizado en doce capítulos en el que el título de su futura obra fue modificado por el de Transvaloración de todos los valores. De este plan surgirían sus obras El Anticristo y el Crepúsculo de los ídolos.

El 30 de septiembre de 1888 concluyó ambas obras y se apoderó de él, desde entonces, un gran estado de excitación. De hecho, añadió al Anticristo un epílogo titulado “Ley contra el cristianismo” que introdujo así: “Dada en el día de la salvación, en el primer día del año uno (el 30 de septiembre de 1888 de la falsa cronología)”.

A partir de la segunda mitad del mes de octubre e inmerso en ese estado de euforia escribió el relato autobiográfico Ecce Homo.

De aquí hasta el dos de enero de 1889, en que su euforia crecía a la vez que su enfermedad se iba agravando, compuso Nietzsche contra Wagner y Ditirambos de Dionisos.

El 3 de enero de 1889 se desmayó en la plaza Carlo Alberto de Turín y entre los días 3 y 8 escribió las “misivas de la locura” a todos sus amigos, a príncipes y hombres de Estado, a Bismarck y al rey de Italia Humberto I. Estas cartas iban firmadas como Dionisos, Nietzsche-César o Dionisos-Crucificado. Muchas de ellas no llegaron a ser enviadas.

En la carta dirigida al historiador Burckhardt, fechada el 6 de enero, decía: “Querido señor profesor, al final me habría gustado ser más profesor en Basilea que Dios, pero no me he atrevido a llevar mi egoísmo personal tan lejos como para saltarme la creación del mundo”.

El 9 de enero su amigo Overbeck le sacaba de Turín ya que había perdido definitivamente la razón.

Estuvo hospitalizado primero en Basilea y más tarde en Jena hasta que, en el mes de marzo, su madre se hizo cargo de él y lo llevó a Naumburg donde le cuidó hasta su muerte en 1897. A partir de entonces se hizo cargo de él su hermana Elisabeth.

Su hermana Elisabeth se había casado con Bernhard Föster (de ideología nazi) y había emigrado con él a Paraguay para fundar allí una colonia alemana de raza aria y antisemita denominada Nueva Germania. A su vuelta a Naumburg para hacerse cargo de su hermano fundó en Archivo Nietzsche en Weimar donde se dedicó a mutilar la obra de Nietzsche de tal forma que sus ideas coincidieran con las del partido nazi.

Pero, al mismo tiempo, en Basilea había un grupo de admiradores de Nietzsche , con Overbeck a la cabeza, que se enfrentaron contra el Archivo Nietzsche de Weimar por el Nietzsche que estaban dando a conocer.

El caso es que hasta su muerte la figura de Nietzsche fue creciendo llegando a convertirse en objeto de culto. El archivo Weimar se convirtió en lugar de peregrinación de los nietzschanos de todos los credos y colores, su hermana lo mostraba a ciertos visitantes privilegiados y sus obras tuvieron tiradas excepcionales. Además, se vendían de él retratos, estatuillas y, tras su muerte, hasta una reproducción de su máscara mortuoria debidamente retocada. (Todo esto con la oposición y la indignación del grupo de Basilea).

El 25 de agosto de 1900 sumido en la más profunda sinrazón, la de su locura, salió de este mundo. Sus restos fueron trasladados a su ciudad natal, Röcken, siendo enterrado, paradójicamente, junto a la Iglesia parroquial de la que su padre fue ministro.

4. OBRAS


  • El origen de la tragedia (1872).
  • Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (1873). No publicado en vida.
  • Consideraciones intempestivas (1873-1876). Contiene cuatro ensayos: : “David Strauss, el confesor y el escritor”, “Sobre la utilidad y la desventaja de la ciencia histórica para la vida”, “Schopenhauer como educador” y “Richard Wagner en Bayreuth”.
  • Humano, demasiado humano (1878).
  • Opiniones y sentencias -segunda parte de Humano, demasiado humano- (1879).
  • El caminante y su sombra –tercera parte de Humano, demasiado humano- (1879).
  • Aurora (1880).
  • La gaya ciencia –Primera versión compuesta porcuatro libros y un preludio en verso titulado “Broma, malicia y venganza”- (1882).
  • Así habló Zaratustra (1883-1885).
  • La gaya ciencia –Segunda versión compuesta por cinco libros y las “Canciones del príncipe Vogelfrei”- (1887).
  • Más allá del bien y del mal (1887).
  • La genealogía de la moral (1887).
  • El caso Wagner (1888).
  • El crepúsculo de los ídolos (1888).
  • El Anticristo (1888).
  • Ecce Homo (1888).
  • Nietzsche contra Wagner (1888).
  • Ditirambos de Dionisos (1888).

De las obras de Friedrich Nietzsche la edición canónica es Werke

Kritische Gesamtausgabe (Edición iniciada por Giorgio Colli y Mazzino Montinari, y terminada por Wolfgang Müller-Lauter y Karl Pestalozzi), Berlín, Walter de Gruyter, 1967, 40 vols.

De su correspondencia la edición canónica es Briefwechsel Kritische Gesamtausgabe (Edición iniciado por Giorgio Colli y Mazzino Montinari y terminada por Norbert Miller y Annemarie Pieper, Berlín, Walter de Gruyter, 1975, 20 vols.

En cuanto a Bibliografías sobre Nietzsche se puede encontrar en la red:

Nietzsche Bibliography

www.nietzsche.ru/english/bibliograph.php3

Seguidamente recogemos las ediciones en español de las obras de Nietzsche indicando el año de publicación y la editorial. Enumeramos las obras por orden alfabético:

  • Aforismos. Edhasa. (1997). Comares. (1999). Círculo de Lectores (2001).
  • Antología. Península. (2003).
  • Así habló Zaratustra. Alianza. (2003).
  • Aurora. Biblioteca Nueva. (2000).
  • Canciones del príncipe. Ediciones Endymion. (1999).
  • Cinco prólogos para cinco libros no escritos. Arena. (1999).
  • Consideraciones intempestivas. Alianza. (2000).
  • Correspondencia. Aguilar. (1989).
  • De mi vida: escritos autobiográficos de juventud (1856-1869). Valdemar. (1996).
  • Ecce Homo. Alianza. (1998).
  • El anticristo. Alianza (1998). Biblioteca Nueva. (2000).
  • El caminante y su sombra. Edimat. (2000).
  • El crepúsculo de los ídolos. Alianza. (1998). Biblioteca Nueva. (2002).
  • El culto griego a los dioses. Cómo se llega a ser filósofo. Aldebarán (1999).
  • El libro del filósofo. Taurus. (2000).
  • El nacimiento de la tragedia. Alianza. (2002).
  • El nihilismo: escritos póstumos. Península. (1998).
  • En torno a la voluntad de poder. Planeta. (1986).
  • Epistolario de Nieztsche. Biblioteca Nueva. (1999).
  • Escritos sobre retórica. Trotta. (2000).
  • Escritos sobre Wagner. Biblioteca Nueva. (2003).
  • Estética y teoría de las artes. Tecnos. (2001).
  • Estudios sobre Grecia. Aguilar. (1968).
  • Federico Nietzsche: Inventario. Taurus. (1973).
  • Homero y la filología clásica: lección inaugural, Basilea 1869. Ediciones Clásicas. (1995).
  • Humano, demasiado humano. Jorge A. Mestas. (2002).
  • La filosofía en la época trágica de los griegos. Valdemar (1999).
  • La gaya ciencia. Biblioteca Nueva (2001). El gay saber. Espasa-Calpe. (2001).
  • La genealogía de la moral. Alianza. (2002). Tecnos (2003).
  • Los filósofos preplatónicos. Trotta. (2003).
  • Más allá del bien y del mal. Alianza. (1998).
  • Nietzsche contra Wagner. Siruela. (2002).
  • Opiniones y sentencias. Mateu. (1970).
  • Poemas. Hiperión. (2001).
  • Poesía completa (1869-1888). Trotta. (1998).
  • Reflexiones, máximas y aforismos. Valdemar. (2001).
  • Sabiduría para pasado mañana. Selección de fragmentos póstumos (1869-1989). Tecnos. (2002).
  • Schopenhauer como educador. Biblioteca Nueva. (2000).
  • Sobre el porvenir de nuestras escuelas. Tusquets. (1980).
  • Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida. Biblioteca Nueva. (1999).
  • Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. Tecnos. (1990).

5. SÍNTESIS DE PENSAMIENTO


1. A modo de introducción

Abordar el pensamiento de Nietzsche es ciertamente complicado y que es un pensamiento en continua evolución. Asciende y desciende continuamente. Además, él no quiso nunca, fiel a su propias posiciones, ser sistemático ya que ésta era una de las aberraciones occidentales que quería criticar.

Su propio estilo, que anduvo buscando y rebuscando, hace su pensamiento enigmático, misterioso, y, por tanto abierto. En principio brillante y sugerente y, en consecuencia, abierto al terreno de simplificaciones superficiales como se ha podido ver desde su nacimiento.

Por tanto, intentar sintetizar el pensamiento de Nietzsche es interpretarlo y, como toda interpretación, puede tener momentos de luz y momentos de sombra. Pedimos perdón por estos últimos, si los hubiera pero, en el fondo, nos parece que como el propio Nietzsche reconoció finalmente, él no era el hombre que tenía que venir, él pertenecía a la categoría peligrosa y siempre acechante del hombre occidental –el último hombre-. Y, ¿no es esto un reconocimiento implícito de que su pensamiento, aunque pretenda no ser sistemático y racional, en el fondo lo es? Desde este supuesto, nos atrevemos a intentar una síntesis, racional y sistemática, del mismo, una interpretación.

2. Lo apolíneo y lo dionisíaco

En Leipzig, durante su período universitario, Nietzsche lee El mundo como voluntad y representación de Schopenhauer.

Se siente sumamente impresionado. Siguiendo sus huellas piensa que la vida es una irracionalidad cruel y ciega, dolor y destrucción. El arte es el único que puede ofrecer al individuo la fuerza y capacidad necesarias para afrontar el dolor de la vida, diciéndole , afirmándola.

Así, en 1872, siendo ya profesor universitario en Basilea, escribe El origen de la tragedia, su primera obra, en la que afirma que los griegos (presocráticos) sabían que la vida es terrible, inexplicable y peligrosa. Pero aunque comprendían el carácter real del mundo y de la vida humana no se entregaban al pesimismo volviendo las espaldas a la vida. Lo que hacían era transformar el mundo y la vida por medio del arte. Y por eso eran capaces de decir al mundo como fenómeno estético.

Ahora bien, había dos formas de hacerlo, las actitudes apolínea y dionisíaca.

Apolo es símbolo de la luz, de medida, de límite. Representa el principio de individuación. La actitud apolínea está expresada en el mundo brillante de la visión de las divinidades olímpicas.

Bajo la moderación, bajo su devoción al arte, a la belleza y a la forma Nietzsche ve el oscuro, turgente e informe torrente del instinto, del impulso y la pasión que tiende a arrasar todo a su paso

Dionisio, por el contrario, es el símbolo de la vida misma, que rompe todas las barreras e ignora todas las limitaciones.

En los ritos dionisíacos los devotos, ebrios, pasaban a ser uno con la vida. Las barreras establecidas por el principio de individuación tienden a derrumbarse. Se lanzan a la corriente de la vida patentizando la unidad primordial.

Ahora bien, si aceptamos que la vida es en sí misma un objeto de horror y terror, dolor y sufrimiento, y que el pesimismo -en la actitud negativa de la vida- puede eludirse sólo por la transmutación estética de la realidad, existen sólo dos formas de hacerlo:

  1. Cubrir la realidad con un velo estético creando un mundo ideal de forma y belleza. Esta es la forma apolínea, que tuvo su expresión en la mitología olímpica, en las artes épicas y plásticas.
  2. La otra posibilidad es la de afirmar triunfalmente y abrazar la existencia en toda su oscuridad y horror, dolor y sufrimiento. Ésta es la actitud dionisíaca y sus formas artísticas peculiares son la tragedia y la música. La tragedia transforma realmente la existencia en un fenómeno estético y la exhibe, la afirma.

    La tragedia griega no es mero espectáculo. En ella asistimos a una historia que nos cuenta el coro. Así la historia misma es espectáculo para el coro. Y la historia que cuenta el coro, espectáculo para el espectador (visión apolínea). Este alejamiento de la historia misma (la vida) es transmutación estética de ella a través del coro (elemento esencial para Nietzsche de la tragedia griega) y con ello, inmersión en la vida misma. En consecuencia, la tragedia no es mero espectáculo, es la afirmación de la vida.

Lo importante de El origen de la tragedia es que para Nietzsche la suprema realización de la cultura griega radicaba en una fusión de elementos apolíneos y dionisíacos.

Nietzsche verá en esta fusión el fundamento para una norma cultural. La cultura auténtica es una unidad de la fuerzas de la vida, el elemento dionisíaco, con el amor a la forma y la belleza, característico de la actitud apolínea.

Si la existencia se justifica como un fenómeno estético, la flor de la humanidad estará constituida por aquellos que transforman la existencia en tal fenómeno y capacitan a los hombres para que la vean de este modo y la afirmen, por aquellos que con su voluntad digan a la vida de cualquier modo y en cualquier circunstancia.

En otras palabras, el genio creador será el producto cultural más elevado.

El problema es que la cultura griega entró en crisis. Cuando Eurípides intentó eliminar de la tragedia el elemento dionisíaco en favor de elementos morales e intelectualistas, eliminando para ello el coro, la clara luminosidad de la vida se transformó en la superficialidad de la razón cuyo máximo representante es Sócrates (y su discípulo Platón). Sócrates tiene la loca presunción de comprender la vida mediante la razón, de conceptualizarla, abarcarla. Así aparece la decadencia que se caracterizará por su hostilidad a la vida y que será culminada por el cristianismo y que dura, según Nietzsche, hasta su tiempo –que es el nuestro- siendo patente para él a través de las principales manifestaciones de su época: hegelianismo, socialismo, positivismo.

3. La crítica a los valores occidentales: el nihilismo

La civilización occidental es socrático-platónica-cristiana. Está asentada sobre la metafísica socrático-platónica y sobre el cristianismo y la moral que éste engendra.

Si algo caracteriza, por tanto, a la civilización (tradición) occidental es que ha trastocado la vida, es hostil a ella, la odia.

Y esto se manifiesta también en el Occidente que Nietzsche conoce. Para él tanto el idealismo alemán (hegelianismo) como el positivismo naciente, el historicismo y los socialismos "redentores" son manifestaciones tardías de lo mismo.

La crítica de Nietzsche a la tradición occidental se dirige fundamentalmente en tres frentes:

  1. La crítica a la metafísica socrático-platónica.
  2. La crítica al cristianismo.
  3. La crítica a la moral (socrático-cristiana). (Moral de esclavos).

3.1. La crítica a la metafísica occidental

La metafísica tradicional se asienta sobre un error: considerar que los valores de las cosas no están en ellas (en la vida) sino en un mundo ultraterreno de esencias.

Así el filósofo ha inventado otro mundo para explicar este. Curiosamente un mundo antitético que se opone y niega a este. El mundo real se opone al mundo del devenir que es el del no-ser. Lo que tiene de ser este mundo se encuentra fuera de él. Lo tiene "de prestado".

Dentro de la crítica nietzschana a la metafísica podemos distinguir dos aspectos:

  1. Aspecto ontológico.
  2. Aspecto gnoseológico.

3.1.1. Aspecto ontológico

La investigación de la filosofía occidental acerca de la realidad es la investigación del Ser. Es decir, del fundamento último e inmutable de la realidad. Ese fundamento es lo único real. Además, la condición de posibilidad de la realidad.

Nietzsche cree que es extramundano ya que el mundo es movimiento continuo, devenir, no-ser.

Por tanto, el filósofo occidental distingue entre realidad y apariencia. El mundo en que nos desenvolvemos es el mundo de la apariencia.

Nietzsche piensa que este juicio de valor es un juicio negativo porque niega la realidad fundamental: la vida. La vida es la realidad primordial. Y esta es devenir. Por eso hay que acabar con toda la ontología que niegue la vida que no la deje ser como ella es.

En  El crepúsculo de los ídolos reclama el nombre de Heráclito que -aunque también cayó en el error- fue el que se opuso a Parménides con su Ser negador de la vida.

La razón (tal como la presenta Occidente) es la causa de que todos falseemos el testimonio de los sentidos.

En esa misma obra Nietzsche "condensa" su crítica a la ontología occidental en cuatro tesis:

"Primera tesis. Las razones por las que "este" mundo ha sido calificado de aparente fundamentan, antes bien, su realidad -otra especie de realidad es absolutamente indemostrable".

¿Qué quiere decir aquí Nietzsche? ¿Por qué las razones que han utilizado para atacar -quitar realidad- al mundo lo fundamentan?

Las categorías que emplea la ontología occidental desde los modos de ser aristotélicos hasta los modos de conocer kantianos muestran, intentan justificar, la realidad de lo que ellos llaman apariencia pero no son más que máscaras que, en el fondo, afirman la vida al intentar negarla. ¿Por qué? Porque tienen su base aquí.

Las categorías occidentales son, por tanto, erróneas, mas el hombre occidental necesita del error de ellas, del error de la razón, para poder vivir con cierto reposo, seguridad y calma.

"Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al "ser verdadero" de las cosas son los signos distintivos del no-ser, de la nada -a base de ponerlo en contradicción con el mundo real es como se ha construido el "mundo verdadero": un mundo aparente de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico-moral".

Lo que el mundo que la ontología clásica ha llamado "real" es "aparente". Es ilusorio porque basa sus categorías en la nada. La nada es la negación del ser, y el auténtico ser es la vida. Además, apunta la causa de este odio contra la vida: el punto de vista de la moral inventada por los débiles que intenta contener a los fuertes que son los únicos capaces de asumir la única realidad existente, la vida, en toda su crudeza.

"Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de "otro" mundo distinto de éste no tiene sentido, presuponiendo que no domine en nosotros un instinto de calumnia, de empequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomamos venganza de la vida con la fantasmagoría de "otra" vida distinta de ésta, "mejor" que ésta".

La metafísica lleva al empequeñecimiento de la vida, al recelo contra esta, al odio. Es negar la realidad fundamental, la vida, e intentar "vengarse" de ella acallándola a toda costa o, al menos, intentándolo.

"Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo "verdadero" y en un mundo "aparente" ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en última instancia, un cristiano alevoso), es únicamente una sugestión de la décadence, -un síntoma de vida descendente... El hecho de que el artista estime más la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues "la apariencia" significa aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida... El artista trágico no es un pesimista, -dice precisamente incluso a todo lo problemático y terrible, es dionisíaco..."

La división del mundo en "verdadero" y "aparente", división propia de la metafísica occidental y, como no, del cristianismo, es un síntoma de decadencia. Es al revés. Occidente ha transmutado la realidad, ha llamado "aparente" a lo "real" y "real" a lo "aparente". Lo que hay que hacer no es deprimirse, ser un pesimista como Schopenhauer, hay que afirmar la vida y afirmarla con la actitud dionisíaca. (Resulta curioso como Nietzsche llama a Kant "cristiano alevoso". Para nuestro autor la moral del camello -moral cristiana- y la moral del león -moral kantiana- tienen la misma base. Kant quiere rebelarse con el "Tú debes" pero sigue atado al decálogo. La solución estará para Nietzsche en la moral del niño:"Yo quiero").

3.1.2. Aspecto gnoseológico.

En toda la gnoseología defendida por la metafísica occidental cuando la realidad es conocida (no vamos a entrar aquí en la diferencia entre realismo e idealismo) se crea un concepto.

El concepto es la aprehensión, delimitación, comprensión de la realidad. El concepto, en cierto modo, "inmoviliza" la realidad y la "uniformiza" (recoge lo común, lo general a una clase, a una especie).

Nietzsche critica por tanto los conceptos, las categorías. Es absurdo pues la realidad es el devenir y el cambio. El concepto carece totalmente de sentido.

¿Y la verdad?

Lógicamente no existe. La verdad es un conjunto de metáforas, de generalizaciones, de ilusiones que el uso y la costumbre han impuesto y cuya naturaleza hemos olvidado.

"Metáforas ya olvidadas que han perdido su fuerza sensible, monedas que han perdido su imagen y que ahora entran en consideración como metal, no como tales monedas"- escribirá Nietzsche.

Queda claro que no hay una verdad absoluta. Este concepto es una invención de los filósofos que insatisfechos del mundo del devenir anhelan el confortable mundo del ser.

La verdad es ese género de error sin el cual un determinado tipo de seres vivos, los débiles, no podría vivir. La valoración de la vida es, en definitiva, lo más importante, lo único importante.

Y si la verdad no existe. ¿Qué es el lenguaje?

Evidentemente para Nietzsche el lenguaje es el resultado de la razón. Es una creación de la civilización occidental para justificarse a sí misma. Es el abogado permanente de nuestra razón.

A partir del lenguaje surgen y se justifican las categorías fundamentales de occidente: yo, ser, sustancia, cosa, facultad...

Hay que luchar contra el lenguaje porque la vida no se puede conceptualizar, encerrar en palabras, comunicar. Y mientras no nos desembaracemos de él no podremos superar la cultura occidental.

3.2. La crítica al cristianismo: "Dios ha muerto"

El otro gran pilar de la civilización occidental es el teísmo, la afirmación de la existencia de Dios. Y esta se ha concretado en Occidente en el cristianismo.

Nietzsche piensa que el concepto de Dios ha sido hasta ahora la objeción mayor contra la existencia. Con Dios se declara la guerra a la vida, a la naturaleza y a la voluntad de vivir. Dios es la fórmula de toda calumnia contra este mundo y de toda mentira respecto al más allá.

¿Por qué el teísmo occidental y su máxima expresión -el cristianismo- son hostiles a la vida?

Cree que el cristianismo actúa sobre los hombres haciéndoles débiles, sumisos, resignados, humildes. Tortura su conciencia y los incapacita para desarrollarse libremente. El cristianismo es la religión de la compasión, de la muerte, no de la vida.

Pero hoy se alumbra una gran novedad. En Occidente se empieza a proclamar la muerte de Dios. Se abre el camino hacia la vida, hacia el desarrollo de un nuevo hombre.

El acontecimiento más grande de la Historia -que la divide en dos- es la muerte de Dios, no el nacimiento de Cristo.

En el cristianismo Nietzsche distingue dos figuras: la de Jesús y la de S. Pablo.

Jesús es un hombre digno de admiración, el hombre más noble. Él murió para indicar cómo hay que vivir: su comportamiento ante los jueces, los esbirros, los acusadores y ante toda clase de calumnias y escarnios, su comportamiento en la cruz.

Pero apareció S. Pablo, el apóstol de la venganza, que transformó el cristianismo en Iglesia convirtiéndose en rebelde contra todo lo privilegiado. Siempre luchando por la uniformidad, por la igualdad de derechos. Con su hipócrita ideal de santidad, va bebiendo hasta la última gota de sangre, de amor, de esperanza y de vida.

3.3. La crítica a la moral: la moral de los esclavos

El fruto más granado de la metafísica socrático-platónica y del cristianismo es lo que Nietzsche denominará la moral de los esclavos.

Esta denominación aparece en Más allá del bien y del mal, obra en la que distingue los dos tipos de moral que han coexistido y coexisten: la moral de los señores y la moral de los esclavos.

La que más ha predominado ha sido la segunda. Ésta, que en La genealogía de la moral llamará moral del resentimiento, es la moral de los débiles. Ellos la han constituido para poder acallar y dominar al fuerte. Por eso, cualidades como la simpatía, la bondad, la humildad, etc., son ensalzadas como virtudes y los individuos fuertes e independientes son considerados como peligrosos, malos.

La moral de los esclavos es la moral del rebaño, la negadora de la vida.

Hay que transmutar la moral y los valores que defiende para que nazca un nuevo tipo de hombre. Hace falta ir más allá del bien y del mal. Crear unos nuevos valores y una nueva moral en la que la vida sea el valor fundamental.

3.4. El nihilismo

La propia civilización occidental debido a sus fallas internas desembocará en el nihilismo.

¿Por qué?

Porque los hombres de Occidente se están quedando sin metafísica, sin Dios y sin moral. Todos los valores que ellos habían defendido están desapareciendo a pasos agigantados y no conocen otros.

Nietzsche considera que el nihilismo puede ser de dos tipos:

  1. Nihilismo pasivo. Consiste en la aceptación pesimista de la ausencia de valores y la falta de sentido de la existencia (Schopenhauer). Éste se da, y se dará, pero no es el que le interesa. (A pesar de que a lo largo de toda su vida el mismo Nietzsche intentara librarse del pesimismo heredado de Schopenhauer, no lo consiguió. De hecho él nunca se proclamó modelo del nuevo hombre sino sólo su profeta. Es decir, el último hombre occidental).
  2. Nihilismo activo. Nietzsche profetiza su advenimiento. Busca destruir todo aquello que existía despejando el camino hacia un nuevo horizonte, hacia la transformación de los valores, hacia el nacimiento de un nuevo tipo de hombre. En definitiva, hacia la afirmación de la vida.

4. La propuesta de Nietzsche

La crítica a la tradición occidental que acabamos de estudiar tiene ya bastante de propuesta pero Nietzsche no se contenta con sugerir, tiene que afirmar.

Tres son las ideas de su propuesta. Ideas íntimamente relacionadas entre sí y que no pueden entenderse aisladamente aunque a la hora de explicarlas tengamos que separarlas:

  1. La voluntad de poder.
  2. El eterno retorno.
  3. El superhombre (Übermensch).

4.1. La voluntad de poder: el sentido de la tierra.

La idea de la voluntad de poder es la última que desarrolló Nietzsche. Es cierto que entre sus notas podemos encontrar todo un primer desarrollo de ésta al comentar la lectura de un libro sobre Napoleón ya en el año 1880. Entonces la denominó sensación de poder. Pero realmente dicha idea aparece esbozada en Así habló Zaratustra y comienza su desarrollo en La genealogía de la moral. Desde ahí se suceden sus comentarios sobre la idea de escribir una gran obra titulada La voluntad de poder e innumerables anotaciones con proyectos sucesivos de índices de dicho libro. Pero nunca la escribió.

Sin embargo, aunque esta idea no es la primera de su propuesta en su alumbramiento y desarrollo, es decir, no es la bisagra o el nuevo centro de gravedad como le atribuirá a la idea del eterno retorno, sí nos atreveríamos a afirmar -con mucha modestia- que es la que da sentido a toda su propuesta. Por eso, nos decidimos a abordarla en primer lugar, conscientes de que en su desarrollo es la última.

El nihilismo (activo) nos lleva a patentizar la auténtica realidad del mundo y de la vida. El devenir constante, la afirmación de la vida. A esto llama Nietzsche voluntad de poder. (El acto de afirmación es un acto de voluntad y mientras más se afirma, más poder y mientras más poder, más se afirma).

Es, al fin y al cabo, la expresión de la instintividad de la vida; la vuelta a las actitudes dionisíacas. Instintividad que se expresa en el fondo del individuo como superación continua de sí mismo y que se manifiesta en cada una de sus máscaras como egoísmo, como voluntad de ser señor.

El concepto de voluntad de poder es la clave de la nueva ontología establecida por Nietzsche (ontología dinámica) y de la nueva gnoseología (la nueva "razón" será irracional desde el punto de vista tradicional).

El deseo de conocimiento depende de la voluntad de poder. Es decir, del impulso de un tipo determinado de seres de dominar un cierto campo de la realidad y ponerlo a su servicio.

El objetivo del conocimiento no es saber sino controlar. Por eso es un proceso de interpretación basado en las necesidades vitales y expresa el deseo de controlar el flujo del devenir, incontrolable de otro modo. Controlar sometiéndose a ese flujo y a sus exigencias, claro está.

Si en eso queda el conocimiento, ¿en qué la verdad?

La verdad es lo que se ha llamado error. Es voluntad de poder, voluntad de apariencia, de ilusión. Pero esta voluntad es más profunda que la voluntad de verdad proclamada por Occidente y denominada por Schopenhauer voluntad de vivir. Es más profunda porque reconoce y conoce la realidad auténtica del ser: el devenir, la vida, y sabe que la razón humana jamás podrá comprenderla, encerrarla en conceptos, en categorías.

¿Y el lenguaje?

El lenguaje es entendido como metáfora. La imaginación del hombre logra a través de la metáfora una integración de diversidades. Así no se cae en el inmovilismo del concepto pues la metáfora es abierta como la vida, contradictoria, viva.

La metáfora funde en Nietzsche sus dos vocaciones insuperables, la del científico y la del poeta (artista). Es el medio para superar toda concepción meramente estética de la realidad, como defendía en El origen de la tragedia, y el medio de superar toda concepción basada meramente en el conocimiento (ciencia) que sería puramente racional. Pero esta superación resulta integradora porque surge un nuevo tipo de artista y un nuevo tipo de conocimiento con un nuevo tipo de expresión. Todo ello más allá de Occidente y sus valores. De ahí que la expresión más pura de la metáfora y de su estilo literario se encuentre en los discursos de Zaratustra, profeta y bufón. En definitiva, la metáfora es expresión de la vida mediante la voluntad de poder y el hombre es la expresión del "sentido de la tierra", de la vida que, por la voluntad de poder es ante todo creador, creativo.

4.2. El eterno retorno.

La idea del eterno retorno es fundamental dentro del pensamiento de Nietzsche. En el verano de 1881 Nietzsche llega a alumbrarla como el nuevo centro de gravedad de su pensamiento.

La primera formulación y, quizás la más clara, es la que aparece en La gaya ciencia. Allí afirma que esta vida tal como la hemos vivido y la vivimos se repetirá innumerables veces sin que haya novedad alguna en ella. Todo, absolutamente todo, hasta los detalles más nimios, volverán en el mismo lugar y en el mismo tiempo.

Dicha idea ya había sido tratada en la Antigüedad clásica que Nietzsche conocía con gran perfección. Además, sabemos que hay tres obras de su tiempo en las cuales se aborda también dicha idea: La fuerza. Una cosmovisión real-monísta  de Vogt, La eternidad por los astros de Blanqui y El hombre y las sociedades de Le Bon.

De estas tres obras Nietzsche leyó, con posterioridad al descubrimiento de su nueva idea, las dos primeras.

Traemos esto a colación porque quizás la afirmación que hace Vogt en su obra nos haga comprender qué sentido tiene la idea del eterno retorno en el pensamiento de Nietzsche. Vogt afirma que sólo hay dos opciones posibles: o creer en Dios, o creer en el eterno retorno.

En este sentido, quizás Nietzsche haya encontrado en la idea del eterno retorno el punto sobre el que articular su concepción de la vida como voluntad de poder. Así, al final de Así habló Zaratustra  en “El canto del noctámbulo” nos dará la clave: Todo placer quiere eternidad, profunda eternidad. (Si la vida que es puramente material, terrestre, se reduce a voluntad de poder, y ésta no es más que la primacía del instinto, se comprende que todo se mida en clave de placer y que las ansias de inmortalidad que tiene todo ser humano en su interior, y que Nietzsche percibía con angustiosa exigencia, se vislumbren también en el placer. Por eso, la vida, como bien percibieron los griegos es cíclica, anillo de eternidad –annullus aternitatis-).

Nietzsche intentó buscar una confirmación científica de su idea y en esto se encontró con la oposición a ella que expresaba Dühring en su Curso de Filosofía  y la oposición del científico Carl von Nägeli en su conferencia Teoría mecánico-fisiológica de la doctrina del origen.

Nietzsche se debatía entre la certeza y la duda y, de hecho, él mismo intentó alguna suerte de demostración científica. De ellas, cabe destacar la que más le convencía: El mundo de las fuerzas no disminuye pues entonces habría desaparecido en el tiempo infinito. Tampoco se detiene pues entonces habría dejado de existir. Por tanto, nunca tiene un instante de quietud y sea cual sea el estado que puede alcanzar lo habrá hecho infinitas veces.

A pesar de sus intentos de demostración, la idea del eterno retorno se convierte para Nietzsche en una fe –curiosamente casi religiosa-. La idea del eterno retorno es la que confiere a la vida una impronta de eternidad, la que permite forjar la vida como una obra de arte; la que confirma el fin de toda finalidad en el universo ya que éste no tiene ningún propósito ni moral, ni estético, ni divino; la que permite, en fin, que se pueda afirmar la vida en su totalidad, con sus momentos de dolor y placer, de verdad y error, de bien y de mal. Por eso, habrá que musitar –como una oración- el Amén de Zaratustra-Nietzsche: “Así quería que fuese, así quiero que sea, así querré que sea en el futuro”.

4.3. La superación del hombre: el superhombre

El concepto del superhombre (Übermensch: Über -sobre, por encima de- y Mensch -hombre en sentido genérico, Humanidad) surge en el invierno de 1883 en medio de una profunda crisis personal que le llevó a nuestro pensador, como él mismo confiesa, a las puertas del suicidio.

Este concepto aparece en Así habló Zaratustra y viene a sustituir al concepto de hombre terrestre universal que había sido expuesto en 1881. En esta época de pleno optimismo estaba convencido de que el nuevo hombre, el hombre terrestre, él mismo, sería capaz de liberarse de todos los yugos, en especial del pesimismo preconizado por Schopenhauer, y lanzarse a la afirmación de la vida dispuesto a vivir el annullus aeternitatis (eterno retorno).

Pero ahora ha descubierto que dicha tarea no es posible para el hombre terrestre. Éste es el último hombre que lo único que puede hacer es criticar a Occidente y profetizar la venida de un nuevo hombre que esté más allá, por encima del último hombre. Ese nuevo hombre es el superhombre.

Nietzsche reclama una realidad guiada por un hombre "irracional": voluntad de poder. Un hombre en el que se hayan superado todos los errores de Occidente. Un hombre sin Dios. Un hombre que asuma la vida en toda su fuerza. Un hombre que ame la vida, que sea pura instintividad. Por eso este nuevo modelo humano está más allá del hombre occidental y sólo será posible cuando la civilización que está por venir se haga real.

Luchar por su pronto advenimiento es la misión del último hombre: Zaratustra (Nietzsche). Él es el profeta de este hombre más allá del hombre. Su misión es luchar porque en los hombres domine la vida. Por eso hay que criticar al hombre occidental.

Así nos encontramos al inquieto y cada vez más angustiado Nietzsche, consciente de sus limitaciones y atravesado por el nihilismo pesimista schopenhaueriano. Lucha contra la razón, Dios, el cristianismo y la moral del rebaño pero se encuentra racional, cristiano e incapaz de salir del rebaño. Pero, aunque herido de pesimismo, lucha hasta el último estertor de cordura por poner las bases para que aparezca el que ha de venir asumiendo así su misión de puente (profeta) entre la irracionalidad ciega de la vida (voluntad de poder que superándose siempre a sí misma, en continua afirmación, retorna eternamente) y el hombre que pueda vivir como la vida exige, el superhombre.

De ahí su testamento, el sentido de su lucha, su proclama, su profecía, su grito de guerra en la máscara de Zaratustra: “Dios murió: ahora nosotros queremos que viva el superhombre".

¿Realidad o mito? Los comentaristas de Nietzsche se multiplican en interpretaciones. Pero, al menos, el superhombre vive en la coherencia interna su pensamiento, a pesar de su lucha contra toda sistematicidad. Coherencia que le llevó a vivir una vida de angustia y de inquietud, renunciando a la felicidad -ideal de los idiotas- sumiéndole –quizás no como única causa- en la sombra de la locura.

Quizás, lo que Nietzsche enseñe a nuestro Occidente decadente, a pesar de que él nos llamaría “cristianos alevosos”, si leyese estas líneas, es su voluntad de coherencia. La filosofía no es mero decir, es ante todo vivir y la teoría pide y exige coherencia en la vida. Ahí está la prueba de fuego de la irrenunciable teoría.

6. TEXTOS


  1. “¿Cómo puede lo que es feo e inarmónico, el contenido del mito trágico, suscitar el placer estético?

    (...) Será necesario emprender audazmente el vuelo para penetrar en una metafísica del arte, pues repito cuanto ya he dicho, o sea, que la existencia, el mundo, sólo se justifica en tanto que fenómeno estético: y en este sentido, es el mito trágico lo que nos convence de que incluso lo que es feo e inarmónico es un juego artístico que la voluntad juega consigo misma en la plenitud eterna de su placer”. (NIETZSCHE, F. El nacimiento de la tragedia, cap. 24).
  2. "¿Qué es pues la verdad? Una legión de metáforas y de antropomorfismos en movimiento; en definitiva una suma de relaciones humanas que han sido elevadas, trasladadas y adornadas con los medios de la poesía y la retórica y que, luego de un largo uso, le parecen a un pueblo firmemente canónicas y obligatorias. Las verdades son ilusiones que se han olvidado que son tales.

    (...) ¿De dónde proviene el afán de verdad? (...) Del compromiso a mentir de acuerdo con una convención establecida; a mentir en rebaño según un estilo obligatorio para todos. Eso sí, el hombre olvida, desde luego que es esto lo que ocurre. Miente, pues, tal como digo, inconscientemente y por hábito centenario. Y precisamente gracias a esta inconsistencia, gracias a este olvido, es como llega al sentimiento de la verdad". (NIETZSCHE, F. Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. Parte primera).
  3. “Sin embargo, Él, tenía que morir. Miraba con ojos que lo veían todo, veía las profundidades y los abismos del hombre, toda su encubierta ignominia y fealdad.

    Su compasión no conoció el pudor: registraba mis repliegues más inmundos. Ese supercurioso, ese absolutamente indiscreto, ese supercompasivo, ¡tenía que morir!

    Me veía siempre: yo tenía que vengarme de semejante testigo, o morir yo mismo.

    El Dios que lo veía todo, también al hombre, ¡ese Dios tenía que morir! El hombre no soporta que semejante testigo viva”. (NIETZSCHE, F. Así habló Zaratustra, “El más feo de los hombres”, II).
  4. “El hombre común e igual se desea sólo porque los hombres débiles temen al individuo fuerte y prefieren el debilitamiento general a evolucionar hacia el individuo. En la moral actual veo la justificación del debilitamiento general, del mismo modo que el cristianismo quería debilitar y hacer iguales a los hombres fuertes y espirituales. La tendencia a la moral altruista es la sopa boba, la arena moldeable de la humanidad. La tendencia de los juicios universales es la comunidad de los sentimientos, es decir, su pobreza y su debilidad. Es la tendencia al fin de la humanidad. Las “verdades absolutas” son instrumentos de nivelación que corroen y destruyen las formas características”. (NIETZSCHE, F. Fragmentos póstumos (Comienzo 1880 – Primavera 1881), 6 [163]).
  5. “Donde divisé un ser vivo, allí encontré también voluntad de poder: e incluso en la voluntad del siervo encontré la voluntad de ser señor.

    Servir al más fuerte, a eso persuade al más débil su voluntad, que quiere ser señora de lo que es más débil todavía: tal es el único goce del que no quiere privarse.

    Y así, como el menor se entrega al mayor, para dominar y disfrutar de su poder sobre el mínimo, así también el mayor se entrega y arriesga la vida por amor al poder.

    Tal es la entrega del más fuerte: ser temeridad y riesgo, y un juego de dados con la muerte.

    Donde existen sacrificio y servicios, miradas de amor, allí hay también voluntad de dominio. Por caminos tortuosos se introduce el débil en el fortín, hasta el corazón del poderoso –y le roba el poder.

    Este secreto me ha revelado la vida: “Mira –me vino a decir-, yo soy lo que siempre debe superarse a sí mismo”.

    Vosotros llamáis a eso voluntad de engendrar, o instinto de los fines, de algo más alto, más alejado, más diversos: pero todo eso es una sola y misma realidad, un único misterio.

    Prefiero hundirme en el ocaso y renunciar a esa única cosa: en verdad, donde haya ocaso y otoño, allí la vida se inmola a sí misma -¡por el poder!

    Yo tengo que ser combate y devenir, y finalidad, y contradicción de los fines! ¡Ay, quien comprenda mi voluntad comprenderá también las sendas tortuosas por las que tengo que caminar!

    Cualesquiera cosas que yo crea, y las ame como las ame, pronto tendré que ser su adversario, y el adversario de mi amor: así lo quiere mi voluntad.

    Y también tú, hombre del conocimiento, no eres sino un sendero y una huella de mi voluntad: ¡en verdad, mi voluntad de poder sigue igualmente las huellas de tu voluntad de verdad!

    No ha dado ciertamente en el blanco de la verdad quien contra ella lanzó la frase “voluntad de existir”: ¡tal voluntad no existe!

    Lo que no existe no puede querer; y lo que está en la existencia, ¿cómo habría de apetecer lo que ya tiene?

    Solamente hay voluntad allí donde hay vida: pero no voluntad de vida, sino –tal es mi doctrina- ¡voluntad de poder!

    Muchas cosas tiene el viviente en mayor aprecio que su propia vida. Mas en su propio apreciar habla -¡la voluntad de poder!” ". (NIETZSCHE, F. Así habló Zaratustra. “De la superación de sí mismo”).
  6. "Esta vida, tal como ahora la vives y la has vivido, tendrás que vivirla otra vez y otras innumerables veces, y no habrá nunca nada nuevo en ella; al contrario, cada dolor y cada placer, cada pensamiento y cada suspiro, todo lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño de tu vida volverá a ti, y todo en la misma secuencia y sucesión; incluso esta araña y ese rayo de luna entre las ramas, incluso este instante (...). El eterno reloj de arena de la existencia se invertirá de nuevo, ¡y tú con él, grano de polvo!”. (NIETZSCHE, F. La gaya ciencia. Libro cuarto. Aforismo 341).
  7. “El mundo de las fuerzas no disminuye; de lo contrario se habría debilitado habría perecido en el tiempo infinito. El mundo de las fuerzas no se detiene; de lo contrario habría llegado al estancamiento y el reloj de la existencia se habría detenido. Por consiguiente, el mundo de las fuerzas no llega nunca a un equilibrio, nunca tiene un instante de quietud, su fuerza y su movimiento son igualmente grandes en cualquier tiempo. Sea cual sea el estado que este mundo puede alcanzar, tiene que haberlo alcanzado ya, y no una vez sino infinitas veces. Por ejemplo, este instante: estaba ya aquí la vez anterior y muchas otras veces y regresará otras tantas, con todas las fuerzas distribuidas exactamente como ahora; lo mismo ocurre con el instante que generó éste y con el que será hijo del instante actual”. (NIETZSCHE, F. Fragmentos póstumos (Primavera 1881 – Verano 1882), 11 [148]).
  8. "¡Ahora Dios ha muerto! ¡Oh hombres superiores, aquel Dios era vuestro peligro más grave. Sólo ahora que él yace en su sepulcro, podéis decir que habéis resucitado. Ahora está cerca el gran mediodía: ¡sólo ahora el hombre superior se convierte en amo! ¿Comprendéis estas palabras, hermanos? Estáis aterrados: ¿quizás os domina el vértigo? ¿Se abre de par en par ante vosotros el abismo? ¿Quizás lucha contra vosotros el can infernal? ¡Pues bien, ánimo hombres superiores! Ahora es cuando la montaña del devenir humano se agita con los dolores del parto. Dios murió: ahora nosotros queremos que viva el superhombre". (NIETZSCHE, F. Así habló Zaratustra, “Del hombre superior”, II).
  9. “¿Habéis aprendido ya mi canción? ¿Habéis adivinado lo que quiere decir? ¡Adelante, pues, hombres superiores, entonad mi canto de ronda!

    Cantadme ahora vosotros la canción cuyo nombre es Otra vez, y cuyo sentido es “por toda eternidad”. ¡Cantadme vosotros, hombres superiores, el canto de ronda de Zaratustra!

    ¡Alerta, hombre!
    ¿Qué dice la profunda medianoche?
    ¡He dormido, he dormido!
    ¡He despertado de mi profundo sueño!
    ¡El mundo es profundo,
    y más profundo de lo que pensaba el día!
    ¡Profundo es su dolor!
    ¡El placer es más profundo aún que es el sufrimiento!
    El dolor dice: ¡pasa!
    Mas todo placer quiere eternidad,
    ¡quiere profunda, profunda eternidad!”

    (NIETZSCHE, F. Así habló Zaratustra, “El canto del noctámbulo”, XII).
  10. " Espíritu es la vida que se desgarra a sí misma en vivo, aumentando su saber con su propio tormento (...). ¡Del espíritu sólo conocéis las chispas, pero no veis que el espíritu es un yunque y menos aún que la crueldad es un mazo”. (NIETZSCHE, F. Así habló Zaratustra, II, “Los sabios famosos”).
  11. “Así caí yo mismo una vez
    desde mi locura por la verdad,
    desde mis anhelos por el día,
    cansado del día, enfermo de luz,
    -caí hacia abajo, hacia la noche, hacia la sombra,
    por una verdad
    quemado y sediento”.

    (NIETZSCHE, F. Ditirambos de Dionisos “¡Sólo bufón! ¡Sólo poeta!”).